Es verdad que en nuestro país (R.D.) casi todos somos familia.
Y también es verdad que unos pocos malandrines siempre han ocupado los mejores puestos, para hacerse ricos, vivir como potentados y pisotear a los demás ciudadanos.
Igualmente es verdad que esos pocos, disfrazados con túnicas muy diversas, se han creído legítimos propietarios de todo lo existente para cosechar y disfrutar lo que nunca sembraron.
Pero eso durará hasta un día.
Yo no sé hasta cuándo será, porque esos malandrines han superado el viejo adagio de que no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. Pero el día llegará, aunque mis ojos no lo vean.
Las culpas de esta inmerecida situación recae sobre militares, policías, curas, predicadores, políticos, comerciantes, empresarios e industriales que parecen no tener almas.
Culpas también tienen los enemigos de nuestro país, descubridores e interventores.
País rico que sigue postrado a los pies de malandrines que no cesan de atracarlo, dividirlo, endeudarlo, empeñarlo, cual si fuera una infeliz meretriz.
Pero hasta un día será.
Un día en que quizás nazcan, aparezcan o surjan líderes civiles y militares con puños de hierro, cananas abiertas y palabras oportunas para ser seguidos por la gente maltratada, pisoteada, denigrada e ignorada.
Civiles y militares con corazones de miel para no despreciar, atracar, torturar, eliminar o desconocer a nadie, a ningún ciudadano, sea feo o buenmozo, bajo o alto, blanco, indio o negro, letrado o ignorante.
Yo sé que ese día llegará, aunque mis ojos no puedan verlo ni disfrutarlo.
Yo sé que ese día llegará, aunque hoy veamos parte de la juventud descarriada en malévolas acciones, y a los más adultos prisioneros de un aberrante status quo a nuestras costumbres y creencias impuesto por delegados de potencias extrañas y sus serviles locales.
Recordando al grandioso Juan Pablo Duarte reiteramos que “mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán siempre víctimas de sus maquinaciones”.
Si hoy no hay sanciones contundentes contra algunos de esos malandrines, yo sé que habrá rebeldía más adelante.
Yo estoy seguro que ese día llegará. Aunque mis ojos no lo vean.
26 de enero de 2023.