Así pasa con las instituciones. Si quieren entrar a la esfera de nuestro corazón, y quedarse ahí por mucho tiempo, requieren de un nombre.
Por Alfonso Caraballo
Uno de los primeros impulsos de los seres humanos de todas las épocas y culturas ante lo nuevo, descubierto o creado, es nombrarlo. Este es un requisito para desarrollar afecto, valores, actitudes o control hacia algo.
Incluso Dios, cuando crea, nombra; sin tardanza.
Así pasa con las instituciones. Si quieren entrar a la esfera de nuestro corazón, y quedarse ahí por mucho tiempo, requieren de un nombre.
En el caso de la Fuerza del Pueblo, como partido nuevo que aspira a ganar las elecciones tan pronto como el próximo 2024, se le hace urgente hacerse amar, y para ser amada y enraizarse en los corazones de sus electores, sus integrantes necesitan un nombre que les permita ser reprentados positivamente en el imaginario colectivo dominicano.
Además del color verde, la flor de la cayena, y el nombre de la organización, se necesita con carácter de urgencia de un nombre para sus integrantes, una palabra decente y hermosa con la que puedan identificarse entre sí y de cara a la población y el mundo.
Desde luego, ya existen algunos intentos, unos más felices que otros.
Algunos han ensayado con «pueblista». Pero «pueblista» tiene connotaciones que lo aproximan a «populista» y ese no parece ser el talante buscado. Además, al término se le escabulle parte de la esencia apuntada en el nombre de la organización.
«Fuercista» es peor. El partido fundado por un civilista como Leonel Fernández está distante de ser una organización que rinda culto a la fuerza en cuanto fuerza, al más delirante estilo fascista.
No, por ahí no es.
Afortunadamente existe una tercera opción. Una hermosa palabra nueva y vigorosa. Con la ventaja de que reúne los semantemas positivos de los dos términos anteriores.
Pero, sobre todo, mantiene presente el contexto doctrinario que le da relevancia al nuevo nombre propuesto.
Se trata de una palabra creada, con cierta originalidad, como le corresponde a una organización que se propone dar soluciones creativas a los viejos desafíos de la República Dominicana.
El nuevo término está formado por dos lexemas, específicamente dos sustantivos comunes: «fuerza» y «pueblo».
La palabra nueva, para un partido nuevo es: fuerzapueblista.
Si buscamos el neologismo «fuerzapueblista» en Google, entrecomillado, para que la herramienta rastrille todas las páginas del mundo escritas en español en busca de ese vocablo exacto, podemos constatar que sólo arroja 489 resultados de sitios web, y dominicanos.
Y todos se refieren a los integrantes de la Fuerza del Pueblo. De modo que el pueblo ha hablado con fuerza a través de Google.
Si usamos el mismo procedimiento con los nombres de los principales partidos dominicanos Google arroja 339,000 resultados para «peledeísta»; 99,660 para «perredeista» y 98,000 para «perremeísta».
Eso quiere decir que los fuerzapueblistas tienen una tarea importantísima para fortalecer su identidad institucional ante sus propios miembros y la sociedad dominicana: usar su nombre con profusión y orgullo para fortalecer su identidad, para echar raíces, en fin, para transitar desde los corazones hasta las urnas, con éxito.