MADRID, 3 Oct. (EUROPA PRESS) – La detección de dos casos de cólera en Haití ha agitado el temor a una enfermedad prevenible pero potencialmente mortal. En un momento delicado en términos políticos, sociales y económicos, el país mas pobre del hemisferio occidental trabaja ya contrarreloj para evitar una nueva epidemia como la que vivió entre 2010 y 2019.
Una negligencia de los 'cascos azules' de la ONU provocó en octubre de 2010 un brote de cólera que no se extinguió hasta ocho años y medio más tarde, con 820.000 casos y casi 10.000 muertes de por medio. Desde entonces, el Ministerio de Salud local y sus aliados internacionales trabajan para que, al menos, nunca más se llegue a este nivel.
Las alarmas volvieron a saltar el domingo, cuando el Gobierno haitiano confirmó dos casos de cólera en el área metropolitana de Puerto Príncipe. Las autoridades han comenzado ya a rastrear otros potenciales enfermos y han confirmado más de una veintena de casos sospechosos, entre los que hay al menos siete fallecidos.
Tanto el Ministerio como la ONU han exhortado a la población a ponerse en contacto con un médico si detecta síntomas compatibles de una enfermedad que se manifiesta especialmente mediante una diarrea acuosa y que deriva principalmente de contextos de insalubridad, del consumo de agua o alimentos contaminados.
La oficina de la ONU en Haití vigila "activamente" la evolución de la situación y ha instado a todos los ciudadanos a permanecer "vigilantes" y adoptar protocolos que prevengan la expansión de la enfermedad, por ejemplo lavándose las manos, hirviendo el agua, protegiendo los alimentos del contacto con animales o utilizando letrinas.
Incluso ha planteado una fórmula de rehidratación casera que se elabora a partir de agua, azúcar y sal, en caso de que el paciente no tuviese acceso a soluciones médicas y necesitase frenar un empeoramiento derivado de la diarrea y los vómitos, potencialmente mortales si no se tratan.
La OMS ha entregado ya dos toneladas de material y suministros médicos a Médicos Sin Fronteras para permitir la puesta en marcha de un centro de tratamiento frente al cólera en Cité Soleil, un suburbio a las afueras de Puerto Príncipe. El centro cuenta con capacidad para 50 pacientes.
A los desafíos médicos se suman también los logísticos, ya que la violencia de grupos armados que afecta principalmente a la capital haitiana y sus alrededores hace que sea "difícil" acceder a ciertas zonas, según el primer informe de la OMS tras la confirmación del brote.
La agencia también teme posibles problemas en el transporte de muestras por la falta de combustible, al tiempo que denuncia un "acceso limitado" a agua y servicios sanitarios de la población. "Estos factores tendrían un impacto en la dinámica de resurgimiento del cólera y en la gravedad de la enfermedad en pacientes con diarrea aguda", advierte.
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