Los dominicanos medianamente informados entienden que Leonel no ha podido desligarse del manto de corrupción.
Cuando Hipólito Mejía advirtió a Leonel Fernández que se preparara ante los embates que recibirá en su afán por alcanzar el solio presidencial por cuarta vez, lo hizo consciente y amparado en su olfato político, fundamentalmente, por el fardo de pruebas que podrían esgrimir contra el ideólogo de: “comer es primero”.
El ex presidente Mejía se lo advirtió, además, al candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Abel Martínez.
Leonel y Abel tienen muchos focos adversos que bordean sus aspiraciones presidenciales, y que, seguramente, serán ventiladas públicamente en discursos y debates de la venidera campaña electoral del 2024.
Algunos se preguntan, ¿Por que la estrategia del Partido Revolucionario Moderno se enfoca en la figura de Leonel Fernández?
Leonel en tres ocasiones ha sido presidente de la República, y obviamente, tiene experiencia de Estado. En cambio, Abel solo ha dirigido la sindicatura de la ciudad de Santiago de los Caballeros y fue presidente de la Cámara de Diputados.
Aun así, la “mañosería política” que exhibe el líder de la Fuerza del Pueblo lo conducen a evadir temas como el de la corrupción administrativa y, por tanto, sistemáticamente se refugia en hablar de los precios del plátano, pollo y de otros artículos alimenticios esquivando el contexto de la crisis política mundial que genera esas alzas.
Los dominicanos medianamente informados entienden que Leonel no ha podido desligarse del manto de corrupción que impactó su gestión gubernamental, como lo hizo gallardamente, el actual presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
Los mensajes difundidos en las redes sociales y plataformas digitales de ataques directos hacia Leonel, preponderantemente sobre la corrupción en sus mandatos, no dejan ninguna duda, de que lo que vendrá, será “pura candela”.
Es decir, nuevamente, el tema de la transparencia versus corrupción, volverá a retumbar en los oídos de la ciudadanía a través de los discursos, spots y mensajes de concientización de las fuerzas políticas buscando captar el voto popular en aquellas franjas de indecisos.
En los propios medios de comunicación y con mayor énfasis en la radio y la televisión, veremos sistemáticas intervenciones de los representantes partidarios defendiendo sus respectivas posiciones.
¿Habrá Debate?
¿Resiste el ex presidente Leonel Fernández un debate ante el actual mandatario Luis Abinader, abordando el tema de la corrupción administrativa y la transparencia en el país?
Lo ideal, lo más edificador, sería que la venidera campaña electoral esté enfocada en cuestiones de trascendencias y propuestas sobre la economía, salud, turismo, empleo, transparencia, relaciones internacionales, migración, seguridad nacional, educación, violencia, institucionalidad y el combate a la corrupción en el Estado.
Un aliado de Leonel Fernández en sus tres periodos presidenciales como el presidente de la Fuerza Nacional Progresista, Marino Vinicio Castillo, ha criticado la ausencia del ex mandatario en los diálogos convocados por el gobierno para abordar la crisis haitiana.
Y recordó que Fernández en sus mandatos fue uno de los que más procuró consensos y diálogos por lo cual, dijo, resulta sorprendente que ahora se niegue a integrarse a esfuerzos del gobierno para articular una agenda nacional común ante la situación haitiana.
Asimismo, el vicepresidente del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Eddy Olivares, considera lamentable, desafortunada e inexplicable la ausencia de los partidos Fuerza del Pueblo (FP) y de la Liberación Dominicana (PLD) del diálogo para abordar la crisis que afecta a Haití y su impacto en nuestro país.
Al actuar como el avestruz ante una coyuntura tan delicada como la actual crisis sociopolítica haitiana y su repercusión en República Dominicana, Leonel y Danilo simultáneamente, dan la espalda a nuestra identidad.
¿De qué lado están ambos ex presidentes? Porque, en verdad, un agravamiento de la desgracia que sufre Haití traería consecuencias impredecibles para la paz y armonía dominicana.
Causaría también, daños al sector turístico nacional que se perfila a recibir 9,8 millones de turistas este año.
Es obligación ética y moral de todo líder demócrata de contribuir a edificar un clima de confianza para el fortalecimiento de nuestras instituciones.
No se trata de dejar que sea única y exclusivamente el presidente Luis Abinader quien asuma todo el peso de la crisis política e institucional del territorio vecino, y, por supuesto, se requiere escuchar a otros actores.
Abinader, precisamente, está asumiendo con madurez y visión de estadista ese nefasto panorama, convocando al liderazgo nacional y a representantes de los sectores académicos y de la intelectualidad a un diálogo para conocer directamente sus pareceres sobre el tema. Y así, diseñar una agenda de consenso.
Afortunadamente, en los dos encuentros efectuados hasta el momento en el Palacio Nacional, ha asistido una amplia representación de las fuerzas políticas nacionales, intelectuales y del mundo académico.
El rechazo del PRD, del PLD y de la FP de asistir a la invitación crea bastante suspicacia, especialmente después que representantes de esta última organización estuvieran en la primera convocatoria.
Si la oposición quiere alcanzar nuevos peldaños en la escala electoral venidera deberá primero modificar su estrategia, buscar formulaciones que superen las simples críticas. Igualmente, dejar de usar el tema haitiano con fines politiqueros.
Mientras el presidente Luis Abinader sigue concentrado en su gestión gubernamental concluyendo e iniciando obras de infraestructuras en el territorio nacional, al tiempo que concita el apoyo de diversos sectores.
La República Dominicana afianza cada vez más sus instituciones y el control financiero lo que está generando confianza en el plano local e internacional, como acaba de suceder con la visita al país por primera vez de un presidente del Banco Mundial.
Trascendió, además, que habrá respaldo al incentivo productivo y a la competitividad, con recursos que incluirán transformaciones en el agua, salud, gestión de residuos, el ordenamiento territorial y la modernización de la administración pública.
El encuentro del mandatario y varios de sus funcionarios con el presidente del Banco Mundial, David Malpass, se efectuó en el Palacio Nacional.
Es una muestra de la credulidad edificada por las autoridades ante los organismos de financiamientos mundiales.
Entre 2020 y 2022, el Banco Mundial desembolsó a los países de América Latina y el Caribe unos US$49,800 millones, cifra sin precedentes.
Artículo de Manuel Díaz Aponte