Este indicador abarca a todas las personas que desean trabajar pero no tienen un empleo
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha introducido un nuevo indicador llamado "brecha de empleo" que va más allá de las tasas de desempleo convencionales.
Este indicador proporciona una medida más exhaustiva de la demanda insatisfecha de empleo, especialmente en los países en desarrollo, y abarca a todas las personas que desean trabajar pero no tienen un empleo.
Según el informe de la OIT, y una reseña de la agencia de noticias IPS, los países de bajos ingresos enfrentan la mayor tasa de brecha de empleo, alcanzando un alarmante 25 %.
En los países de ingresos medios, esta tasa se sitúa ligeramente por encima del 11 %, mientras que los países de altos ingresos registran las tasas más bajas, con un 8,2 %.
Según el informe de la OIT, los países de bajos ingresos enfrentan la mayor tasa de brecha de empleo, alcanzando un alarmante 25 %.
Es preocupante destacar que los países de bajos ingresos son el único grupo que ha experimentado un aumento a largo plazo en la tasa de brecha de empleo, que ha pasado del 19,1 % en 2005 al 21,5 % en la actualidad.
Para los países en desarrollo, las dificultades financieras y fiscales obstaculizan las respuestas a amenazas complejas como conflictos, catástrofes y crisis económicas que se refuerzan mutuamente, lo que agrava aún más la brecha de empleo.
Inversión en protección social
El informe de la OIT también destaca las carencias significativas en las políticas de protección social en los países en desarrollo y señala que una mayor inversión en este ámbito podría generar beneficios económicos, sociales y en el empleo, además de reducir la brecha de empleo a nivel mundial.
Se analizó específicamente el tema de las pensiones básicas de vejez en los países de ingresos medios-bajos y bajos, revelando que solo el 38,6 % y el 23,2 % de los ancianos en estos países, respectivamente, reciben una pensión, en comparación con el 77,5 % a nivel mundial.
El informe proyecta que la introducción de una pensión de vejez en los países en desarrollo aumentaría su producto interno bruto (PIB) per cápita en un 14,8 % en un lapso de 10 años.
El informe proyecta que la introducción de una pensión de vejez en los países en desarrollo aumentaría su producto interno bruto (PIB) per cápita en un 14,8 % en un lapso de 10 años.
Además, reduciría la pobreza extrema en seis puntos porcentuales, lo cual supondría una drástica disminución en la tasa actual del 15,5 %.
Aunque la financiación de la protección social presenta desafíos, el informe enfatiza que no es imposible. Para los países en desarrollo, el costo anual de las pensiones de vejez al nivel de las líneas de pobreza nacional equivaldría al 1,6 % de su PIB.