La demanda de importaciones se atenuará porque el crecimiento se desacelerará en las principales economías por diferentes razones.
MADRID, 5 Oct. (EUROPA PRESS) – El crecimiento del comercio mundial perderá impulso en el segundo semestre de 2022 y sufrirá una "brusca desaceleración" en 2023, debido a las numerosas perturbaciones que afectan a la economía mundial, según las nuevas proyecciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
De este modo, los economistas de la OMC prevén que los volúmenes del comercio mundial de mercancías crecerán un 3,5% en 2022, ligeramente por encima del 3% previsto en abril, aunque para 2023 anticipan un aumento del 1%, lo que representa una brusca caída respecto del 3,4% previsto anteriormente.
Asimismo, el PIB mundial a tipos de cambio del mercado crecerá un 2,8% en 2022 y un 2,3% en 2023, lo que resulta en una rebaja de un punto porcentual respecto de la estimación de crecimiento anterior, publicada poco después del comienzo de la invasión de Ucrania, que ha resultado demasiado optimista de cara a 2023, ya que los precios de la energía se han disparado, la inflación se ha vuelto más amplia y la guerra no parece remitir.
Según las nuevas previsiones, Oriente Próximo registrará este año el mayor crecimiento de las exportaciones (14,6%), seguido de África (6%), América del Norte (3,4%), Asia (2,9%), Europa (1,8%) y América del Sur (1,6%). En cambio, las exportaciones de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) registrarían una disminución anual del 5,8%.
Oriente Próximo también registra el crecimiento más rápido del volumen del comercio en cuanto a las importaciones (11,1%), seguido de América del Norte (8,5%), África (7,2%), América del Sur (5,9%), Europa (5,4%), Asia (0,9%), mientras que en la CEI retroceden un 24,7%.
La demanda de importaciones se atenuará porque el crecimiento se desacelerará en las principales economías por diferentes razones. En Europa, los elevados precios de la energía por la guerra harán disminuir los gastos de los hogares y elevarán los costes de manufactura, mientras que en Estados Unidos, el endurecimiento de la política monetaria afectará al gasto en vivienda, el sector del automóvil y la inversión fija.
De su lado, la OMC señala que China sigue lidiando con brotes de Covid-19 y las perturbaciones en la producción, sumadas a una débil demanda externa.
Por último, el aumento de la factura de las importaciones de combustible, alimentos y abonos podría dar lugar a una situación de inseguridad alimentaria y sobreendeudamiento en los países en desarrollo.
A pesar de esta revisión a la baja, la OMC ha destacado que, si se cumplen las previsiones actuales, el crecimiento del comercio seguirá siendo positivo en 2023, aunque ha advertido de que debido a la reorientación de la política monetaria de las economías avanzadas y la naturaleza imprevisible de la guerra entre Rusia y Ucrania, el pronóstico viene acompañado de un alto grado de incertidumbre.
Asimismo, para la directora de la OMC, aunque las restricciones comerciales pueden ser una respuesta tentadora a las vulnerabilidades del suministro manifestadas por las perturbaciones de los dos últimos años, "un repliegue de las cadenas mundiales de suministro solo agravaría las presiones inflacionistas", lo cual llevaría, con el tiempo, a una desaceleración del crecimiento económico y a niveles de vida más bajos.
"Lo que necesitamos es una base más amplia, más diversificada y menos concentrada para producir bienes y servicios. Además de impulsar el crecimiento económico, ello contribuiría a la resiliencia del suministro y a la estabilidad de los precios a largo plazo mediante la mitigación de la exposición a fenómenos meteorológicos extremos y otras perturbaciones localizadas", ha subrayado.