Un polímero es capaz de detectar agujeros y grietas y se repara por sí mismo sin necesidad de intervención externa.
Se ha desarrollado un nuevo plástico en ETH Zurich que tiene la capacidad de proteger eficazmente contra la corrosión en diferentes tipos de estructuras.
El Poli(fenileno-metileno) o PPN, es un material anticorrosivo que puede ser mezclado como pintura y calentado para ser pulverizado sobre una superficie y solidificarse.
Además, el polímero es capaz de detectar agujeros y grietas en la capa protectora al no ser fluorescente y tiene la habilidad de repararse por sí mismo sin necesidad de intervención externa.
Este material también es muy sostenible ya que al final de la vida útil del producto, puede ser retirado completamente y reciclado con una pérdida mínima de material.
El polímero reciclado conserva sus propiedades y puede ser aplicado en otra superficie sin perder sus funciones especiales.
En pruebas de laboratorio, se ha demostrado que un revestimiento a base de PPM protege eficazmente los metales, especialmente el aluminio, contra la corrosión.
Aunque el revestimiento puede ser aplicado en capas mucho más delgadas que los agentes protectores convencionales, como los basados en resinas epoxi, es muy duradero.
Además, el PPM es más sostenible que otros materiales anticorrosión, ya que no necesita aditivos químicos que se liberan al medio ambiente con el tiempo.
El proceso de reciclaje del PPM tiene una tasa muy alta del 95%, y los investigadores pudieron reutilizar el material hasta cinco veces.
En resumen, este nuevo plástico ofrece una solución más sostenible y efectiva para proteger contra la corrosión.
Se estima que, en conjunto, todos los países invierten alrededor del 3,5% del producto interior bruto mundial anual en protección contra la corrosión, lo que equivale a unos 4.000 millones de dólares.