El presidente Luis Abinader toma la ofensiva electoral al despuntar el año con palazos de inicio e inauguración de obras y decisiones de corte social que podrían tener incidencia en los votantes.
La oposición, parecería reorganizarse mientras actualiza el discurso, en una lenta reactivación luego de un intenso cierre del 2022, sobre todo en el ámbito legislativo.
Los partidos de la Liberación Dominicana y Fuerza del Pueblo, entre otros, lograron ralentizar la aprobación de leyes fundamentales para el oficialismo como las de Fideicomiso y Electoral, pero en lo que resta de ampliación de legislatura podrían saldarse estos temas.
Abinader cerró el año con “generosas” decisiones que alegraran el bolsillo de los dominicanos y las cajas registradoras de los comerciantes y temprano en 2023 se lanzó a las calles para ampliar el programa de titulación de tierras e inauguraciones de escuelas, carreteras, proyectos habitacionales, plantas de tratamiento, entre otras.
El mandatario, aspirante no declarado verbalmente a la reelección, decidió que sus principales funcionarios le acompañaran en ruedas de prensa en el Palacio Nacional para defender políticas públicas, fundamentalmente en el ámbito económico.
Abinader, además en esos encuentros, persistiendo en el error de responder preguntas fuera del objeto de las convocatorias, ha arremetido contra sus críticos de gobiernos anteriores, recordándoles que tuvo que asumir numerosas obras con años de retraso, que ya estarían muy avanzadas o en fase de finalización, cerrando con la sutil imputación de que a este gobierno “el dinero le rinde”.
El político y su partido Revolucionario Moderno (PRM) tratan de controlar el relato político y quitarse de encima las frases que los opositores han usado como mantra: “no saben gobernar”, “son improvisadores”.
El gobernante, sabedor de que este es un aspecto fundamental de la lucha electoral, convocó un Consejo de Gobierno el 22 de diciembre a las 6 de la tarde para insistir en la necesidad de concentrarse en la realización de obras públicas. De ahí el énfasis oficial en apurar la ley de fideicomiso y estructurar las alianzas público privada y el claro esfuerzo opositor en bombardear estos diseños de dinamización económica.
Mientras se reaviva la discusión de la ejecución de obras, personificadas en un presidente reeleccionista al carecer el país de leyes Electoral y de Partidos Políticos que permita a la Junta Central Electoral una estricta regulación. Lamentable, ningún partido cuando estado en control de las cámaras legislativas ha procurado evitar esas zonas grises que tantos conflictos y crisis han generado en el país.
Leonel Fernández, Danilo Medina y los que controlan lo que queda del PRSC y el PRD saben perfectamente de las desventajas de los opositores en los procesos electorales en estas circunstancias.
Abinader, descubrió rápidamente desde el poder por dónde le entra el agua al coco, y pese a una resistencia inicial, por sus vínculos y acuerdos con integrantes del “movimiento social”, apura el trago y parece que también degustará la masa.
La ambulancia hace rato que hace recorridos para recoger heridos de otros partidos políticos y un amplio camión transita con lentitud a la espera de las rémoras, que alegres llaman la atención en el mercado electoral en búsqueda de la grasa oficial.
Cuentan que para las elecciones municipales de febrero iniciaron las pujas y que algunos alcaldes sufren baja de susdefensas como cuando atacan variantes recombinadas de virus.