Paradoja de la vida, un país concebido por el Padre Creador y dotado de color, carece de fomento del arte y la cultura autóctona de forma sistemática.
El arte es una garantía de cordura, aseguraba Louise Bourgeois, también conocida como La Mujer Araña, una de las artistas más importantes del arte contemporáneo. Esta premisa sale a colación a propósitos de que el objetivo del arte no es representar la apariencia externa de las cosas, sino su significado interior, como solía inquirir el científico y polímata Aristóteles.
Para Cicerón, insigne orador, la observación de la naturaleza y la meditación son quienes generan el arte, que en sí mismo es un estímulo para los sentidos, que como actividad estética y comunicativa, busca expresar ideas, emociones y, en general, una visión del mundo, a través de diversos recursos, plásticos, lingüísticos, sonoros, corporales y mixtos.
En ese sentido, en estas líneas buscamos propiciar apoyo a las y los artistas que expresan su arte en las distintas calles de nuestro país, en las distintas academias, semáforos…, y nos deleitan con su arte, sin el sustento financiero del Estado o de particulares, más bien, a cambio de unas pocas monedas. Por eso es importante cooperar económicamente para agradecer sus esfuerzos, que puedan fortalecer sus destrezas y llevar alimento a la mesa familiar.
Inmensa alegría es lo que se siente como vemos a folcloristas en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), específicamente en la acera frente a la parada del metro Amin Abel Hasbún; en el Parque Colón y gran parte de la Zona Colonial, expresando su arte, cantando nuestro merengue, salves. Mangulina…, y tocando los instrumentos que le caracterizan.
De igual forma a los grafiteros y muralistas, haciendo lo propio, contestes de que el arte es también el deseo, el acto que utilizamos las personas para comunicarnos con otra. ¿Ya experimentaste este gozo? Imaginemos que caterva de artistas puedan pulular como ocurre en otros países, en gran parte de nuestros parques, centros educativos y de salud; plazas…, ¡sin duda cambiaría comportamientos, actitudes y emociones negativas en la población! Para que esto sea realidad, ameritan libertades y apoyo en todos los aspectos. No es un secreto que carecemos de clubes sociales y recreativos; hoy privados; de escuelas de artes y oficios; vocacionales; institutos…, como existían en los barrios en los años 80;
El organismo especializado de las Naciones Unidas, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), concibe la cultura como todo lo que constituye nuestro ser y configura nuestra identidad. Por esto, hacer de ella un elemento central de las políticas de desarrollo es el único medio para garantizar que sea inclusiva y equitativa.
Ante este tema, la Carta Magna es clara en su artículo 64: Toda persona tiene derecho a participar y actuar con libertad y sin censura en la vida cultural de la Nación, al pleno acceso y disfrute de los bienes y servicios culturales, de los avances científicos y de la producción artística y literaria. El Estado protegerá los intereses morales y materiales sobre las obras de autores e inventores.
En consecuencia, establecerá políticas que promuevan y estimulen las diversas manifestaciones y expresiones científicas, artísticas y populares de la cultura dominicana e incentivará y apoyará los esfuerzos de personas, instituciones y comunidades que desarrollen o financien planes y actividades culturales…, pero en el cumplimiento de estos planteamientos existen carencias profundas.
Paradoja de la vida, un país concebido por el Padre Creador y dotado de color, carece de fomento del arte y la cultura autóctona de forma sistemática, permanente; visible en la población, obviando que ella puede salvar de actos delincuenciales a gran parte de la población joven, que hoy vive en ocio total, pero, ¡vaya incongruencia, es otra cenicienta!, y esto no debe ser.
Olvidamos que ella es la memoria del pueblo, la conciencia colectiva de la continuidad histórica, el modo de pensar y de vivir. Que es el ensanchamiento de la mente y del espíritu. Por eso hoy te imploro, que ¡apoyemos nuestro arte y la cultura! Fomentarla desde la niñez nos regalará a generaciones más sabias y sanas.
Hasta la próxima.
La autora reside en Santo Domingo
Es educadora, periodista, abogada y locutora.