La oposición política dominicana no tiene discurso, está dividida, incoherente y luce a la zaga frente al presidente Luis Abinader, quien alcanzó un rotundo éxito y repunte político tras su alocución del 27 de febrero, Día de la Independencia Nacional.
El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) acaban de reconfirmar su ofuscación y limitada visión política al negarse a participar en la cumbre convocada por el mandatario para buscar consenso, sobre la crisis socioeconómica que estremece a Haití.
Siguen reeditando los viejos esquemas de la tradicional politiquería criolla de oponerse sí o sí a todas las iniciativas gubernamentales.
Asistieron, no obstante, representantes de las restantes fuerzas partidarias, que estarán integrados a las cuatro comisiones propuestas por el Ejecutivo de política exterior; política migratoria, control fronterizo y sobre el manejo del impacto económico de la crisis.
Se trata de un llamado a la unidad de criterios en torno a una problemática que de agravarse impactaría terriblemente a la República Dominicana.
¿Qué se busca con no asistir a la convocatoria que no sea intentar deslucirla y hasta boicotearla? Es el momento de demostrar si estamos al lado de nuestra patria o de la traición.
Desde que asumió el poder el 16 de agosto de 2020, en el clímax de la pandemia más mortífera que registra la historia moderna, las voces opositoras no han sabido articular una postura propia de su realidad y que sea cónsona con sus aspiraciones futuras.
Por el contrario, siguen dando “palos a la ciega” ejemplificada en la absurda postura de no respaldar medidas preventivas y de aislamientos que dispusieron las autoridades ante la expansión del coronavirus.
Ni siquiera permitieron a su militancia adherirse a la campaña de orientación a la ciudadanía para reducir la propagación del virus.
Por el contrario, desde la acera del frente criticaron las inversiones gubernamentales en la compra de vacunas en el exterior, así como las medidas incluidas en la declaración de Estado de Emergencia solicitada por el Poder Ejecutivo ante el Congreso Nacional.
Algunos hasta llegaron al extremo de acusar a las autoridades de buscar ventajas políticas con los dispositivos de emergencias y adopciones preventivas ante la pandemia.
Este 01 de marzo se cumplieron tres años desde que el Ministerio de Salud Pública confirmara el primer caso positivo de covid-19 en el país.
Por la gravedad de la situación sanitaria el Poder Ejecutivo emitió el 19 de marzo de 2020 el decreto 87-20, que declaró la emergencia en las compras y contrataciones de bienes y servicios indispensables para la preparación, prevención y respuesta ante potencial ingreso al país de afectados por el coronavirus (COVID-19).
De acuerdo al boletín más reciente, emitido por la Dirección Nacional de Epidemiología, el total de fallecidos en la República Dominicana por la pandemia es de 4,384, mientras que los casos acumulados ascienden a 660,790.
Según el referido reporte se mantienen activos 115 casos, en tanto que 656,291 se han recuperado del virus y 3,154,721 han sido descartados por pruebas de laboratorios.
La magnitud de esta enfermedad debió involucrar a todos los sectores, incluyendo lógicamente, a los partidos políticos.
¿Acaso el papel de las organizaciones políticas está limitado a su participación electoral, y a figurar, en la nómina de las asignaciones presupuestarias de la Junta Central Electoral?
Otro error del liderazgo opositor fue su insistente obsesión al plantear que “este gobierno no arranca”, queriendo vender la idea de que las anteriores administraciones gubernamentales fueron más eficientes y exitosas.
Sin embargo, en su discurso del 27 de febrero ante la Asamblea Nacional, en ocasión del 179 Aniversario de la Independencia Nacional, el presidente Luis Abinader enumeró las obras terminadas por su administración y las que están en fase de terminación.
Leonel Fernández, ex presidente por tres periodos, conminó al gobierno para que exhibiera una sola obra de ejecutoria y, “a partir de ahí, hablamos”, exclamó.
Durante su mensaje donde enumeró cifras y realizaciones, el presidente de la República, Luis Abinader, expuso como obras de su actual mandato las siguientes:
La Circunvalación de Azua; elevado y marginales de Las Américas, en Andrés Boca Chica; avenida Ecológica, hasta la avenida Juan pablo II y su distribuidor, Etapa I; carretera Sabaneta–Martin García; carretera Joaquín Balaguer totalmente rehabilitada desde Santiago a Navarrete; tramo IV en la Circunvalación Sur de Santiago; carretera Guazumal-Hermanas Mirabal – Tamboril; carretera Higo de Agua– Palo Alto y las carreteras Palo Verde y La 70.
También, construcción de los puentes de Bajabonico y Unijica; edificación del puente Las Cañas, reconstrucción de la carretera Cruce Duarte-Castañuela, construcción de la carretera Cruce El Jamo-Sabaneta y la reparación del puente metálico sobre el río Higuamo en la carretera Hato Mayor-Yerba Buena.
Un 76% de opinión favorable al jefe de Estado le acaba de otorgar la firma Cid Gallup entre personalidades públicas del país, y ello, evidencia, su aceptación popular entre el colectivo nacional.
El presidente Abinader se ha anotado otro éxito político e institucional al reunir en el Palacio Nacional a representantes de las principales fuerzas políticas, con miras a conformar un “Gran pacto de nación” frente a la peligrosa y grave crisis que estrangula al vecino Haití.
Esta iniciativa fue expuesta por el gobernante en el discurso de rendición de cuentas el 27 de febrero, la cual busca crear un “gran Pacto de Nación, para una política de Estado, firme, estratégica y uniforme que proteja y de confianza al pueblo dominicano”.
La esencia de dicho encuentro, es “conversar sobre el acuerdo nacional por la defensa y protección de la soberanía nacional”, tal y como lo planteó el Ejecutivo al hablar desde el Congreso Nacional.
Abinader, ante la dimensión de la crisis haitiana, hizo el siguiente planteamiento a los representantes de las fuerzas políticas: «Por eso, les pido a todos responsabilidad para apartar el problema haitiano de nuestra lucha partidista y que lleguemos a un gran acuerdo nacional, a un pacto de país, que nos comprometa desde nuestras posiciones y que dé una respuesta unánime en la defensa y la protección de nuestra soberanía», dijo.
La oposición política debe asumir una postura más creativa, menos acomodadiza, con planteamientos constructivos y reales, y, dejar de persistir, en la vieja práctica de “oponerse a todo”, solo por el hecho de ser opositores al gobierno de turno.
El primitivismo en la política ha sido superado, y ahora, se impone la inteligencia y consenso.
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Artículo de Manuel Díaz Aponte
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