De continuar el actual derrotero, el gobierno no la tendrá fácil el próximo año en las diferentes elecciones.
El gobierno de Luis Abinader Corona y su PRM han entrado en una fase de desamor con el pueblo. En sus inicios el calificativo de “gobierno de los popíes” le granjeó cierto estigma, pero no fue lo suficientemente contundente como para hacerlo descender en popularidad; luego vinieron los abusos contra personal calificado de toda la administración pública que, luego de haber sido formados por el Estado con base a la ley de función pública para servir al Estado, fueron separados de sus cargos solo porque había que colocar allí un perremeísta, aunque desconociese por completo las implicaciones del puesto. Esto generó una bajada de la calidad de la democracia y de los servicios públicos del gobierno. Ciertamente, esto produjo mucho escozor, sobre todo en un partido que decía ser moderno lo suficientemente potente como para mantenerlo en el banquillo de los acusados de la administración de justicia de forma permanente.
Atribuir a la administración pasada los males de hoy produjo cierta popularidad. Pero a la larga, quedó claro que el gobierno se sostenía solo por la popularidad de la cabeza del Ministerio Público. Esto es: por la política de persecución contra funcionarios del gobierno anterior más no contra los propios. El tema se ha ido estrellando contra la pared a medida que los funcionarios del gobierno actual, notaron que la política anti corrupción, es cuchillo para su propia garganta y, además, observaron que una repostulación a la presidencia desde el poder implica no perseguir la corrupción porque se requiere publicidad y, sobre todo recursos. Así las cosas, ha quedado empantanada en la vorágine reeleccionista la denominada “política anti corrupción.” Al grado de que amenazas proferidas contra la cabeza del ministerio público constituyen un respiro para el gobierno. De cualquier modo, el gobierno también ha logrado baldear este problema haciendo alianzas y negociaciones con corruptos. Es decir, los partidos que buscan alianzas con el PRM saben que, no deben atacar la corrupción si desean aliarse al partido de gobierno. Esta ha sido una buena jugada.
Ahora bien, donde el gobierno ha quedado atrapado y sin salida, es en el asunto de la inflación, en los bolsillos de los dominicanos de a pie, en los pequeños productores, por ejemplo, los cebolleros del valle de San Juan. A esto se suma, la caída libre del crecimiento económico local. Debido a expectativas muy lúgubres como la entrada en vigencia hacia el año de 2025 del DR-CAFTA. Las implicaciones del desmonte arancelario que este implica junto al desplome de la producción nacional, están haciendo sentir –desde ya-, sus efectos nocivos. No porque el tratado, perce, sea malo, sino por la ausencia de planificación prevaleciente en el gobierno del cambio, el cual, ha debido, en tiempo hábil, preparar a los productores nacionales para ese evento. La inflación sigue indetenible a pesar de que los precios del petróleo o de los combustibles siguen estables y a la baja en el mercado internacional, a pesar de que el peso se ha revalorizado frente al dólar por la debilidad de la moneda de EEUU y las remesas y el turismo siguen aportando religiosamente a la economía local. Lo cual significa que, si cualquiera de estas variables se mueve hacia arriba, la catástrofe sería inminente.
Por otra parte, el gobierno exhibe fracaso rotundo en material ambiental, en materia de educación, en materia de salud, etc. Es decir, no solo el sector productivo no se siente cómodo con el gobierno, es que tampoco los consumidores han visto mejora en su calidad de vida. El servicio de agua potable comienza a ser peligrosamente crítico y, en lugar de resolver el problema, se habla de privatizar el agua. El día del ambiente llega sin penas y sin glorias para el gobierno. El servicio de electricidad es quizás uno de los éxitos del gobierno, pero es un éxito a medias porque los apagones no han cesado ni los abusos de facturación. Por tanto, el gobierno tiene ahí resultados a medias.
La política monetaria, como la crediticia, se fundamenta en favorecer a los bancos al tiempo que ignora a los productores nacionales. Todo mundo sabe que en un ambiente de guerra internacional, los gobiernos nacionales optan por respaldar su aparato productivo, el gobierno está ignorando esta realidad. El gobierno piensa que la división de la oposición le garantiza la reelección y no se ha dado cuenta de que el presente es un gobierno de coyuntura, esto es: un gobierno que ganó con votos prestados. Este error le está conduciendo a romper con sectores independientes y con la maltrecha sociedad civil. Ha descuidado a la clase media baja y a la clase media la tiene contra la pared inflacionaria.
El manejo el problema haitiano ha consistido en la construcción de un muro que nadie quiere y en la cesión de territorio que dicho muro ha implicado. Al grado de que la cooperación judía terminó retirándose del mismo. El gobierno no ha entendido que la política frente a su principal socio comercial es extender el capitalismo nacional hacía el Oeste. Lo que ha hecho es plegarse a las agendas sobre Haití de otros estados, desconociendo que en ninguno de los dos lados de la isla, se ve con buenos ojos intromisiones extranjeras. En lugar de fortalecer las relaciones con su vecino más próximo, con su aliado económico, las ha distanciado.
La política de seguridad nacional es otro tema que produce impopularidad al presente gobierno porque ha sido abordado incorrectamente, se parte de calificar de corruptos a la generalidad de los policías poniendo a un extranjero al frente de la misma; mientras se descuida al Ministerio Público. Este tema es tan preocupante que ya se siente en los polos turísticos, es decir, la población extranjera la siente igual que el local.
Para el gobierno retomar la iniciativa habrá de presentar obras sobresalientes que solucionen problemas troncales en dominicana como en materia de transporte, agua potable, carreteras, salud, economía social, etc. No podemos seguir siendo una nación con crecimiento económico pero con pésima distribución de los recursos, destruyendo el Medioambiente y olvidando al pobre. Si el gobierno de Luis no prueba que su política anti corrupción es seria, las urnas podrían confirmar que el PRM sigue con la tradición de perredista de solo cuatro años.
De continuar el actual derrotero, el gobierno no la tendrá fácil el próximo año en las diferentes elecciones. El PSOE en España acaba de tener respuesta a su sordera en las elecciones municipales de España. DLH-5-6-2023