El sábado 16 de julio último, asumió la rectoría de la UASD, el maestro Editrudis Beltrán, un producto uasdiano de alrededor de cincuenta años de añejamiento dentro de la institución más vieja del Nuevo Mundo. Esta vieja data hacía que muchos llegasen a pensar que dicho rector sería un anacronismo, pues la educación superior del siglo XXI está abocada a serias transformaciones en razón de que, el sistema educativo actual, tiene su base en el academicismo medieval.
Lo que implica que, requiere, urgentemente, ser readecuado a la realidad del siglo XXI. Resulta que si bien la UASD dice seguir la evolución natural de las universidades y, particularmente, ser heredera de la tradición del Movimiento Renovador, todo mundo sabe que dicha filosofía requiere una sabia adaptación a los requerimientos actuales del conocimiento, esto es: muchas profesiones están desapareciendo, otras se están creando y la denominada carga académica, no resiste más de cinco años de duración porque los conocimientos se están renovando en periodos inferiores a un lustro.
Lo que se traduce en el hecho de que hoy en día, no se requieren títulos nobiliarios medievales como los califica Pierre Bourdieu, sino capacidad de adaptación a los nuevos conocimientos. Es decir, hoy no basta con ser una enciclopedia andante, sino que se requiere capacidad para constantemente, innovar, renovar y ser creativo, pues el conocimiento no es más una enciclopedia sino una creatividad que constantemente está auto renovándose, adaptándose y operando en condiciones nuevas. Tan nuevas como para que ya no se hable solo de conocimiento humano sino que se añade inteligencia artificial, pues ya un humano sabio no debe prepararse solo para competir con otro ser humano, sino que, ha de prepararse para competir con la denominada inteligencia artificial, la cual, tampoco es un todo acabado sino en constante transformación. La educación por competencia es una educación para el mercado, pero un mercado en constante cambios debido a los avances tecnológicos tampoco es la solución, es solo un paliativo, la clave es innovar constantemente, reinventarse cada día. Es ahí donde se requiere de que la investigación vaya de la mano con la docencia. Este es el punto. Por tanto, más o menos burocracia, más o menos repartos, no añade nada a la solución del problema.
Debido a esta situación, la universidad europea, sigue haciendo hincapié en que una academia, para ser competitiva, debe doctorar a la mayor parte de su matrícula profesoral, pero es consciente de que la creatividad la tienen las universidades asiáticas y las universidades estadounidenses, pues dichas academias no centran su actividad principal en los conocimientos académicos, ni en competencias, sino en los requerimientos de sus fuerzas productivas. Es decir, no imponen tecnología al mundo de la producción sino que por el contrario, crean los conocimientos que demanda el mercado de la creatividad empresarial. En EEUU no se demanda doctores, se demandan hackers en capacidad de responder a requerimientos tecnológicos empresariales determinados, es decir, existe una creatividad basada en el empirismo por necesidades del mundo productivo. Corea es mejor ejemplo, la creatividad de la economía naranja tiene como vanguardia a menores, es decir, a humanos que todavía no han llegado a la educación suprior y, sin embargo, están en la cima de la creatividad.
Así las cosas, y para sorpresa de muchos, la pieza discursiva del rector magnífico de la UASD responde a esos requerimientos, no sin antes plantear la necesidad de adecuación de las aulas a la necesaria tecnología a esos fines, lo cual entiende, revolucionará no solo a la UASD sino que, también gravitara sobre el mercado de universidades privadas, pues a su juicio, el peso específico de la UASD, se impondrá como modelo referente. No sin antes plantear que dicha adaptación al siglo XXI, requiere de recursos, los cuales pretende obtener, por dos vías: implica que el cambio de enfoque y la tecnología implique un uso racional y dinámico de los recursos, pero siendo esta vía necesaria pero insuficiente, se plantea que el Estado provea el faltante.
Es decir, plantea un enfoque en el cual, los recursos para la educación superior, no constituyen un gasto sino una inversión del Estado, a una entidad que es la que derrama mayor equidad social en la nación, pues sus resultados están a la vista de todos. Derrumbando así a los críticos que dicen que un estudiante uasdiano sale muy caro al Estado, el nuevo rector ha demostrado que es al revés, que es la UASD la que aporta a la sociedad y al Estado las innovaciones y la movilidad social que hacen dinámica nuestra economía.
La pieza oratoria del nuevo rector, se conjuga con su dilatada experiencia, no solo docente sino administrativa. Por tanto, la escogencia de éste muestra que los uasdianos reunidos en el claustro mayor supieron escoger a quien podía adentrarlos al siglo XXI, con maestría, prudencia y eficiencia.
Eso sí, advirtió que la familia universitaria es una, con lo cual dejó dicho que, no habrá exclusiones, ni retaliaciones en su administración sino integración. Pues, quienes compitieron contra él son también uasdianos con luces que deben ser integrados al proyecto UASD siglo XXI, que encabeza el rector entrante.
Todo lo anterior, requiere reformas y formas nuevas de abordar los problemas de hoy, pues la universidad del siglo XXI, es un proyecto en construcción donde los múltiples ensayos como aquel de la competencia, no es más que uno entre muchos que todavía no se asoman a la ventana porque están en etapa temprana de laboratorio. Pero que dada la frecuencia con que las nuevas tecnologías se están incorporando a la vida cotidiana, es claro que la inteligencia artificial, nos tiene guardadas sorpresas todavía no vistas. Por tanto, es adaptar al hombre del siglo XXI a las transformaciones tecnológicas en cursos. A sabiendas de que el almacenamiento de conocimientos sin aplicación práctica no basta.
A ese discurso, habrá de anteponerse la natural resistencia al cambio, pero, como ya sabemos, la tecnología tiene la virtud de socavar toda resistencia al cambio, pues lo nuevo siempre supera lo viejo, aun en su etapa de ensayo. Donde si habrá de encontrar formula de avenencia es en lo relativo a la educación hibrida. Resulta que el nuevo rector, ha dicho que el semestre a iniciarse en agosto será presencial, sin embargo, todo parece indicar que habrá de ser hibrido, pues aquellos que se adaptaron al modelo hibrido, no deben quedar varados sino que habrán de ser integrados estudiantes que presentan materia desde su trabajo, desde sus hogares o desde el extranjero junto a profesores que se hacen lo propio, requieren de la atención del nuevo mandante porque así es la realidad presente mitad presencial mitad virtual. DLH-22-7-2022
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