Para ciertos voceros de la oposición, se trata de “pura ficción” los éxitos o logros del país en la prodigiosa recuperación del turismo, la industria manufactura, las zonas francas y de otros renglones.
La implicación más compleja de esta apuesta temeraria es que por un lado se contrapone al interés nacional y a los esfuerzos del país para salir adelante, y por el otro lado desafía la tozuda voluntad de un gobernante que se ha ganado el reconocimiento de la comunidad internacional y de las fuerzas vivas de la nación por la capacidad demostrada para superar el impacto de la crisis de origen externo que ha trastocado la economía mundial.
Si en algo han coincidido el ex presidente Leonel Fernández y el liderazgo del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) es tratar de convencer a la opinión pública nacional de que la actual gestión de gobierno del presidente Luis Abinader ha resultado un fracaso total y de que el país se encuentra en una especie de callejón sin salida.
Tanto la Fuerza del Pueblo como el PLD han mantenido en los últimos dos años un discurso de oposición que raya en el tremendismo al no reconocerle al presidente Abinader ningún acierto en la conducción de la cosa pública, a pesar de que su gobierno ha sido reconocido por diversos organismos internacionales por la eficiente gestión de la pandemia del Covid-19 y la recuperación de la actividad productiva.
Para ciertos voceros de la oposición, se trata de “pura ficción” los éxitos o logros del país en la prodigiosa recuperación del turismo, la industria manufactura, las zonas francas, el sector agropecuario, la micro, pequeña y mediana empresa, y los datos y hechos que muestran la recuperación del empleo por encima del nivel previo a la pandemia, el aumento record de la inversión extranjera directa y la tasa de crecimiento del 12.3 por ciento en el 2021, a la que se agrega una proyección del 5.3% en el 2022, según la CEPAL.
Mucho menos se le ha reconocido al presidente Abinader el esfuerzo desplegado por el Gobierno para contrarrestar o mitigar el impacto de la inflación mundial asociado a la crisis sanitaria y al conflicto entre Rusia y Ucrania.
De la falta de fe a la tozuda voluntad de Luis Abinader
Basta con recurrir a Google y echar un vistazo a la prensa escrita y digital para encontrarnos con títulos como estos:
Leonel: “No vamos a tener la vacuna tampoco en febrero y quizás ni siquiera en marzo” (10 de febrero del 2021). El dato cierto es que el presidente Abinader inició la campaña de vacunación el 16 de febrero del 2021, 6 días después del fallido presagio de Leonel, y República Dominicana fue el primer país de América en levantar el confinamiento e iniciar la normalidad en todas las áreas.
“Leonel vaticina panorama sombrío para el país en 2 años. (25 de junio 2022). La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) proyecta que RD tendrá un crecimiento del 5.3% en el 2022, mientras que el Fondo Monetario Internacional apunta en julio de este año que “debido a su resiliencia y a las claras señales de sostenibilidad de sus políticas, el RD está en condiciones de enfrentar los desafíos que a nivel global se presenten en el futuro”.
“PLD vaticina el fracaso de los próximos años de gobierno de Abinader”. (16 de agosto del 2022). Luego citar las 500 obras que ejecuta el Ministerio de Obras Públicas en todo el país, incluyendo la terminación de 87 obras con una inversión de 15 mil 400 millones de pesos, el presidente Abinader expone en su discurso del pasado 16 de agosto que el país cuenta con el nivel de reservas más alto de la historia con 14 mil 500 millones de dólares, un nivel de empleos superior a la etapa preCOVID, la industria turística con un crecimiento record y el sector zonas francas proyectando un cierre de año con la mejor cifra de exportaciones de cualquier etapa anterior.
Los indicadores de todas las actividades económicas y de todos los frentes de la administración pública, muestran un desempeño superior a lo que encontró el gobierno de Abinader, Es evidente que algunos líderes de oposición -y excluyo deliberadamente al ex presidente Danilo Medina porque ha marcado distancia frente al discurso catastrófico de sus propios compañeros de partido- parecen apostar al fracaso del país, a pesar de que los hechos muestran una realidad muy diferente y un futuro esperanzador.
