Se analizó el color de la esclerótica en 70 especies de animales de zoológico
Según un nuevo estudio de la Universidad de Texas en Austin, la esclerótica blanca visible -el "blanco de los ojos"- es más común en chimpancés y otros mamíferos de lo que se creía hasta ahora.
El estudio, publicado en la revista Journal of Human Evolution, analizó más de 1.000 fotografías de 230 chimpancés salvajes que vivían en Ngogo, un hábitat del Parque Nacional de Kibale (Uganda). Los investigadores evaluaron el color de la esclerótica en animales de entre 1 mes y 68 años de edad y descubrieron que el 15% de los chimpancés de la muestra tenían la esclerótica blanca, y un 41% adicional presentaba alguna otra forma de esclerótica más clara, como esclerótica bronceada o marrón, o esclerótica con manchas de color más claro.
Las escleróticas claras y blancas eran más frecuentes en los bebés menores de medio año y solían oscurecerse a medida que los animales envejecían. En los chimpancés con esclerótica oscura, el 75% presentaba iris pálido, lo que también creaba un contraste que facilitaba observar la dirección de la mirada de los animales.
En la mayoría de los animales no humanos, las escleróticas son oscuras, lo que dificulta discernir hacia dónde miran los individuos. Los científicos llevan mucho tiempo planteando la hipótesis de que la esclerótica blanca de los humanos facilitó la evolución de nuestra compleja comunicación social y tendían a considerar anómalos los casos de esclerótica más clara en otras especies.
Las escleróticas claras y blancas eran más frecuentes en los bebés menores de medio año y solían oscurecerse a medida que los animales envejecían.
"Los psicólogos interesados en la evolución humana tomaron ese hallazgo y se lanzaron a por él. Empezaron a teorizar sobre cómo aspectos únicos de nuestra cognición, como nuestra capacidad para cooperar y comunicarnos, eran posibles gracias al contraste de nuestros ojos", explica en un comunicado Aaron Sandel, profesor adjunto de Antropología en la Universidad de Texas Austin y uno de los autores del estudio. "Esta idea se arraigó tanto que algunos científicos pasaron por alto excepciones obvias a esta regla".
Estudios recientes informaron de la presencia de esclerótica blanca en otros primates, pero no hallaron una prevalencia significativa en los chimpancés, los parientes vivos más cercanos de los humanos. Este nuevo estudio utilizó una muestra de mayor tamaño que las investigaciones anteriores, a lo que los autores atribuyen su capacidad para observar tanta variación en el color de la esclerótica.
"El hecho de que los chimpancés tengan supuestamente una esclerótica oscura uniforme se ha utilizado como prueba para apoyar la idea de que son más competitivos que cooperativos", afirma Isabelle Clark, doctoranda de la Universidad de Texas Austin y coautora del artículo.
Al igual que en los humanos, hay mucha variación entre los individuos y quizá entre las poblaciones de chimpancés, que puede pasarse por alto si sólo consideramos una muestra pequeña".
"Se trata del primer estudio que analiza una muestra tan amplia de chimpancés salvajes identificados individualmente, lo que ha sido posible gracias al gran número de ejemplares de Ngogo y a la hábil y prolífica fotografía de Kevin Lee. Al igual que en los humanos, hay mucha variación entre los individuos y quizá entre las poblaciones de chimpancés, que puede pasarse por alto si sólo consideramos una muestra pequeña".
El equipo también analizó el color de la esclerótica en 70 especies de animales de zoológico y descubrió que 19 de ellas tenían al menos un individuo con esclerótica blanca.
El estudio, en el que participaron investigadores de la Universidad Estatal de Arizona, la Universidad de Tufts, la Universidad de Michigan y la Universidad de Yale, podría ayudar a explicar cómo se desarrolló el ojo humano hasta su forma actual.
"Más especies de las que se creía tienen la esclerótica blanca. ¿Cuáles son esas especies? ¿Qué tienen en común? Nuestro hallazgo ofrece un posible mecanismo para explicar cómo pudo evolucionar la esclerótica blanca en los humanos", explica Sandel. "Si de algún modo era beneficioso para los humanos en nuestro entorno ancestral tener la esclerótica blanca, la selección natural podría haber actuado sobre patrones de desarrollo ya existentes en nuestros antepasados simios".