La imputación penal a la que se enfrenta Trump es la primera que se da en la historia del país contra un presidente, ya sea activo o retirado.
El ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se presentará ante el Tribunal Penal de Manhattan el próximo martes 4 de abril para escuchar en persona el pliego de cargos por el que ha sido imputado. El equipo legal de Trump ha tratado de minimizar la tensión para su cliente ante el circo mediático que se espera que rodee el evento.
La imputación penal a la que se enfrenta a Trump es la primera que se da en la historia del país contra un presidente, ya sea activo o retirado. El proceso se trata oficialmente de una "rendición voluntaria" en una fase de procedimientos que el equipo legal del expresidente pretende atravesar con los menores sobresaltos posibles.
El equipo de campaña del ex mandatario y de nuevo candidato a la Casa Blanca en 2024, anticipa que la sesión del martes será un circo mediático similar al de OJ Simpson pero con esteroides. Sin embargo, el equipo legal de Trump ha asegurado que no tiene la intención de "iniciar un duelo" con la Fiscalía.
Donald Trump tiene previsto presentarse ante el tribunal a las 14:15 horas del martes, tras un viaje que le llevará desde su mansión en Florida hasta la corte del distrito del Bajo Manhattan.
Los pormenores de su llegada aún están siendo negociados entre sus abogados y la Fiscalía, por lo que se desconoce si accederá al lugar por una entrada privada o recorrerá Center Street ante las cámaras y sus simpatizantes.
Trump deberá someterse al procedimiento habitual que tienen que atravesar los imputados, como la toma de huellas dactilares, foto policial y lectura de sus derechos, cómo la de recibir la asistencia de un abogado y la de negarse a hablar con la Policía. Una vez completado el procedimiento, Trump guardará el momento de su comparecencia ante la corte, donde se declarará "no culpable" de los cargos que se le imputan.
El ex mandatario estará acompañado en todo momento por su equipo de protección del Servicio Secreto de Estados Unidos, del que disfrutan todos los presidentes retirados. El agente especial Sean Curran liderará la seguridad en el evento.