Los Orientales ganaron su primer campeonato en 1954, al vencer al Licey en la Serie Final.
No tan solo es la segunda franquicia más longeva del béisbol profesional dominicano (1910), es, sobre todo, la bujía inspiradora y unificadora de San Pedro de Macorís, cuya franela ha sido exhibida por varios inmortales de nuestra pelota.
El pueblo macorisano se apaga cuando pierde el conjunto y sus emociones se las llevan las olas del mar que golpean las costas orientales.
Dice el compadre Lázaro Cepín, petromacorisano y amigo de larga data, que las “nostalgias y tristezas invaden la comunidad, sentimientos que se apoderan del pueblo, imposible de disimular”.
En las calles y en el Estadio Tetelo Vargas las gentes ven a sus jugadores como héroes, en los que cifran la esperanza de volver a saborear la conquista de un nuevo campeonato.
El combinado verde alcanzó su tercera corona del Torneo de Béisbol Profesional de República Dominicana, en la temporada (2018-2019), al derrotar en el sexto partido de la serie, 4 carreras por 0 al equipo de Los Toros del Este, en el estadio Francisco Micheli de La Romana.
Así rompió el maleficio de 52 años sin conquistar un campeonato para esta ciudad, arcoíris de excelentes atletas, de negros, mulatos, mestizos e inmigrantes.
El actual dirigente Fernando Tatis le tocó comandar a los elefantes en esa histórica hazaña que permitió levantar el espíritu competitivo de la franquicia.
Los Orientales ganaron su primer campeonato en 1954, al vencer al Licey en la Serie Final, teniendo al jardinero Juan Esteban Vargas Marcano (Tetelo Vargas), como figura estelar.
El segundo llegó en la temporada 1967-1968, al vencer a los Leones del Escogido, con Ricardo Carty y José Vidal Nicolás como sus dos principales jugadores de ofensiva.
Tras la cuarta corona
Ahora, los paquidermos, que buscan alcanzar su cuarto título, están ante un nuevo reto en la serie final de la temporada 2022-2023, disputándose la corona frente al conjunto de los Tigres del Licey.
Las Estrellas Orientales tuvieron un promedio de bateo de .259 y un frondoso OPS de .696. De su lado, la novena liceísta alcanzó .244 en bateo y un OPS .683.
La sonrisa de los macorisanos se detuvo cuando en 1997, cuando fueron desmantelados los tradicionales ingenios azucareros de la provincia, apagándose para siempre sus chimeneas.
Las instalaciones fabriles de Consuelo, Quisqueya y Santa Fe cerraron dentro del proceso de descapitalización que impulsó el gobierno con los bienes del otrora poderoso Consejo Estatal del Azúcar (CEA). Sólo sobrevivió el ingenio Porvenir.
De las entrañas de los bateyes y cañaverales en la Sultana del Este, precisamente, han salido la mayoría de los peloteros estelares del país.
Y una prueba fehaciente es que la serie final entre Orientales y Tigres está siendo comandada por dos dirigentes petromacorisanos, Fernando Tatis y José Offerman.
Petromacorisanos en Grandes Ligas
“Un total de 114 peloteros oriundos de San Pedro de Macorís han debutado en Las Mayores”, apunta el reputado cronista deportivo Héctor Gómez.
Ricardo Carty, campeón de bateo en la Liga Nacional con los Bravos de Atlanta, en 1970, vistió por varios años la camiseta verde, y se convirtió en emblemática figura del equipo.
Alfredo Griffin, primer dominicano en ganar el Premio Novato del Año en la Liga Americana, con los Azulejos de Toronto, en 1979, y el salón de fama de Cooperstown, Vladimir Guerrero (oriundo de Nizao, San Cristóbal), jugaron para Las Estrellas Orientales.
Otros brillantes jugadores de la Sultana del Este fueron Pedro González; Juan Samuel, Pedro Guerrero, Tony -Cabeza- Fernández, Joaquín Andújar, Alfonso Soriano, George Bell,Armando Benítez, Jesús-Pepe-Frías, los hermanos Elvio y Manuel Emilio Jiménez, José Offerman,Fernando Tatis, Mariano Duncan, Tony Eusebio, Julio Franco, Sammy Sosa, Robinson Canó, Gustavo Núñez y Fernando Tatis Jr.
Museo del Pelotero de Macorís
Actualmente, el Ayuntamiento de San Pedro de Macorís con respaldo financiero del Ministerio de Turismo, termina la construcción del Museo del Pelotero Petromacorisano, que junto a la inauguración del Parador Fotográfico dan un nuevo relanzamiento al entorno urbano de la serie 23.
¿Qué importancia tienen esas obras para la Sultana del Este? Ambas identifican y reconocen los extraordinarios aportes de esta comarca en lo económico, deportivo y cultural.
El béisbol, como deporte nacional es una simbología y una identidad tangible de la historia del país.
Las pelotas de béisbol con las letras de San Pedro de Macorís que adornan el Parador Fotográfico tienen en sí un mensaje bien definido: Macorís es y seguirá siendo un baluarte del pasatiempo principal del dominicano.
Artículo de Manuel Díaz Aponte