La peor conspiración contra nuestra paciencia…(perdón, espérenme un momento, que me están llamando)…y contra la comunicación humana (esa, la que se hace cara a cara, voz a voz, palabra contra palabra, con el tiempo necesario o sin tiempo) es el teléfono celular que inevitablemente cargamos…(aló…sí…dígame…)… Y lo peor es que tenemos que pagar… (¡Oh, cómo jode este teléfono!)… cada minuto de pérdida de diálogo… (Espérenme, vuelvo ahora, que tengo otra llamada…)…Y ahora, cuando vuelvo a retomar la palabra, ya no recuerdo de qué les iba a hablar, ni sé cómo debió empezar o terminar este Fogaraté.