Sabido es que la hipertensión es más común y mortal entre la población de raza negra con respecto a la blanca, lo que de acuerdo a los estudios científicos podría deberse a los bajos niveles de vitamina D que presenta este grupo poblacional.
Ese dato lo escuché por primera vez, hace ocho años, en una amena conversación con mi apreciado amigo y médico neurocirujano, Johnson Encarnación, especialista en solucionar daños extremos en nuestra columna vertebral y otras partes del cuerpo.
En esa ocasión, me resultó impactante esa versión, la que me generó mucha curiosidad. A manera de chiste le comenté que los negros son discriminados “hasta por las enfermedades”. Sin embargo, saber esos detalles de la mano de un médico de la estatura académica de Johnson Encarnación, me motivaron a continuar indagando más sobre ese asunto.
Revisando en mi humilde y reducida colección de libros encontré una obra escrita por un eminente profesional de la medicina, el reconocido médico neurólogo dominicano José A. Silié Ruiz, que describe las causas de la hipertensión y el Accidente Cerebro-Vascular (ACV) o derrame cerebral y los ataques cardíacos.
A manera de ejemplo, señala que “de modo general los negros norteamericanos tienen el doble de hipertensión que los blancos y unas cinco o siete veces más las de tipo severa con porcentajes más altos en los negros africanos”.
Las investigaciones más modernas sobre el particular apuntan hacia varios factores, dice el doctor Silié Ruiz al citar como referencias trabajos científicos de esa época pautados por la Universidad de Maryland College Park que demostraron “que los vasos sanguineos de los pacientes de color, cuando se sometían a pruebas de severo stress, permanecían diez veces más contraídos que los demás, debido probablemente a la asociación de hormonas relacionadas con la melamina de la piel”.
Dos factores son muy importantes para considerar con relación a los sujetos de raza negra: tienen más prevalencia de hipertensión arterial sistémica que otras razas produciendo en ellos mayor morbilidad y mortalidad; y aún existe mucha controversia sobre cual debe ser el tratamiento óptimo de la hipertensión arterial en este tipo de individuos
Esos aspectos los enumera el médico Miguel Urina-Triana, ex presidente de la Sociedad Colombiana de Cardiología y profesor Universidad Simón Bolívar, en el ensayo “Consideraciones especiales de la Hipertensión Arterial Sistémica en Afrodescendientes Latinoamericanos. (Ver enlace: Urina.pdf).https://scc.org.co/wp-content/uploads/2018/02/Articulo-Afrodescendientes-Dr.Miguel
En ese contexto, algunos investigadores de la Universidad de Rochester, en Estados Unidos, han descubierto que los bajos niveles de vitamina D que presentan las personas de raza negra podrían ser un poderoso factor que contribuyese a la aparición de las diferencias raciales que existen respecto a esa cuestión.
Estos descubrimientos, publicados en la edición online de Journal of General Internal Medicine, concuerdan con la teoría de que unos niveles bajos de vitamina D están asociados con esa letal patología.
Los investigadores descubrieron que el 61% de los pacientes negros, en comparación con el 11% de los blancos, presentaban niveles de vitamina D en los lugares más bajos, mientras que sólo el 2% de los pacientes negros frente al 25% de los blancos tenían niveles de vitamina D en los más altos.
Hay más datos de interés. Este estudio confirma que, "dado que las diferencias entre blancos y negros respecto a la presión sanguínea suponen cientos de muertes por enfermedades cardíacas e ictus entre personas de raza negra, creemos que simples intervenciones -como tomar suplementos de vitamina D- podrían tener un impacto positivo en las diferencias raciales".
Esos investigadores dicen que es probable que otros hechos más allá de la vitamina D, como el estrés psicológico, la adherencia a los tratamientos y la discriminación, podrían contribuir a la existencia de esta disparidad".
¿De dónde procede la vitamina D? La mayoría de las veces es producida por la piel en respuesta a la luz del sol y metabolizada en el hígado. No obstante, existen personas en todo el mundo que presentan bajas concentraciones de esa sustancia.
Esta claro: los humanos negros son discriminados por la esa enfermedad. No basta con recibir la ayuda de los rayos del sol. Es un asunto generacional o genético.
Según los especialistas, la hipertensión y derrames cerebrales se pueden reducir siguiendo estas recomendaciones: comer sano, evitando las grasas en exceso y carbohidratos como los azúcares provenientes de las legumbres, cereales y lácteos o los almidones que son carbohidratos complejos con alto contenido en glucosa. Es el caso de la papa, el pan y otros alimentos.
También, hacer una rutina de ejercicios de 90 minutos a la semana, como caminar, montar bicicleta, nadar, evitar el alcohol y caer en el stress por razones sociales.
Son consejos que cada ser humano debe seguir para no caer en las garras de las enfermedades profesionales catastróficas, como el derrame cerebral, que tanto está impactando a las personas, principalmente a las de color. !A cuidarse, negroides!
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