La situación no ha cambiado con el actual gobierno, pues no solo no se ha auditado ese ministerio en relación a los gobiernos anteriores, sino que, se ha incurrido en los mismos errores.
El contenido de la política educativa puesta en marcha en la República Dominicana desde la última década del siglo pasado, obedece a una serie de sugerencias internacionales o de asesores extranjeros que, más que venir a transformar la educación dominicana, han venido a ganarse un buen dinero porque se trata de diagnóstico que nunca son puestos en práctica. Los estudios sobre la problemática educativa pueden llenar los anaqueles de cualquier biblioteca y el disco duro de cualquier ordenador.
Más la aplicación de las mismas brilla por su ausencia debido a una serie de factores que más que de modelos educativos obedecen a razones politiqueras de los gobiernos de turno. El gobierno actual decidió colocar allí a su director de campaña política, lo cual, da una idea de que de lo que se trata es, de apoderarse del botín presupuestal allí existente bajo el nombre de 4%. Las evaluaciones muestran que, para nada ha mejorado la calidad de la docencia, ni del aprendizaje. Ahí todos están ocupados en repartirse como piñata los recursos de que disponen. Es decir, no hay unidad de propósito, ni un plan educativo al margen de repartir las compras entre suplidores al vapor y tradicionales.
Quizás fue la fenecida maestra Ivelise Prats Ramírez de Pérez, la última educadora dominicana en aplicar un enfoque nacional a la problemática educativa, para dicha educadora, el problema central era la ausencia de escolaridad en los padres. Por esta razón puso en marcha un plan para que el problema educativo pasase por el tamiz de concienciar primero a los progenitores para que estos pudiesen ayudar a sus vástagos a entender la necesidad de la socialización que implica la escuela como forma de ser exitoso en la vida social. El tema parte de que existe familia, en aquellos tiempos la familia nuclear urbana o rural, tenían un peso específico en el ambiente social de dominicana. Andando en el tiempo, esa realidad ha prácticamente desaparecido, hoy en día el centro del núcleo familiar, de existir, es básicamente monoparental. De modo que la situación ha variado mucho desde entonces a esta fecha. Lo que implica que su modelo no aplica ya.
Luego, al inicio del siglo XXI, doña Milagros Ortiz Bosch centró la problemática educativa dominicana en permitir el acceso a la misma a niños y niñas indocumentados. El propósito era incorporar a la masa más vulnerable del país al proceso educativo para integrarlos de manera que aportaran al país más allá de la indigencia. Previamente, el gobierno de Leonel Fernández había hecho hincapié en mejorar la vida de los docentes como manera de coadyuvar a la mejora educativa nacional, se partió de la necesidad de poner al docente en capacidad de aportar más a su labor dignificando su vida. Esta última política puede calificarse como exitosa, la educación realmente recibió un impulso notable porque los maestros, una vez, adquirieron mayores recursos, se dedicaron a actualizar sus conocimientos, lo cual repercutió positivamente en el plano educativo.
Ciertamente, la calidad de la educación mejoró. Sin embargo, ya hacia 2010, se hizo palpable que la inflación había menguado la capacidad económica de los maestros, que, se requería de una nueva ola reformadora, y, además, se entendía que la educación debía plantearse nuevas ofertas curriculares, que debía mejorar sus prácticas, que debía poseer tandas extendidas, que debía transitar hacia carreras técnicas que transformasen el bachillerato, pues no todos debían prepararse solo para adquirir un tique que les abriese las puertas de las universidades. Que, además de laboratorios, bibliotecas, uniformes, útiles escolares, etc., se requería desayuno y almuerzo escolar. En pocas palabras, se requería que se cumpliese la ley del 4% para la educación. Pedimento que el doctor Fernández veía desde un ángulo muy diferente.
