Porque algún día deberemos ser honrados en el manejo de los fondos públicos, y no solo aparentarlo.
En esta sociedad donde nos ha tocado nacer y vivir, no es grato atacar, denostar, criticar, fulminar o desacreditar a quienes nos caen mal o nos han hecho algún daño.
Pero sí es una responsabilidad enfrentar a quienes roban, manipulan, persiguen y asesinan mientras son funcionarios.
Apena a cualquiera que esos malvados, mentirosos e hipócritas tengan familiares inocentes, pero duele que a pueblos pobres y trabajadores se les robe hasta la esperanza.
Por ello, el gobierno presidido por Luis Abinader y Raquel Peña debe mantenerse firme en la condena de hechos pecaminosos en contra del erario. Sin dejar a los de antes, pero tampoco a los que puedan existir ahora.
Porque algún día deberemos ser honrados en el manejo de los fondos públicos, y no solo aparentarlo.
Aquí hacen falta hombres y mujeres con pantalones que denuncien, persigan, sometan y luchen porque esos despropósitos se corrijan judicialmente. Pero ya. No mañana.
El igual propósito de sana administración conlleva investigar nuevas compras y construcciones para lo que sea, cuando todos estamos claros cuáles son las necesidades básicas de la gente pobre y sin ingresos.
Porque siempre se ha dicho, y más tarde visto y comprobado, que los funcionarios involucrados en alquileres, compras y construcciones de obras terminan ricos, muy ricos.
Aprovecho este espacio para felicitar al licenciado Juan Taveras Hernández (Juan TH) por la publicación de una obra sobre la corrupción que espero leer más adelante.
Para concluir, lo cierto es que el agua es vida, no un medio para hacerse más rico o llegar al poder. Todos la consumimos, la necesitamos y debemos ahorrarla.
Mayo de 2023.