La nueva cifra representa un incremento de 10 % respecto al anterior récord, registrado en 2021.
Corresponsal de IPS
ROMA – El costo mundial de las importaciones de alimentos en 2022 alcanzará un nuevo récord, 1,94 billones (millones de millones) de dólares, destacó el informe Perspectivas Alimentarias publicado este viernes 11 por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La nueva cifra representa un incremento de 10 % respecto al anterior récord, registrado en 2021, aunque se espera que el ritmo de crecimiento se ralentice en respuesta al aumento de los precios mundiales de los alimentos y la depreciación de las divisas frente al dólar estadounidense.
Ambos factores pesan sobre el poder adquisitivo de los importadores y, en consecuencia, sobre los volúmenes de alimentos importados, por lo que los países de bajos ingresos serán los que más sufran, poniéndose en peligro su capacidad de acceder a la comida para sus poblaciones.
Se prevé que la factura total de las importaciones de alimentos para el conjunto de los países de bajos ingresos permanezca apenas sin cambios, por lo que debido a los nuevos y más altos costos también se prevé que disminuya un 10 % en volumen.
"Estas señales son alarmantes desde el punto de vista de la seguridad alimentaria, ya que indican que los importadores sufren dificultades para costear el aumento de los precios internacionales, lo que podría presagiar el fin de su capacidad de resistencia a la subida de los precios internacionales", señala el informe.
El análisis advierte sobre un posible ensanchamiento de las diferencias existentes y la desigualdad, ya que los países de altos ingresos siguen importando toda la gama de productos alimentarios, mientras que las regiones en desarrollo se centran cada vez más en los alimentos básicos.
En ese contexto, la FAO celebró la aprobación por el Fondo Monetario Internacional (FMI) de una "Ventanilla para el Choque Alimentario", disponible durante un año para dar mayor acceso a la financiación de emergencia a los países que se enfrentan a necesidades urgentes de balanza de pagos relacionadas con la crisis alimentaria.
El estudio también prevé que la factura mundial de las importaciones de insumos, incluidos los fertilizantes, aumente en 2022 hasta los 424 000 millones de dólares, 48 % más que el año anterior y 112 % sobre los costos de 2020.
El incremento de los costos de la energía y los fertilizantes importados son los responsables de esta previsión.
El informe prevé que la producción mundial de trigo alcance la cifra récord de 784 millones de toneladas durante la temporada 2022-2023, impulsada por la importante recuperación de las cosechas en Canadá y Rusia.
Esta circunstancia debería impulsar los inventarios mundiales de trigo hasta niveles récord, aunque el análisis detalla que las acumulaciones se producirían sobre todo en China y Rusia, mientras que en el resto del mundo se estima que los niveles de existencias descenderán ocho por ciento.
Se pronostica que las reservas de cereales secundarios (cebada, avena, centeno, sorgo, mijo y otros) caerán a sus niveles más bajos desde 2013, debido a la reducción de las reservas en los principales países a consecuencia de una menor producción.
Así, la producción mundial de cereales secundarios se reduciría en 2,8 % en 2022, hasta los 1467 millones de toneladas. Aunque con un probable descenso durante el periodo 2022-2023, se mantendría la producción mundial de arroz.
La producción mundial de semillas oleaginosas se recuperaría y alcanzaría un máximo histórico en la campaña 2022-23, ya que se espera que el aumento de la producción de soja y colza compense un probable descenso de la producción de semillas de girasol.
También se pronostica un aumento de la producción mundial de azúcar, impulsado por una importante recuperación de la producción de Brasil y las mayores cosechas en China y Tailandia, aunque el consumo crecerá a un ritmo más lento.
La producción mundial de carne y productos lácteos aumentará ligeramente en 2022, mientras que la de la pesca y la acuicultura aumentará 1,2 %, con un aumento de 2,6 % en la acuicultura que compensará la ligera caída de la pesca de captura.
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