La homilía ha sido pronunciada por el cardenal Rainiero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia.
El Vaticano.- El Papa Francisco ha presidido en la basílica de San Pedro del Vaticano la celebración de la Pasión de Jesús, en la que se recuerdan las últimas horas de Cristo en la Tierra. El Papa ha llegado en silla de ruedas y no se ha postrado en oración sobre el suelo frente al baldaquino de Bernini, como es tradición, por sus problemas de movilidad.
Francisco, revestido con casulla roja, no se ha postrado en oración sobre el suelo frente al baldaquino de Bernini como otros años por sus problemas de movilidad y ha sustituido este momento por una oración en silencio.
La homilía ha sido pronunciada por el cardenal Rainiero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, quien se ha centrado en el anuncio de la "muerte de Dios". Cantalamessa ha destacado que en el mundo occidental "descristianizado", la muerte de Jesús ha sido vista desde una posición "ideológica y no histórica".
También ha hecho referencia al filósofo alemán Nietzsche y su lema "más allá del bien y del mal", para destacar la "voluntad de poder" del hombre.
La liturgia ha comenzado con la Basílica de San Pedro en penumbra y sin cantos. El cardenal Cantalamessa ha señalado que para el hombre moderno, el relato de la Pasión no parece más que un mito etiológico para explicar la existencia del mal en el mundo. Sin embargo, ha destacado que detrás de este "mito" hay una verdad trascendente que ninguna narración histórica o razonamiento filosófico podría transmitir.
El cardenal ha recordado que Dios ha venido a nuestro encuentro, se ha "aniquilado" delante de nuestros ojos y ha muerto por nuestros pecados y por los del mundo entero. Su resurrección "asegura que este camino no conduce a la derrota", sino que "conduce a esa 'apoteosis de la vida'".