Lo cierto es que por el dinero el hombre es capaz de todo: traiciona, mata a sus amigos, familiares o particulares.
Mientras descansaba de una rutina diaria de ejercicios físicos y terapéuticos en un parque cercano a mi casa, reflexionaba sobre la escalada de violencia que se registra en la República Dominicana, una eventualidad social que por demás ocurre por décadas en las principales ciudades del mundo.
La reflexión ocurrió al observar a dos aves pequeñas, dos pajaritos, peleando por motivos que desconozco. Luego, un gallo gigante hacía el mismo gesto contra otro, me imagino que por invadir su territorio cuando cortejaba a una gallina. Son batallas muy comunes entre los animales de todas las especies, pero ahora quizás más violentas por la supervivencia o el cambio climático.
Abordé el tema con un vecino muy leído con quien coincido a diario en el parque. Ambos tenemos en común la adicción por los libros y también que somos pacientes post ACV. Me hizo la observación de que al surgir el dinero, el hombre es más violento y rebelde por genética; decía que esa conducta se ha extremado creando muertes, dolor, luto y odio.
Lo cierto es que por el dinero el hombre es capaz de todo: traiciona, mata a sus amigos, familiares o particulares. Es más ambicioso, corrupto y deshonesto. Busca el dinero de manera ilegal para competir, tener poder y estatus, porque le teme a la pobreza.
Lo del dinero me hizo pensar profundamente, por lo que procedí a indagar respecto a su origen y evolución. Según algunos historiadores, antes de surgir el dinero la conducta del hombre era menos violenta, aunque siempre tuvo la necesidad de dar valor a las cosas e intercambiarlas y así nació el trueque.
¿De dónde surgió el dinero? ¿cómo se pagaban las cosas en tiempos ancestrales? ¿Qué hacía el hombre para conseguir las cosas valiosas?
Lo primero fue la manera de obtener alimentos a través del intercambio, pero esas cosas poco a poco fueron variando. El trueque empezó a quedar de lado y evolucionó al dinero.
Veamos algunos datos. Generalmente se cambiaban alimentos como la sal, el maíz, el cacao, pescados y carnes por oro, plata y/o bronce. El problema era que estos metales eran muy pesados, porque venían en forma de lingotes. Para pesarlos se usaba la medida “siclo”, que le daba cierto valor. Por lo tanto, en realidad, el dinero se pesaba, no se contaba.
De acuerdo con lo que pesaba cada lingote, se le fue dando un valor y un nombre a cada pieza de esos materiales, como el denario romano, origen de la palabra dinero.
Las primeras monedas nacieron en la actual Turquía (Lidia en el siglo VII A.C.), de la idea del rey Argos. Los materiales utilizados para elaborarlas eran oro y plata, ya que eran los metales más valiosos en ese momento. Se estableció un medio más fácil y cómodo para intercambiar productos, quedando de lado granos, lingotes e incluso ganado.
La moneda se fue expandiendo por varias regiones, hasta incluso comenzar a tener símbolos o dibujos en sus caras. Los billetes de diferentes nominaciones en todo el mundo llevan los rostros de sus personajes históricos. Uno de los primeros en tener su cara en una moneda fue Alejandro Magno.
Como las monedas eran pesadas y había que transportarlas, se hacía un poco complicado su manejo. Además, existía el riesgo de que fueran robadas. Así fue que nacieron los billetes, como una forma de recibo que se daba para intercambiar objetos.
En el siglo XI comenzaron a aparecer los primeros billetes de la mano del emperador mongol Kubali Khan. En este caso, eran certificados sobre la existencia de un depósito de oro en un banco, lo que se asimila a lo que conocemos hoy en día como un cheque.
En Europa, los primeros billetes aparecieron en Suecia en el año 1661, impresos por el cambista Johan Palmstruch, que los entregaba como recibo o resguardo a quienes depositaba oro o plata en el Banco de Estocolmo.
El cheque, por su parte, surge de la práctica bancaria de Inglaterra en el siglo XVIII, pero recién en el siglo XIX comenzó su reglamentación legal. Es en Inglaterra donde se dicta la primera Ley de cheques en 1852. Le sigue Francia en 1865 y el ejemplo es seguido por los demás países.
A medida que avanzaban los años, se necesitaron formas más fáciles y rápidas de tener dinero y adquirir diversas cosas. Así es como en 1914 se originan las tarjetas de crédito desde la compañía Western Union, donde ofrecían a seleccionados clientes una tarjeta que les permitía tener una línea de crédito sin ningún cargo.
Ya hacia el 1958 se creó la BankAmericard (hoy la conocemos como VISA) y la Interbank Card Association (que hoy es conocida como MasterCard). En el mismo año American Express lanzó su primera tarjeta de crédito de papel, pero un año más tarde fue reemplazada por el plástico.
Para tener acceso al dinero, disfrutar del privilegio de vivir sin dificultades económicas y tener poder de compra, político o social, es que el hombre se afana aunque tenga que usar la violencia, un fenómeno cíclico globalizado que se ha esparcido en el mundo como un virus aparentemente indestructible.