Este sofisma ha sido superado por los escándalos no ya del pasado gobierno, sino del presente.
La política de hoy en día está guiada por conceptos de sociología política que ya no existen, la nueva realidad es descrita por una ciencia que se creía muerta, la ciencia política, la que ha mostrado un vigor asombroso para explicar cómo lo que ayer fue hoy no es.
Es decir, se ha operado una transformación, en la cual, lo banal, sustituye a los problemas reales. Para llegar a este punto se empezó por convertir el discurso político en filosofía. El cual, al ser reproducido por los mass media y ahora por las redes, se convierte en discurso dominante, pero no en la realidad, sino en dichos medios, en la virtualidad. La acción o lucha política se opera en los planos de la virtualidad versus realidad.
Es así, cómo, por ejemplo, en materia medioambiental y cambio climático, el gobierno no hace nada en la práctica pero, en la propaganda se presenta como si fuese un gobierno laborioso. Valle Nuevo sigue siendo destruido pero la publicidad gubernamental dice que se ha recuperado y basta; la autopista Duarte está siendo destruida será convertida en autopista de la muerte, pero el gobierno dice que está haciendo cambios trascendentes en ella, sin embargo, cualquier ciudadano de a pie, puede percatarse de que se está anulando el drenaje central de la misma, su área verde central, etc. Lo que no se sabe es, ¿quién pagará luego el coste del desastre? Las cuencas de los ríos siguen siendo depredadas, pero medioambiente dice que está trabajando duro; el ruido ambiental sigue siendo patrocinado por el gobierno central y por los gobiernos locales convirtiendo a RD, en una de las naciones más ruidosas del mundo, a pesar de que cuenta con un marco legal, adecuado para enfrentar este flagelo.
En el plano político, el país habrá de asistir en el año de 2024, a un proceso electoral total, con un marco legal que el Tribunal Constitucional ha descuartizado por confuso, contradictorio e ineficiente. Nadie discute que, en el plano institucional, el país ha retrocedido, ya ni el propio gobierno habla de justicia independiente y mucho menos de Ministerio Público independiente.
Este sofisma ha sido superado por los escándalos no ya del pasado gobierno, sino del presente. La doctrina Hipólito está en su mejor momento. Dicha doctrina sostiene que los presidentes no caen presos en la República Dominicana, la cual, es diferente en los países del área. Como mejor ejemplo, se habla del caos en Perú, sin reparar en el hecho de que ese país andino, está desarrollando una nueva teoría político constitucional que se acerca al parlamentarismo europeo, pero aplicado al presidencialismo del continente americano, porque, no se olvide, Estados Unidos, también está enjuiciando presidentes, en confrontación total con la doctrina Hipólito, por tanto, no es un fenómeno meramente iberoamericano.
En pocas palabras, se discute si la figura máxima del Poder Ejecutivo puede comprometer su responsabilidad, al igual que cualquier otro ciudadano, sin que ello implique un daño institucional al sistema, sino, por el contrario, sufortalecimiento. Este asunto está intrínsecamente ligado a la corrupción, en tanto y cuanto mal endémico de la democracia criolla. No cabe duda de que dos componentes contribuyen a su existencia: la debilidad de la administración de justicia y la reelección presidencial. Luis Abinader ha sacado cero en ambos ámbitos, esto es: no ha fortalecido sino debilitado al Ministerio Público al otorgar solo el cincuenta (50%) por ciento del presupuesto que otorgaba el gobierno anterior a dicho órgano. Es decir, ha creado una macrocefalia en que ha debido ser ampliado el órgano persecutor de la corrupción contra el pasado gobierno, sin que exista prevención, ni persecución sobre los funcionarios actuales, al tiempo que las demás áreas del Ministerio Público quedan en harapos. El resultado es el aumento sostenido de la criminalidad, de la inseguridad jurídica, de la corrupción, etc. Y la salida que se presenta es culpar de ello al único cuerpo operativo y funcional: la Policía Nacional.Cuerpo que se dijo sería reformado y transformado y no ha sucedido ni una cosa ni la otra. Así, el turismo que se presenta como buque insignia de la actual gestión es un elefante con patas de barro.
- La Ley 368-22, llamada ley de Ordenamiento Territorial, Uso de Suelo y Asentamientos Humanos pudo haber sido una ley para resolver el desordenado crecimiento urbanístico del país pero se quedó corta. Quizás porque su real propósito es crear un nuevo marco para la explotación minera cuando lo procedente es prohibir dicha actividad, dada la fragilidad de nuestro pedazo de isla, más el desastre ambiental existente en el lado oeste de la misma.
En el plano internacional, la democracia hueca de Luis Abinader carece de una política exterior genuina, pues aunque se presentó –en principio-, como un genuflexo frente a Estados Unidos; este país amigo ha terminado cuestionando muchas de sus iniciativas por contradictorias. Procede que RD tome consciencia de que su principal mercado es Haití, que su territorio de expansión es Haití; que debe asumir con responsabilidad su posición de Estado dominante en la isla, situación que exige la elaboración y puesta en operación de un plan a corto, mediano y largo plazo con relación a ese mercado binacional.
En conclusión, el régimen actual, ha descuidado las políticas sociales, no contribuye con el fortalecimiento de la democracia y, de más en más, está cayendo en los mismos vicios que criticó a otros gobiernos. Eso de construir un muro y no conforme con ello, cediendo parte del territorio dominicano, hace necesario tomar en cuenta la noción de vacancia existente en el constitucionalismo peruano. Los males futuros que esa decisión traerá son inconmensurables. Puntos positivos, son la electrificación del país y las facilidades otorgadas a los dominicanos ausentes.
El año entrante, traerá consigo su propio paquete. Se caracterizará por ser un año de pre campaña electoral, lo que equivale a decir que ha quedado agotado el periodo de gobernar para fortalecer la democracia. Esto implica que, la democracia hueca, seguirá su discurrir porque el gobierno habrá de centrarse en buscar la repostulación. Esta tarea, lo consumirá como una vela, a menos que el presidente, reflexione ahora en Navidad y decida reorientar sus pasos, lo cual es difícil porque, de ordinario, nuestros presidentes no ponen sus oídos en el pueblo sino en sus aduladores, a título oneroso. DLH-24-12-2022