La Primera y Segunda Guerra Mundial surgieron en Europa y la actual pugna también nace en el viejo Continente.
Sí ciertamente estamos o caminamos hacia la tercera guerra mundial, ¿por qué el liderazgo que dirige el mundo no lo admite? El Papa Francisco sí lo ha dicho, pero es evidente, que el conflicto armado Rusia-Ucrania va más allá de su geografía.
Su dimensión es tal que incluso ha paralizado y encarecido las principales actividades comerciales, suministro de alimentos, gas e hidrocarburos en el mundo
Los protagonistas de esta confrontación militar y política envuelven no solamente a Rusia y Ucrania porque indirectamente participan Estados Unidos, China y los países que integran la Unión Europea (UE).
Una preocupación impacta a los países occidentales ante la militarización dispuesta por el presidente Vladimir Putin de la central nuclear de Zaporiyia, acentuando así las alarmas por la seguridad nuclear.
La Primera y Segunda Guerra Mundial surgieron en Europa y la actual pugna también nace en el viejo Continente.
Hay que insistir en el camino del diálogo y opciones diplomáticas que permitan una inmediata suspensión del accionar militar.
¿Quién se beneficiaría de una guerra nuclear? Absolutamente nadie, porque todos seríamos alcanzados por las llamas de esas mortíferas armas de destrucción masiva.
El propio Putin admitió recientemente que ningún país saldría ganador frente a una lucha armada con esos dispositivos nucleares.
Por consiguiente, lo razonable es buscar alternativas separadas de la opción militar que implique conversaciones directas entre el liderazgo ruso y ucraniano. Tal vez, el propio Papa Francisco y su amigo el patriarca ruso Kirill, encuentren una vía de solución al conflicto.
La Mediación
Ambos sostuvieron una conversación en videoconferencia para tratar la crisis rusa-ucraniana, y ha trascendido que el líder del catolicismo universal, Papa Francisco podría ir a Rusia próximamente, pero el Vaticano y el Kremlin no han confirmado esa versión.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha tratado de mediar, y su secretario general Antonio Guterres se reunió a finales de abril en Moscú, capital de la Federación de Rusia, con su presidente Vladimir Putin.
Lo propio hizo con Volodymyr Zelenskyy, presidente de Ucrania, sin embargo, no alcanzó los resultados que se esperaban.
Es una pregunta difícil de responder en un mundo donde casi una veintena de naciones están “blindadas” de poderosas armas nucleares.
Cualquier intento de mover este botón no tendrá vuelta atrás y ello generaría un efecto dominó a nivel global con consecuencias terriblemente devastadoras para la humanidad.
¿Quién aprieta primero el botón nuclear?
La estrategia de Putin se proyecta en lo político y militar habiendo aplicado en base a la primera sanción a líderes occidentales, siendo una de las más recientes la de incluir a casi 90 políticos, funcionarios, empresarios y militares canadienses en su lista negra acusándolos de facilitar armas a Ucrania.
El brazo de apoyo a Ucrania está delineado por la OTAN, que incluye 30 países, entre los que destacan potencias como Estados Unidos, Canadá, Francia y Reino Unido.
En cambio, China, Irán, Corea del Norte, Turquía y Paquistán son firmes defensores de las medidas adoptadas por el Kremlin.
No obstante,el presidente de China, Xi Jinping, plantea la opción de la mediación y diálogo para alcanzar una salida al conflicto cercano a 8 meses.
El presidente Putin dejó abierta hace unos días la posibilidad de recurrir al uso de armas nucleares en Ucrania, y al mismo tiempo, dispuso la movilización de 300 mil reservistas del ejército para apoyar las operaciones militares que mantiene en Ucrania, desde el 24 de febrero de 2022.
Esa reacción provocó la repulsa del liderazgo occidental que ve con preocupación la posición del gobierno de Putin en medio de un recrudecimiento de los ataques sobre el territorio ucraniano.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en su discurso reciente ante la 77ª sesión de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), condenó la guerra rusa-ucrania.
Inseguridad Alimentaria
Biden dijo que “es la guerra de Rusia la que está empeorando la inseguridad alimentaria, y sólo Rusia puede ponerle fin”.
De su lado, el viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, manifestó que el resuelto apoyo de Washington a Kiev está trazando una línea peligrosa.
“Hemos enviado repetidamente señales de advertencia a nuestros colegas estadounidenses de que su desenfrenado e implacable aumento de todas las formas de apoyo a Kiev, incluso con sus aliados, nos está acercando a todos a una línea peligrosa”, observó.
Probablemente estemos ante el diferendo diplomático y crisis de mayor repercusión en la relación de EE. UU. y Rusia desde aquel histórico impasse de la crisis de los misiles de Cuba, en octubre de 1962, cuando el mundo estuvo al filo de una conflagración mundial.
Tres líderes fueron protagonistas de ese conmovedor escenario: John F. Kennedy, entonces presidente de Estados Unidos; Nikita Jrushchov, presidente de Rusia y Fidel Castro Ruz, presidente de Cuba.
Que se imponga la sensatez y la vía diplomática en esta coyuntura alrededor del conflicto armado entre Rusia-Ucrania.
El asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, ha dicho que Washington responderá "contundentemente" si Rusia utiliza armas nucleares en Ucrania.
Putin vuelve a la carga
Ahora Putin ataca de otra manera apelando a maniobras y destrezas políticas y acaba de otorgar la nacionalidad rusa al exagente de inteligencia estadounidense Edward Snowden, conocido por filtrar operaciones de vigilancia secreta de Washington.
Este hombre que el gobierno estadounidense ha intentado extraditar conserva informaciones que podrían interesarles al Kremlin.
Un punto coincidente entre Biden y Putin es que ambos reconocen que ante una hecatombe nuclear nadie saldrá ganador. Sencillamente, todos seríamos pulverizados.
¡Aún hay tiempo de evitarlo!
Artículo de Manuel Diaz Aponte