Dicen los cristianos que “Dios sabe lo que hace”. Y de algún modo tienen razón. ¿Ustedes se imaginan el país en manos del Partido de la Liberación Dominicana, tanto del verde como del morado, en una situación de crisis, con la pandemia, la guerra y la inflación que azotan el mundo de hoy? ¡No quiero ni pensarlo!
El pueblo en su sabiduría sacó del poder al PLD en el tiempo preciso. Como dicen los cristianos, los vuelvo a citar, “el tiempo de Dios es perfecto”. ¡Y lo fue!
Danilo Medina en su mediocridad patológica escogió como candidato a la presidencia de la República a Gonzalo Castillo obligando a Leonel Fernández a irse del partido y haciéndole coro al candidato opositor Luís Abinader que finalmente ganó las elecciones pese al intento de sabotaje de las elecciones y posteriormente de fraude, que no se concretó por diversas razones, incluyendo la advertencia de Estados Unidos.
Todos recuerdan la llamada al presidente Medina del ex secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, que detuvo los planes de quedarse en el poder, contra viento y marea. (Danilo y sus lacayos jamás pensaron en abandonar el poder porque sabían las consecuencias, que aún no las pagan, porque se blindaron en la justicia con fiscales y jueces comprometidos con ese pasado bochornoso de la “Era del PLD”)
Le pregunté en estos días a un alto dirigente de Participación Ciudadana qué decían los organismos internacionales sobre los niveles de corrupción durante los 16 años de la “Era del PLD”, y su respuesta fue aterradora:
“Transparencia Internacional nos evaluó en el 2018 y 2019, con puntuaciones de 28/100. Lo peor es que caímos en el ranking 126. El Foro Económico Mundial, de Davos, nos evaluó como el octavo país más corrupto del mundo, de 142 países éramos el quinto en corrupción en América Latina y el Caribe en 2019. El Banco Interamericano de Desarrollo dijo que para el 2028, se perdieron 168 mil millones de pesos como consecuencia del dispendio y la corrupción, equivalente al 3.8% del Producto Interno Bruto. El Banco Mundial estableció para el 2018 una sangría de 155 mil millones de pesos. Otro organismo multilateral habla de 141 mil millones de pesos al año que se llevaba la corrupción.
- Le pregunté, igualmente a uno de los principales economistas del país, con un doctorado y catedrático universitario de muchos años, cuántos millones de pesos se llevaba la corrupción durante la “Era del PLD”, y su respuesta fue la siguiente: la corrupción le costaba al país el 6% del PIB. Estamos hablando de 300 mil millones de pesos, ya que el 1% del PIB es equivalente a 50 mil millones de pesos”.
Ahora ustedes podrán entender porqué digo, como los cristianos, “que Dios sabe lo que hace”. Ustedes se imaginan al PLD en el poder robándose todos los años 300 mil millones de pesos al pueblo dominicano en medio de una pandemia, de una guerra casi global y de una inflación que amenaza con la estabilidad y la paz social del planeta? ¿Se imaginan algo semejante? Nos estaríamos comiendo unos con otros, fuéramos antropófagos.
La hambruna nos estaría matando. Caeríamos como moscas en las calles muertos de hambre sin encontrar un bocado en ninguna parte. El desempleo estaría alcanzando los más altos niveles. El país seguiría cerrado, sin turismo, sin zonas francas y sin inversión extranjera, porque ¿quién ¡coño! Invertiría en un país saqueado por la corrupción?
Los campos estarían en ruinas con los productores quebrados. El desabastecimiento mantendría los mercados y supermercados cerrados. Los precios de los combustibles estarían por las nubes. El país estaría cogiendo fuego por los cuatro costados.
Tendríamos una hiperinflación. Los hospitales cerrados. Robos y atracos por todas partes. Nadie estaría seguro en ningún lugar. La paz social solo se mantendría con las guardias y los policías en las calles para contener las protestas callejeras.
Por suerte el pueblo eligió a Luís Abinader, un hombre trabajador y honrado, dotado de las mejores intenciones.
Pregúntense: ¿Se imaginan al PLD, verde o morado, en el poder, en medio de la situación actual? Definitivamente, el “tiempo de Dios es perfecto”, lo dice un ateo como yo.