Cuidado con los techos de cristal
Las denuncias tremendistas y las exigencias desmesuradas de algunos voceros de la oposición, especialmente en lo que tiene que ver con las obras iniciadas o anunciadas por el Gobierno de Abinader, podrían tener un efecto boomerang y exponerse al riesgo de escupir para arriba, como se dice en el lenguaje popular.
Parecería que esos voceros no cuentan con argumentos válidos para cuestionar al Gobierno o apuestan al cretinismo o a la mala memoria de los que hemos vivido en el país en las últimas décadas.
Sobre todo cuando un líder de la dimensión del ex presidente Leonel Fernández se atreve a decir públicamente que las obras realizadas por la actual administración son una ficción o cuando define como una manipulación grosera “querer comparar obras construidas y funcionando con picazos y promesas incumplidas”.
Corre el riesgo de que alguien muestre un archivo digital o de prensa escrita recordándole la promesa de su gobierno de entregar el Malecón de Nagua, iniciado por la OISOE en el 2008, bajo la dirección de Felix Bautista, antes de las elecciones del 2010, a pesar de una inversión superior a los mil 600 millones que no fueron suficientes para terminarlo en su gestión de gobierno ni en los 8 años de Danilo Medina.
Podrían también refrescarle la memoria mostrando un titular de prensa fechado el 28 de marzo del 2008, encabezando el inicio formal de la presa Monte Grande, la demanda más emblemática de la Región Sur del país, que no fue terminada ni en su tercer período ni en los 8 años de Danilo Medina. Luis Abinader encontró ese proyecto con un 42 por ciento de construcción, y en poco más de un año lo ha llevado a un 80 por ciento de su ejecución, previéndose que sea entregada en el 2023.
Igualmente se le podría enrostrar a Fernández el titular de un importante diario matutino, específicamente de fecha 16 de septiembre del 2010, anunciando ante las fuerzas vivas de Pedernales su promesa de invertir RD$863 millones de pesos en ese olvidado pueblo del Sur.
Esas obras que incluían la construcción del acueducto de Pedernales, el canal Nizaito para canalizar sus aguas hacia las comunidades de la provincia y dos proyectos habitacionales que no se iniciaron ni terminaron.
Aunque para ser honestos hay que recordar, tal como lo muestra un titular de la prensa nacional de fecha 13 de febrero del 2016, el Ministerio de Obras Públicas inició formalmente la construcción del Malecón de Pedernales y anunció el “Corredor de Pedernales”, que incluía las carreteras de Bahía de Las Águilas, de Cabo Rojo y del Aceitillar; así como un puerto turístico. Estas obras nunca se iniciaron y poco después de las elecciones del 16 se retiraron los equipos que debían trabajar en el frente marino de Pedernales.
Otra obra importante asumida por los gobiernos del PLD fue el acueducto de Baní, cuyos trabajos se iniciaron en el 2008, pero que no pudieron ser inaugurados ni por Leonel Fernández ni por Danilo Medina. Esa importante obra fue asumida por el Gobierno de Abinader bajo la responsabilidad del actual director del INAPA, Wellington Arnaud, quien se ha comprometido entregar la obra en correcto funcionamiento en los próximos meses.
Nadie le puede regatear al presidente Abinader, sin exponerse al rechazo y al descrédito público, que en los dos años de su gestión ha mostrado la inteligencia creativa, el sentido de unidad y la voluntad de trabajo para enfrentar exitosamente el impacto del Covid-19 y del conflicto ruso-ucraniano y lograr resultados que superan los indicadores de la etapa pre pandemia, por lo menos en turismo, zonas francas, producción agropecuaria, auto-suficiencia alimentaria, inversión extranjera directa, generación de empleos, atención a los sectores vulnerables, mejora salarial, respeto a la institucionalidad, independencia de la Justicia, transparencia y lucha contra la corrupción, calidad del gasto público, estabilidad macroeconómica, apoyo a la micro pequeña y mediana empresa y aumento exponencial de las obras públicas en todo el país. (28 de agosto 2022)