Por HUMBERTO CONTRERAS VIDAL.
En la República Dominicana la palabra “drogas” está asociada a sustancias ilícitas (no legales). Mientras que “fármacos” trae a nuestra mente la idea de sustancias que curan enfermedades.
En la realidad de los negocios de las sustancias prohibidas podemos ver autoridades policiales y judiciales persiguiendo a personas que comercializan con morfina; una potente droga vinculada a negocios ilícitos.
Sin embargo, en la realidad de la práctica médica encontramos que los dolores de enfermos terminales de cánceres se controlan con analgésicos fuertes, entre ellos, la morfina; un potente analgésico vinculado al control de los dolores más insoportables.
Por tanto, nos encontramos con un ejemplo de cómo una misma sustancia química, en el primer caso es tratada como droga y en el segundo caso es vista como fármaco.
Si profundizamos en el conocimiento de la morfina llegaremos a saber que la misma pertenece a una familia de compuestos orgánicos conocidos como alcaloides. Los alcaloides son sustancias nitrogenadas que afectan el sistema nervioso central y sus nombres suelen terminar con el sufijo (ina).
Así la morfina, cocaína, cafeína, nicotina…son sustancias químicas que pertenecen a la misma familia de compuestos orgánicos, los alcaloides. Dadas sus propiedades similares pueden provocar mejoras en la resistencia física cuando son ingeridas por alguna vía, y con el abuso en su uso pueden hacer que las personas se hagan dependientes de ellas. Esto es que el usuario se convierte en un adicto a esa sustancia.
Nótese que las personas dependientes de la morfina y la cocaína son etiquetadas fácilmente como adictas a las drogas. Mientras que los dependientes de mezclas que contienen cafeína y nicotina pasan socialmente como personas ordinarias. En todos los casos debemos llamar adictos a las personas que sean dependientes de cualquier sustancia que pertenezca a la familia de los alcaloides.
La diferencia en estos enfoques la hacen las costumbres de un pueblo y el sistema jurídico que haya asumido un país. No obstante, el comportamiento del adicto será similar sin importar la sustancia que provoque su adicción. La ansiedad, nerviosismo, taquicardia, actitud violenta…son consecuencias esperables de un adicto a los alcaloides.
Cuando un fumador quiera pelear dale su cigarrillo. Cuando un bebedor de café esté violento dale su taza de café fuerte. Lamentablemente, en los otros casos la opción es la represión.
¡Qué emocionante es vivir con la conciencia que te da los conocimientos básicos de la Química!
El autor es doctor en ciencias químicas, residente en Santiago de los Caballeros. [email protected]