Esta victoria es un triunfo de la democracia y del movimiento que se adhirió a defender en las urnas la peligrosa pendiente que significaba la retención del poder por parte del bolsonarismo.
La derecha brasileña, aunque perdió las elecciones en la segunda vuelta de este domingo, tendrá mucho poder controlando el congreso y ello obligará a que el presidente electo, Luiz Inácio Lula Da Silva, tenga que negociar con la oposición para dirigir un país profundamente dividido.
Ha sido una intensa batalla política y las elecciones presidenciales más disputadas en la historia democrática de Brasil, en la que el actual presidente Jair Bolsonaro, buscaba retener el poder con un estilo autoritario.
Con todo, apenas una diferencia mínima de menos del 2% impidió que el controversial ex capitán del ejército lograra la reelección presidencial en medio de una campaña electoral matizada por la confrontación, amenazas, y un panorama social donde la pobreza proyecta sus tentáculos.
El crecimiento económico y la concentración del ingreso son dos fases de la realidad social brasileña que se reflejan en uno de los países más desigual del mundo en el que millares de sus ciudadanos ponen nuevamente sus esperanzas en las acciones que emprenderá el presidente electo a partir del 1 de enero del 2023.
La pobreza subió el 23,7% en 2021, lo que representa casi unos 20 millones de brasileños, dice un estudio de agosto de 2022 de la Universidad Católica de Rio Grande do Sur, dado a conocer por Agencia Brasil. En tanto, el desempleo llegó a 9,3% para el segundo trimestre de 2022, el mayor nivel de desempleo desde 2012, según reporte del Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas.
Lula, quien ha recibido las felicitaciones de diferentes mandatarios entre ellos, el presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, venció en 13 estados obteniendo el 50.9% de los sufragios contra un 49.1% alcanzado por Bolsonaro, según los cómputos finales del Tribunal Superior Electoral de Brasil.
En un discurso ante sus seguidores que celebraban la victoria del líder del Partido de los Trabajadores (PT) en la emblemática avenida Paulista, epicentro comercial del estado de Sao Paulo, Lula da Silva, dijo que: “Intentaron enterrarme vivo y aquí estoy”.
Ciertamente que le tocará gobernar en circunstancias muy complejas en un escenario que desde ya apunta hacia la agudización social y el primer caso es el bloqueo de miles de camioneros seguidores de Bolsonaro que han paralizado el tráfico en las autopistas de 13 estados del territorio brasileño en protesta por la victoria de Lula.
Lula ha prometido la recuperación de la región de la Amazonia diezmada en un 30% en el gobierno de Bolsonaro, según expertos ambientales brasileños.
Situación Económica
Las nuevas autoridades brasileñas deberán afrontar las adversidades económicas que dejará la administración de Jair Bolsonaro que incentivó el gasto de manera abusiva en los últimos meses de la campaña electoral, estimándose en más de cien mil millones de dólares el actual déficit fiscal, según analistas de la nación suramericana.
Además de lidiar con una configuración congresual adversa, Lula, deberá también impulsar las ruedas de la movilidad comercial e industrial de Brasil que tiene una clase empresarial muy poderosa. Así, en el ámbito internacional, tiene el gran reto de buscar renovar el liderazgo político y diplomático alcanzado durante sus dos mandatos anteriores cuando el país se colocó como la sexta economía mundial, y hoy está relegada a una vigésima posición.
En efecto, ya se habla de impulsar la dinamización del Foro de Sao Paulo; el CELAC, MERCOSUR, así como un mayor acercamiento con Estados Unidos, China y la Unión Europea. En síntesis, tratar de que Brasil salga del aislamiento internacional en que la ha situado el gobierno de Bolsonaro.
Lula tendrá que reorientar su futuro gobierno hacia un estilo pragmático que priorice la captación de capitales e inversiones internacionales para lo cual ya el gobierno del presidente Xi Jinping mandó señales de querer actualizar sus vínculos con el gigante latinoamericano.
En ese contexto, sin tener que renunciar a sus fuertes lazos con las naciones dirigidas por mandatarios de izquierda, es obvio la rubricación de acuerdos comerciales e institucionales con los países de las mayores economías mundiales. Las felicitaciones recibidas por Lula tras su triunfo electoral de los presidentes de Francia, Emmanuel Macrom; de Estados Unidos, Joe Biden, de España, Pedro Sánchez y de los jefes de Estado de América Latina tiene un peso específico muy positivo.
Por primera vez en la historia latinoamericana las principales economías de esta región conformadas por Brasil, México y Argentina serán gobernadas por líderes de tendencias socialistas, como son Lula; José Manuel López Obrador y Alberto Fernández, respectivamente.
Bolsa Familia
Nuevamente en la carpeta de prioridades que aplicará el presidente electo Lula da Silva están los programas sociales, tal como lo hizo en sus dos primeros mandatos (2001-2010), donde introdujo reformas económicas dirigidas a proteger a los más empobrecidos, específicamente los que habitan en las favelas y las comunidades indígenas.
Ese programa social denominado bolsa familia le fue cambiado el nombre en la presente gestión de Bolsonaro , quien las proximidades de los comicios lo aumentó en un 50%, según publicaciones de rotativos brasileños.
Artículo de Manuel Díaz Aponte