Es a partir de este momento que el museo comienza a proyectarse como un agente de cambio y desarrollo.
Los públicos que acuden a los museos son cada vez más heterogéneos, con exigencias y demandas cada vez más complejas. En la medida en que las sociedades evolucionan, reconocen el valor de los museos como entes que contribuyen al desarrollo colectivo y, por ende, se incrementa la responsabilidad de estos ante sus públicos, por lo que solo a través de una efectiva gestión de comunicación se puede lograr una interacción provechosa y duradera entre el museo y sus diversas audiencias.
Por tal motivo, la comunicación en el ámbito museal debe abrirse al abordaje del reconocimiento de la institución por su identidad, su cultura y sus prácticas, lo cual va más allá de lo que se comunica a las audiencias a través de la colección o exposición temporal que se esté presentando en sus salas.
Y esto debe ser así, en el entendido de que es necesario que la audiencia conozca la misión, visión, valores, objetivos, compromiso social y quehacer del museo, ya que para que una persona pueda sentirse identificada con la narrativa de esta institución, debe reconocer su existencia, su misión y los valores que enarbola como ente social.
Es a partir de este momento que el museo comienza a proyectarse como un agente de cambio y desarrollo, fin último que debe ser entendido al momento de diseñar e implementar las estrategias de comunicación, para que la sociedad pueda ver coherencia entre lo que esta institución dice y lo que hace.
Mirfak Rowland es comunicadora cultural especialista en museos.