Este encontronazo verbal entre mandatarios colombianos y salvadoreños.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha salido en defensa de su hijo mayor, Nicolás, después de que el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, lo acusara de hacer pactos bajo la mesa y por dinero. En respuesta, Petro afirmó que en Colombia existe la presunción de inocencia y que el presidente no destituye a los jueces, luchando por una justicia más autónoma y fuerte.
"Estimado presidente Nayib todo bien en mi casa. Aquí existe la presunción de inocencia, principio universal. Aquí el presidente no destituye ni jueces, ni magistrados; lucha por una justicia más autónoma y fuerte", ha escrito en Twitter.
Este encontronazo verbal entre ambos presidentes comenzó después de que Petro hizo eco de las sospechas de la Fiscalía de Estados Unidos sobre un pacto secreto al que habían llegado Bukele y las pandillas salvadoreñas para reducir la tasa de homicidios a cambio de mejores condiciones en las cárceles.
Bukele respondió asegurando no entender la "obsesión" por El Salvador del presidente Petro, a quien le preguntó si no es su hijo mayor, Nicolás, el que hacía esos pactos bajo la mesa y por dinero, en referencia a los supuestos sobornos que habría recibido a cambio de beneficiar a delincuentes en los planes de paz que adelanta el Gobierno y por lo que ya hay una investigación abierta.
La tensión entre ambos presidentes se remonta a unas semanas atrás, cuando Petro calificó de "campos de concentración" algunas de las cárceles salvadoreñas, después de que Bukele difundiera un vídeo con el traslado de pandilleros a una prisión de máxima seguridad recién construida.
Aunque Petro aseguró no querer meterse en los asuntos de otros países, criticó que haya gente que crea que encarcelar a la juventud es la seguridad, comparando estas políticas con las de "universidades" en Colombia a lo largo de los años.
El presidente colombiano ha reiterado que en su país se profundiza en la democracia y no se destruye, mientras que Bukele ha respondido que no entiende la obsesión de Petro por El Salvador. La tensión entre ambos líderes continúa y parece no tener fin.