Carlos Marx muestra que la división del trabajo perjudicó a la mujer, pues la ató al ámbito doméstico sin otorgarle otro rol diferente a la reproducción.
Plantea Juan Jacobo Rousseau que la sociedad civil fue creada por un hombre que fue capaz de cercar un pedazo de tierra, proclamarse dueño de este, separarse de la comunidad y raptar una mujer para convertirla en su pareja, en su compañera de vida sin que ningún otro miembro de la comunidad hiciese nada. Es decir, ocupó, de manera pacífica, un pedazo de tierra para explotarla en su exclusivo provecho con el consentimiento tácito de los otros integrantes de la comunidad. Claro, a decir de Thomas Hobbes, esta apropiación privada de un pedazo de tierra de la comunidad y de una mujer, no fue para nada pacífica sino producto de la situación de guerra permanente que existió en las primeras sociedades humanas donde el hombre era el lobo del hombre.
Si bien en la vida comunitaria la mujer gozaba de ciertos privilegios que la hacían parte de la comunidad de pleno derecho, esta situación sufrió una transformación, para bien o para mal cuando pasó de miembro de la comunidad a ser compañera, a secas del hombre que tomó un pedazo de tierra y se proclamó propietario de ella. Andando en el tiempo, estas distinciones se acentuarían hasta convertir a la sociedad civil y a la propiedad privada, en un modelo de sociedad que se ha consolidado con el paso del tiempo. Esto no significa que la comunidad haya desaparecido, pero sí perdió la preponderancia que antaño tuvo.
A medida que se consolidaba la forma de propiedad privada, se consolidaba también, la consideración de la mujer, como parte de la propiedad privada del macho, del varón. Un buen ejemplo de esto es el caso de Elena, Menelao y Paris que narra Homero en la Ilíada y la Odisea. Pues describe la actitud del macho griego y del macho troyano, sobre la mujer y las implicaciones de paz y de guerra entre ciudades que estas disputas pueden desencadenar. Estas disputas por la propiedad de la mujer, determinaban las alianzas entre familias, pero también la guerra. Las alianzas entre familias por razones económicas, se sellaban con el matrimonio. Ese matrimonio era entre un hombre y una mujer, pero envolvía algo más: una relación económica donde la propiedad primaba sobre el amor. De manera que amor y propiedad no anduvieron juntos por amor sino por interés, las más de las veces.
En Roma, la mujer de clase alta tuvo ciertas libertades, cierta autonomía, pero, se debe recordar que, lo mismo que sobre los esclavos, el marido tenía derecho de vida y de muerte sobre la mujer, aunque la alianza entre familias de clase alta impedía -en ocasiones-, excesos lamentables.
Es con la victoria del cristianismo sobre la sociedad antigua que la mujer o, mejor dicho, la familia monoparental que hoy conocemos adquiere la dimensión que hoy nos es familiar a todos.
Si bien el cristianismo, al igual que el hombre antiguo, vio en la mujer solo un instrumento para reproducir la especie, las alianzas, la estirpe y la familia, no menos cierto es que le otorgó mayores garantías. Garantías que, con el advenimiento del capitalismo, correría la misma suerte que la propiedad, lo cual, fue santificado por el catolicismo al proclamar la indivisibilidad del matrimonio como por el protestantismo, al proclamar que la familia más que una unión para reproducir la especie, era un medio o alianza para consolidar y aumentar el capital. El matrimonio entre Isabel la Católica y Fernando de Aragón es un buen ejemplo. Los que son practicantes de iglesias adventistas o protestantes en general, saben muy bien que, dichas religiones ven la propiedad como un premio de Dios a los hombres que bien practican la fe.
En cambio, la Revolución Francesa, modelo de revolución liberal, no incluyó los derechos de la mujer dentro de su canon sino que, por el contrario, guillotinó a Olympe de Gouges por solicitar una declaración de protección de los derechos de la mujer o, a lo sumo, que dentro de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, se incluyese a la mujer.
Entrado el siglo XIX, Carlos Marx muestra que la división del trabajo perjudicó a la mujer, pues la ató al ámbito doméstico sin otorgarle otro rol diferente a la reproducción y a la atención del marido y los hijos. Pero Marx planteó una ruptura sistémica. Quien planteó una consideración diferente y apartada de la utopía igualitaria que había sugerido Platón en la antigüedad fue, John Stuar Mills. Este último, luchó por la igualdad jurídica entre mujer y hombre.
- Es en el siglo XX, a raíz de la Primera Guerra Mundial cuando la escasez de hombres a causa de la guerra, saca a la mujer del ámbito doméstico y la conduce a la fábrica, al taller, a la producción fuera del hogar.
Esta tendencia se afianza con la proclamación de los derechos de Segunda Generación que hizo la Revolución Soviética, Lenin trató el tema con mucha ponderación y la Unión Soviética, en su primera fase, dio a la mujer un sitial importante e igualitario.
Esta presión, plasmada en el Tratado de Versalles, dio nacimiento a la Organización Mundial del Trabajo (OIT); en la 2da década del siglo XX, hizo no solo nacer los derechos de segunda generación, sino que obligaron a que la mujer fuese incluida no solo en los derechos de segunda generación, sino en derechos de primera generación como el derecho al voto del cual estaban excluidas y el derecho a la igualdad económica dentro del matrimonio.
Feministas como Simone de Beauvoir, entre otras, hacían un papel propagandístico imponiendo roles nunca antes vistos en la mujer, lo cual, se amoldó muy bien en la industria de la moda, el sexo y de la belleza. Al final del día, influyó positivamente en el denominado destape de la mujer occidental. La que, a diferencia de la mujer africana, a la mujer árabe y musulmana en general, ha obtenido mayores conquistas igualitarias.
Como no me corresponde dar una charla sobre esto sino introducir a nuestra disertante estrella, la doctora y, particularmente, profesora investigadora Elsa Saint Amand, quien es una digna y equilibrada representación de la mujer dominicana moderna, pero sin extremos.
Me permito decir que la mujer dominicana pertenece a la cultura occidental y no a la cultura oriental donde la evolución de los derechos de la mujer, como se observa hoy en día particularmente en Irán y Afganistán, se encuentran retrasados.
El artículo feminista de la Constitución dominicana de 2010, es el 39, este proclama y contiene lo siguiente:
Artículo 39.- Derecho a la igualdad. Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las instituciones, autoridades y demás personas y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de género, color, edad, discapacidad, nacionalidad, vínculos familiares, lengua, religión, opinión política o filosófica, condición social o personal. En consecuencia: 1) La República condena todo privilegio y situación que tienda a quebrantar la igualdad de las dominicanas y los dominicanos, entre quienes no deben existir otras diferencias que las que resulten de sus talentos o de sus virtudes; 2) Ninguna entidad de la República puede conceder títulos de nobleza ni distinciones hereditarias; 3) El Estado debe promover las condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad sea real y efectiva y adoptará medidas para prevenir y combatir la discriminación, la marginalidad, la vulnerabilidad y la exclusión; 4) La mujer y el hombre son iguales ante la ley. Se prohíbe cualquier acto que tenga como objetivo o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad de los derechos fundamentales de mujeres y hombres. Se promoverán las medidas necesarias para garantizar la erradicación de las desigualdades y la discriminación de género; 5) El Estado debe promover y garantizar la participación equilibrada de mujeres y hombres en las candidaturas a los cargos de elección popular para las instancias de dirección y decisión en el ámbito público, en la administración de justicia y en los organismos de control del Estado. DLH-8-3-2023. Lea más de David la Hoz aquí.