Las encuestas, incluso las más conservadoras, dicen que el presidente Abinader ganará las elecciones en primera o en segunda vuelta.
No tengo dudas de la decisión del presidente Luís Abinader de presentarse como candidato para las elecciones del próximo año. Todas sus acciones lo dicen. El mandatario no está al margen del proceso que se iniciará próximamente. Sólo espera que se abran las compuertas para el inicio forman de la contienda.
Todas las condiciones están dadas para que, amparado en la Constitución de la República, se presente para un nuevo periódico presidencial.
Las encuestas, incluso las más conservadoras, dicen que el presidente Abinader ganará las elecciones en primera o en segunda vuelta, no importa quién sea el contrincante. ¡La reelección, va!
Ahora bien, las elecciones se ganan el día “D”, que es el de las votaciones. No basta con la aprobación en más de un 60 o 70% de la gestión gubernamental, ni el 48, 50 o 52.8 de la intención de voto del presidente. Nada de eso importa si alrededor del presidente no hay un equipo sólido de hombres y mujeres que unidos recorran barrios, campos y ciudades buscando, aunque sea debajo de las piedras, los votos. Hay que llenar las urnas de votos.
La gente hay que llevarla a votar. El que tenga más saliva comerá más hojaldre, dice un refrán popular: el que lleve más hombres y mujeres a las urnas es quién ganará los comicios. Las elecciones se ganan el día de las elecciones. El exceso de confianza es peligroso, al igual que la subestimación de los contrarios.
Hasta el momento no sé con quien cuenta el presidente para ganar las elecciones, independientemente de sus altos niveles de aceptación y popularidad. Las elecciones se ganan en las urnas, insisto. Y para ello es preciso convocar a las masas, llevarlas a los centros de votación. Y para llevar la gente a votar se necesitan recursos, muchos recursos. Recursos económicos (logística) para recoger a las personas en todo tipo de vehículos.
No basta la percepción de la población, aunque influya en la convocatoria de la Junta Central Electoral. Habrá que saber, ¿quiénes serán los jefes de campaña en los municipios y provincias, qué calidad política tienen, qué liderazgo han desarrollado en estos dos años de gestión gubernamental, qué tan solidarios han sido con las bases del partido y con los ciudadanos en sentido general?
Me pregunto, ¿quién será el jefe de campaña, encargado de diseñar estratégicamente la campaña? ¿José Ignacio Paliza, Carolina Mejía, Eddy Olivares, Andrés Bautista, Chu Vásquez, Yayo Sanz Lovatón, Deligne Ascención, Eligio Jáquez, Hipólito Mejía o el propio Luís Abinader? ¿Quiénes de ellos integraran el equipo estratégico? ¿Quiénes integraran el equipo de políticos y técnicos que trabajaran en el programa de gobierno y cuáles serán los ejes de la nueva campaña? ¿Quiénes conformaran el equipo de comunicación, tan deficiente, tanto en el gobierno como en el partido?
Muchos de los citados, guardando algunas excepciones, no podrán salir a las calles a buscar los votos necesarios para la victoria. Lo digo responsablemente. Su comportamiento frente a sus compañeros de partido deja mucho que desear.
Todas esas son interrogantes tendrán que responder en relativamente poco tiempo.
Muchos dirigentes, hoy funcionarios, han perdido liderazgo y respeto frente a las bases del partido. A esos les será difícil recuperar el liderazgo perdido por haber desaparecido durante los años que tiene el PRM en el poder. Todavía es difícil que un funcionario atienda los llamados de los dirigentes medio y de base. (A mí, un periodista de “vieja data”, vinculado desde hace años al PRD hoy PRM, se me hace difícil contactar a un ministro, a un viceministro o a un director general para una entrevista, salvo honrosas excepciones. Imagínense el trabajo que pasa un compañerito de la base de un pueblo, un campo o un barrio.
Si los compañeros de las bases del partido no son importantes ahora, si no lo han sido en los últimos dos años, pronto lo serán, porque al final de la jornada son ellos, con su trabajo militante los que dan la victoria. Habrá que volver a enamorar a la gente, ganarse su cariño y su respeto, darle el lugar que le corresponde, escuchándolos, recibiéndolos, prestándole atención a sus reclamos, que es justamente lo que hace el presidente Abinader en sus recorridos por todo el país. El presidente ha sido un ejemplo de trabajo, honestidad y humildad frente a sus compañeros de partido y frente al país.
Luís Abinader va con éxito a la repostulación. Creo ha ganado el derecho de conducir los destinos del país por cuatro años más. Mirar hacia atrás seria un error de impredecibles consecuencias.