El equipo descubrió que, por término medio, el 18% de los árboles jóvenes plantados morían en el primer año, y que el porcentaje se elevaba al 44% al cabo de cinco años.
MADRID, 14 Nov. (EUROPA PRESS) -Por término medio, cerca de la mitad de los árboles plantados en las actividades de restauración de bosques tropicales y subtropicales no sobreviven más de cinco años, pero los resultados varían mucho.
Un estudio publicado en la revista ’Philosophical Transactions of the Royal Society of London B Biological Sciences' analizó los datos de supervivencia y crecimiento de los árboles en 176 lugares de restauración en Asia tropical y subtropical, donde los bosques naturales han sufrido degradación. El equipo descubrió que, por término medio, el 18% de los árboles jóvenes plantados morían en el primer año, y que el porcentaje se elevaba al 44% al cabo de cinco años.
Sin embargo, las tasas de supervivencia variaban mucho según el lugar y la especie, ya que en algunos lugares más del 80% de los árboles seguían vivos después de cinco años, mientras que en otros, un porcentaje similar había muerto.
La restauración de los bosques es una poderosa herramienta para hacer frente a la pérdida de biodiversidad y al cambio climático, ya que permite retener el carbono y mantener importantes hábitats. Los proyectos de reforestación también se utilizan ampliamente para la compensación de carbono.
Aunque la principal medida utilizada para muchos proyectos es el número de árboles plantados inicialmente, la investigación muestra que muchos de estos árboles no sobreviven a largo plazo. En algunos lugares, las tasas de supervivencia eran elevadas, lo que demuestra que, con el enfoque adecuado, la restauración puede tener éxito.
Un 15% de los bosques tropicales del mundo se encuentran en el sudeste asiático y son de los más densos en carbono y ricos en especies del mundo, proporcionando un hábitat para tigres, primates y elefantes. Sin embargo, en las últimas décadas la región también ha sufrido una importante deforestación, con una reducción de la cubierta forestal estimada en 32 millones de hectáreas entre 1990 y 2010.
Por ello, la región se ha convertido en un importante foco de atención para los proyectos de restauración forestal. La investigación, realizada por un equipo internacional de científicos de 29 universidades y centros de investigación, es la primera que reúne datos para evaluar los resultados a largo plazo de los proyectos de restauración.
La doctora Lindsay Banin, coautora principal del Centro de Ecología e Hidrología del Reino Unido, señala que la gran variabilidad de la supervivencia que hemos observado en los proyectos de restauración se debe a la falta de datos.
"La gran variabilidad de la supervivencia que encontramos en los distintos lugares podría deberse a una serie de razones, como las densidades de plantación, la elección de las especies, las condiciones del lugar, los fenómenos meteorológicos extremos o las diferencias en la gestión y el mantenimiento", prosigue en un comunicado.
Según señala, "los factores socioeconómicos locales también pueden ser importantes, pero lo que está claro es que el éxito depende en gran medida de cada lugar y tenemos que entender qué funciona y por qué y compartir esa información, para poder llevar todos los lugares al nivel de los más exitosos y aprovechar todo el potencial de restauración".
Reconoce que "es probable que no haya un enfoque único y que las medidas de restauración se adapten a las condiciones locales. Esto ayudará a garantizar que los escasos recursos y terrenos disponibles para la restauración se utilicen de la mejor manera posible".
El equipo descubrió que, cuando una zona había sido totalmente deforestada, los esfuerzos de reforestación tenían menos éxito que en las zonas donde quedaban algunos árboles. Los brinzales plantados en zonas con árboles maduros existentes tenían aproximadamente un 20% más de posibilidades de sobrevivir. En las zonas más perturbadas, pueden ser necesarias medidas más intensivas de protección y mantenimiento.
El estudio también encontró algunas pruebas de que la restauración activa proporciona resultados más rápidos que simplemente dejar que la naturaleza siga su curso. Los lugares que incluyeron actividades de plantación de árboles ganaron cobertura forestal más rápidamente que los lugares que se dejaron regenerar de forma natural. Sin embargo, muchos más estudios analizaron el destino de los árboles plantados en lugar de las propiedades estructurales de toda la comunidad.
El equipo de investigación cree que cotejar ambos tipos de datos en las mismas zonas de estudio ayudará a determinar los niveles aceptables de mortalidad que permitirán recuperar la cubierta forestal. Se necesitan más experimentos para ayudar a perfeccionar los métodos de restauración más apropiados y rentables en distintos lugares y bajo diferentes condiciones.
El profesor David Burslem, coautor del estudio y residente en la Universidad de Aberdeen (Reino Unido), afirma que los lugares en los que la restauración activa es más eficaz son los que más se han beneficiado de los resultados de la investigación.
"Los lugares en los que es más necesaria la restauración activa -los que ya han sido despojados de árboles- son también aquellos en los que la restauración es más arriesgada y propensa a la muerte de un mayor número de árboles –destaca–. Tenemos que entender mejor cómo mejorar las posibilidades de supervivencia de los árboles jóvenes en estos lugares, para garantizar que la restauración tenga resultados positivos".
Pero el estudio también es una advertencia para que protejamos los bosques que nos quedan en la medida de lo posible, tanto porque los resultados de la restauración son inciertos como para proporcionar las diversas fuentes de semillas necesarias para las actividades de restauración, advierte.
Por su parte, el profesor Robin Chazdon, coautor de la Universidad de Sunshine Coast (Australia), afirma que la replantación sólo será una respuesta al exceso de dióxido de carbono en la atmósfera si podemos garantizar que el carbono se extrae de la atmósfera y se bloquea.
"La replantación sólo va a ser una respuesta al exceso de dióxido de carbono en la atmósfera si podemos garantizar que el carbono se extrae de la atmósfera y se almacena con éxito, y ser capaces de cuantificar las cantidades y los plazos correspondientes –indica–. Por eso es tan importante evaluar los resultados de la restauración a largo plazo y recopilar información que ayude a maximizar los índices de éxito. Tenemos que dejar de centrarnos en la simple plantación de árboles para centrarnos en su cultivo y ayudar a que nuestros bosques prosperen".