Como el caso del asesino del doctor Orlando Jorge Mera, quien este pasado miércoles 26 fue sentenciado a treinta años de prisión.
Dicen los juristas y los casi abogados que la tardanza en la aplicación de la ley es negación de la misma.
Cierto eso.
Hoy creo que en casos prácticamente desnudados en sus inicios, no es necesario -o no debe serlo- prolongar audiencias para obtener sentencias definitivas e irrevocables de la cosa juzgada.
Como el caso del asesino del doctor Orlando Jorge Mera, quien este pasado miércoles 26 fue sentenciado a treinta años de prisión.
Si ese ciudadano baleó mortalmente al entonces ministro de Medio Ambiente, se lo declaró a un sacerdote al poco tiempo de cometer el hecho, le dio el arma usada, y luego se entregó a las autoridades. ¿Para qué prolongar ese juicio?
Antes del primer año del lamentable suceso, la justicia ha condenado al confeso asesino, quien podrá alegar ahora motivos existentes o lo que quiera, pero sin que no se le reduzca la drástica sentencia.
Otros casos vigentes deberían correr igual suerte, para que familiares y allegados de los afectados vean que la justicia sí funciona en este país.
DE OTROS TEMAS
La situación crítica y horrorosa que se vive en Haití, y que afecta y afectará aún más a nuestro país, nadie la quiere afrontar. ¿Por qué no se le da el frente?
Pues porque ni la ONU, ni la OEA, ni USA, Canadá o Francia tienen intereses poderosos y cuantificables en Haití, como para sentirse animados a intervenirlo y mejorarlo.
Los directivos de esas entidades y países saben que en Haití ‘no hay nada que salvar’, que sus ciudadanos tienen costumbres ‘rarísimas’ y hasta antihumanas.
Y por ello esperan y aspiran que sea la República Dominicana quien siga cargando con los problemas de salud, educación y alimentación de millones de haitianos residentes aquí y allá.
CORRUPCION Y DROGAS
Siguen las noticias feas sobre decomiso de cargamentos de drogas y corrupción galopante en nuestro país.
Y como el sargazo, que no se detiene en su afán de hacer daño a nuestro turismo, esas noticias nos afectan pues son las que más se reproducen en el exterior.
Suerte a Dios que nuestro país sigue bendecido, y extranjeros y dominicanos residentes en el exterior vienen a disfrutar de nuestra gente, nuestro sol, nuestras playas, nuestra democracia y hasta de nuestros ruidos y desperdicios causados por ignorantes y malos dominicanos.