Al margen de los servicios prestados a la oprobiosa dictadura de Trujillo, es innegable que abordar la vida profesional de Ramón Marrero Aristy es hacer referencia a uno de los dominicanos de mayor brillantez y solidez intelectual de su época.
Se trata de un exquisito novelista, diligente periodista, refinado cuentista, acucioso historiador y preclaro diplomático, nacido en San Rafael del Yuma, en 1913.
Inició su formación académica en el campo del periodismo en la Universidad de Santo Domingo y ejerció su carrera como reportero y articulista en los periódicos La Nación, El Caribe y Listín Diario.
Durante varios años, el régimen trujillista lo incluyó en el adocenado grupo de los intelectuales disponibles y amaestrados por el cuestionable y repudiable modelo de gobernanza.
Luego de haber realizado apreciables aportes a la historiografía y la narrativa dominicana, poniendo de manifiesto la cruda realidad social del campesinado y los obreros del país, Ramón Marrero Aristy, traspasa lo local y alcanza una altura literaria de dimensión memorable al publicar, en 1939, la novela Over, que consagra a su autor como uno de los principales cultores de la novelística criolla del siglo XX.
En la referida obra, unas veces utilizando expresiones de insuperable belleza, sin limitar la profundidad y sobretodo, repuntando el dolor que lacera el alma humana, expone el novelista Aristy el cuestionable e inaceptable engaño a que, durante un considerable tiempo, fueron sometidos los braceros cañeros en el espacio de subsistencia conocido como El Batey, en donde a diario se olfateaba y saboreaba el néctar de la azúcar paradójicamente amarga.
Sobre esa unidad socio-territorial el connotado intelectual, estampa con pinceladas impresionantes, salpicadas de una retórica esplendorosa y fascinante, un auténtico retrato de las vivencias cotidianas de los obreros y las familias sumergidas en esa realidad productiva.
Concatenando de manera prudente y respetando el brillo de algunas de las atractivas exposiciones vertidas por Ramón Marrero Aristy en Over, bajo el riesgo de la osadía y con el único propósito de reproducir la conceptualización vertida por el destacado escritor en cuestión, a continuación procuraremos delinear lo que realmente ha sido y continúa siendo un Batey en la República Dominicana y cuál es el modo de subsistencia que allí prevalece, no importa esté habitado por braceros nacionales o haitianos.
Siguiendo sin orden y quizás accidentando la lógica de exposición del destacado intelectual, oriundo de la región Este del país, observamos lo que nos dice al respecto.
Es en el Batey donde son muy duros los días sin pan.
Allí, el hombre es un náufrago en la tierra y debe asirse a los primero que encuentra para no perecer.
Los días del Batey son callados.
Las noches son iguales.
Los hombres se calientan al sol, cubiertos de harapos, muertos de hambre.
Todos juntos forman una parte de la humanidad cuya hambre no se apaga jamás.
Gastan sus vidas inútilmente en los cañaverales.
Comparten amarguras cuya intensidad jamás podrán expresar.
Es en el Batey donde el ron quema por dentro y el sol calcina por fuera.
En pocas palabras, es en este submundo conocido como Batey donde a pesar del trabajo, el sacrificio, el amor y el calor, se nos enfría la Esperanza…
Créanme, agregar más… no es necesario.
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