El Partido de la Liberación Dominicana, después de engañar a la Junta Central Electoral, burlando la ley, escogió como candidato presidencial a un político que no tiene nada que ofrecer.
La oposición política de República Dominicana atraviesa por una crisis de credibilidad muy profunda que lejos de resolverse, tiende a profundizarse, por la falta de estructura orgánica y de un liderazgo robusto que genere confianza en la población.
Como está hoy día, no creo que llegue lejos.
El único partido que muestra fortaleza, por estar en el poder y contar con un liderazgo sólido en la persona del presidente Luís Abinader, es el Partido Revolucionario Moderno, que además cuenta con jóvenes muy valiosos que le garantizan al benjamín de las fuerzas políticas grandes, un futuro promisorio. El resto, se muestran débiles, con dirigentes gastados por el tiempo y por el largo ejercicio del poder.
El Partido de la Liberación Dominicana, después de engañar a la Junta Central Electoral, burlando la ley, escogió como candidato presidencial a un político que no tiene nada que ofrecer, con un “pasado que saldrá a la luz”, como dijera el ex presidente Hipólito Mejía, sin arraigo, sin formación, sin cultura y sin discurso, que exhibe una fortuna que jamás podrá explicar. Aunque, como he dicho anteriormente, aunque no había mucho de donde escoger, el PLD eligió al peor de los aspirantes a la presidencia del país, demostrando la falta de liderazgo de ese partido y su decadencia política, ética y moral. El PLD se debilita cada día más, sin que el gobierno del presidente Abinader haya metido sus manos sometiendo a la justicia por corrupción a la mayoría de sus dirigentes, que tampoco pueden justificar los bienes que poseen. Como pintan las cosas, el PLD, que aun es un partido grande, terminará el proceso electoral venidero muy abatido, reduciendo considerablemente sus fuerzas.
La llamada Fuerza del Pueblo -sin mucha fuerza y con poco pueblo- solo tiene la figura del ex presidente Leonel Fernández, candidato sempiterno, que no creo llegue muy lejos en la lucha por la primacía hasta alcanzar la primera magistratura del Estado, nuevamente. Ha quedado demostrado que los partidos son el sostén de cualquier candidatura. Sin una fuerza política poderosa que respalde una aspiración -la que sea- es prácticamente imposible tener éxito. Y el ex mandatario no tiene esa estructura, esa fuerza que lleve sobre sus hombros. Por demás, no tiene nada nuevo que exhibir, nada nuevo que prometer. Está ofreciendo las mismas cosas -progreso, educación, desarrollo y seguridad- que no garantizó durante sus 12 años como presidente de la República. (Es una postalita repetida) el país lo conoce muy bien, sabe que promete, pero no cumple. Encabezó tres gobiernos de los más corruptos de la historia del país, sin que en ningún caso haya habido justicia. El ex mandatario continuará rumiando por todo el país sin lograr el éxito esperado. Leonel apuesta a la crisis económica, a que la guerra de Rusia y Ucrania siga causando efectos devastadores en el mundo encareciendo los precios de los combustibles, de los aranceles, de las materias primas, etc., para intentar pecar en río revuelto. Prefiere que el país se hunda, que nos jodamos para lograr sus propósitos, saciar sus ansias de poder.
El Partido Revolucionario Dominicano, que según su presidente Miguel Vargas, llegará al poder en el 2024, solo o aliado, prácticamente desapareció hasta de las encuestas. Con el PRD no se puede contar para nada. ¡Se destruyó a sí mismo! ¡No lo salva nadie!
La situación del Partido Reformista es más o menos la misma. Solo quedan las siglas, y dos o tres dirigentes tratando de alcanzar algún nombramiento en el gobierno de Luís Abinader con la promesa de apoyarlo en su re-postulación.
La izquierda. ¿Qué es eso? ¿Con qué se come? La izquierda solo existe en la cabeza de algunos termocéfalos. Esperando que alguien lo recoja y lo haga realidad para hacerlo realidad, que mucha falta hace. En el país hay espacio -grande- para una fuerza política de izquierda. Pero es necesario revolucionar ese pensamiento, esa izquierda dispersa y atomizada que no avanza.