Un tribunal de Justicia ha decidido que por las acciones de Yanukovich y parte de su cúpula ministerial se cobró la vida de 67 civiles, mientras que otros 887 resultaron heridos.
Un tribunal de Justicia de la capital de Ucrania, Kiev, ha dado 'luz verde' a la detención del expresidente del país Viktor Yanukovich por la presunta planificación del uso de armas y equipamiento militar de las autoridades de seguridad para dispersar a los manifestantes de las protestas sociales de finales de 2013, conocido como Euromaidán.
Según ha detallado el tribunal, las decisiones tomadas en aquel entonces por Yanukovich desembocaron en la creación de un grupo delictivo que se dedicaba a la obstrucción ilícita de la realización de reuniones y que se extralimitó de sus poderes constitucionales, pues derivó en la muerte de manifestantes civiles.
La Fiscalía ucraniana ha determinado que Yanukovich, junto con funcionarios de alto rango de su gabinete, "organizaron el uso de medios especiales, equipamiento militar y armas de fuego para la resistencia y dispersión contundente de los manifestantes", provocando "bajas masivas" entre los participantes.
De acuerdo con un comunicado difundido por la Oficina del Fiscal General de Ucrania en su canal oficial de Telegram, aquella decisión de Yanukovich y parte de su cúpula ministerial se cobró la vida de 67 civiles, mientras que otros 887 resultaron heridos.
Además hubo que lamentar que 132 agentes de Policía resultaran heridos, y que los daños a la propiedad pública y privada ascendieran a más de 16 millones de grivnas –más de 402.000 euros–.
La Oficina Estatal de Investigaciones de Ucrania completó en noviembre de 2021 una investigación sobre Yanukovich y su personal más cercano en el caso de los manifestantes muertos durante el Euromaidán a manos de las fuerzas de seguridad. Dicho informe confirma que el expresidente y algunos altos funcionarios organizaron efectivamente la represión violenta de manifestaciones, según recuerda UNIAN.
Las protestas del Euromaidán estallaron cuando Yanukovich rechazó en noviembre de 2013 un acuerdo con la Unión Europea para decantarse por un pacto con el Gobierno ruso a cambio de una importante ayuda económica. Las manifestaciones finalmente derivaron en la huída de Yanukovich.
Rusia, por su parte, se benefició del ambiente convulso en Ucrania para anexionarse la península de Crimea y apoyar abiertamente a los separatistas prorrusos de las regiones de Donetsk y Lugansk, en el Donbás ucraniano. Toda esta situación fue caldo de cultivo para la posterior invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.