Los perros realengos encuentran su “salvación” con esas partículas esparcidas que además de afear las ciudades, enferman a la gente y generan olores nauseabundos.
La escena de un espacio público adverso golpea emocionalmente la psiquis humana y podría ser devastadora cuando se trata de algo convertido en cotidianidad, como la presencia de montones de basura en cualquier avenida, plaza o calle del país.
Una sobrecarga visual y olfativa que desmorona el equilibrio de las sensaciones humanas.
Hay excepciones, afortunadamente, por la limpieza que exhiben las ciudades de La Vega, Baní o El Seibo.
Los comunitarios de esas localidades sienten orgullo y amor por su lar nativo y están comprometidos con la higiene del entorno donde viven.
Se hace difícil asimilar como sigue siendo todavía la acumulación de desperdicios sólidos uno de los problemas más acuciantes en el diario vivir de la sociedad dominicana, impactando negativamente nuestra imagen ante el visitante y creándose a la vez focos contaminantes generadores de diversas enfermedades.
Una atmósfera nada agradable, visual con la que amanecemos y dormimos llegando al extremo de que nuestros cerebros procesan y asimilan tan funestos ambientes como si fueran cosas normales, propias de nuestro subdesarrollo.
Roberto Marcallé Abreu, cáustico y fino escritor dominicano recoge en su reciente artículo titulado: “¿Qué es la vida? una ilusión” algunos episodios familiares que reflejan al mismo tiempo, la fragilidad de la vida y su entorno social.
¿Cómo influye el ambiente en que nos movemos con la paz espiritual y descanso emocional?
Confieso que transitando por espacios públicos por ejemplo en San Pedro de Macorís y Santo Domingo el martilleo emocional está presente ante los desechos sólidos lanzados a las aceras y contenes.
Imágenes muy desagradables y cuyo causante principal es la falta de educación e irresponsabilidad de muchos ciudadanos acostumbrados a tirarlo todo a la calle.
Los perros realengos encuentran su “salvación” con esas partículas esparcidas que además de afear las ciudades, enferman a la gente y generan olores nauseabundos.
Esos vertederos improvisados son en gran medida responsables del deterioro de los sistemas de desagüe en casi todas las ciudades del país porque están tapados con toneladas de basuras acumuladas por años.
De seguir así, tendrá el Gobierno Central que disponer una considerable partida del Presupuesto Nacional sólo para levantar desperdicios de la red de alcantarillado.
¿Y nuestro turismo?
Si pretendemos atraer turistas a nuestras ciudades primero hay que limpiarlas. No se trata de falta de camiones recolectores en los Ayuntamientos porque en su mayoría disponen de las unidades suficientes.
Imaginemos lo que pasaría con Punta Cana, principal centro turístico nacional, si se descuidan los servicios de limpieza allí.
El turista extranjero proveniente de países donde la limpieza de las vías públicas está garantizada detecta la suciedad y eso, debe entenderlo cada ciudadano dominicano que ama su país. No podemos vivir eternamente arropados de basuras y fétidos olores que afectan la salud de los residentes en los centros urbanos.
Ni tampoco poner en peligro la principal fuente de ingresos en divisas que tenemos.
Quizás debería cada Ayuntamiento propiciar continuamente campañas de orientación y concienciación ciudadana para contribuir a preservar la limpieza en las calles, aceras y contenes del territorio nacional. Sin la colaboración ciudadana es imposible que los síndicos puedan alcanzar éxitos en sus gestiones al frente de los cabildos.
Al mismo tiempo, hay que prestarle atención al comportamiento de la masiva población haitiana que vive en el país y que en su mayoría no tiene cultura de limpieza ni de reordenamiento de los desechos sólidos.
Los Vertederos
El destino final de los millones de toneladas de desperdicios que se producen diariamente en las principales localidades del país es otro dolor de cabeza que imposibilitan una efectiva limpieza urbana.
Oportuno que los ministros de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), Deligne Ascención y de Medio Ambiente y Recursos Naturales Miguel Ceará Hatton dejaron iniciados los trabajos de construcción de la carretera Los Casabes, principal vía de acceso al vertedero de Duquesa en Santo Domingo Norte.
La obra será construida por el MOPC y financiada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con presupuesto de más de RD$500 millones y sería concluida en unos siete meses, se informó.
Deligne Ascencion comunicó que la construcción de la vía es de mucho impacto para el Gran Santo Domingo, ya que facilitará y eficientiza la recogida de los desechos sólidos y su disposición final.
Explicó que cuando los camiones parten desde cualquier zona del Gran Santo Domingo tienen dificultad para ingresar al vertedero de Duquesa ante el deterioro de la vía de acceso que luce prácticamente intransitable, dificultando la accesibilidad, lo que limita la capacidad del levantamiento de los escombros.
Reciclaje
Ante un mundo de constante transformación y actualización tecnológica, es vergonzoso que aún estemos en la República Dominicana hablando y contemplando montones de basuras en las vías públicas.
Todavía no hemos implementado una política de reciclaje efectiva y ello explica porque menos del 5% de los residuos sólidos generados es aprovechado. Y diariamente doce mil trescientas toneladas de partículas terminan en 350 vertederos a cielo abierto en el territorio nacional, según destaca una investigación del diario El Caribe.
Artículo de Manuel Díaz Aponte