Así las cosas, Danilo Medina se convirtió en el aplicador del 4% en tanto fórmula que resolvería el problema de la educación dominicana. Se creó entonces un escenario en el cual, los colegios privados vieron cómo su espacio se debilitaba debido a la migración de su personal hacía el sector público. Incluso, los colegios católicos empezaron a parar hacia el habitad de lo público. Pero pronto, esa esperanza empezó a desvanecerse, pues se descubrió que más que mejorar la calidad de la educación y transformar para mejor la educación, ese gobierno se limitó a propiciar la corrupción mediante la construcción de escuelas a orillas de las carreteras, en zonas verdes, en lecho de ríos y cañadas, o donde no había habitantes, etc. Es decir, el objeto era enriquecer ingenieros. En pocas palabras, hacer una piñata política con dichos recursos.
La situación no ha cambiado con el actual gobierno, pues no solo no se ha auditado ese ministerio en relación a los gobiernos anteriores, sino que, se ha incurrido en los mismos errores. Al grado de que se han hecho propuestas de destruir pruebas, de encubrir a funcionarios que, desde el ministerio de educación, han llegado incluso a ordenar fastuosas obras plásticas con la imagen de algunos de sus incumbentes. A utilizar los uniformes como medio expedito para hacer contratas millonarias y a emplear la necesidad de tables y computadoras como medio de enriquecimiento. En pocas palabras, el gobierno actual, como su antecesor, ha fracasado en su política educativa. El país se encuentra en un callejón sin salida en el plano educativo. Algunos hablan de incapacidad gerencial para el manejo de los recursos disponibles, entendemos que la sempiterna corrupción ahora ahogada en repostulación presidencial, nada tiene que ver con la aplicación de un modelo educativo.
No se requiere ser pedagogo, ni gerente educativo, para enterarse del fracaso de la política educativa dominicana. Además, los críticos del desastre han fallado el tiro al centrarse en acusar a los educadores de la tragedia educativa. Quizás como manera de encubrir a los políticos responsables. El maestro junto a los estudiantes y la sociedad, no son más que víctimas de un modelo corrupto y corruptor. Mientras Suecia saca las pantallas y los celulares de las aulas, mientras Japón nunca ha empleado calculadoras en sus escuelas, en dominicana se hace uso y abuso de las mismas. El resultado lo tenemos a la vista, el estudiante nacional se ha convertido en violento porque no tiene formación hogareña porque carece de familia y la escuela no se ha percatado de esa realidad.
El modelo corrupto de la sociedad impide a los educadores, educar en valores porque la realidad los desmiente constantemente y los estudiantes no son idiotas. Perciben claramente, que el educador habla de una sociedad idílica, utopía, pues el barrio pertenece al político y al narco y, ni el uno ni el otro, tienen formación. Esto sin hablar de las bancas, las máquinas tragamonedas, etc. Es decir, la escuela de hoy debe partir de la realidad, no de lo ilusorio. Requiere más sociólogos, más psicólogos, más inserción social y el cambio del modelo político actual donde solo son celebridades aquellos que lo hacen mal y se castiga las conductas correctas. En resumen, la escuela debe sustituir a la familia inexistente desde una perspectiva armónica con valores sociales integrales. ¿Pueden los políticos ser los modelos de las nuevas generaciones? ¿Pueden los críticos de los mass media ser los sustitutos de los docentes? ¿Se puede vivir y mantenerse actualizado con lo que gana un maestro?
El país requiere que, aquellos que tanto critican a los docentes, se metan en las aulas, que impartan docencia en las condiciones actuales para que luego, si salen vivos, critiquen a los compujidos educadores. Se habla desde la acera del frente de los educadores, más no de la deficiencia de una sociedad excluyente que, se roba las riquezas sociales para ponerlas en manos de particulares, mientras descuida la educación. Zygmunt Bauman lo ha dicho con estas palabras: la sociedad líquida, exige, una educación líquida, esto es: que los mass medias, las redes, las políticas públicas, etc., sean también escuelas porque la escuela somos todos. Que el trabajo mismo sea también escuela, que la política escuela en valores.
Tan es así que, los individuos bien educados usan sus privilegios para burlarse de los que no tuvieron las mismas oportunidades que ellos. Quienes así actúan son los reales anti sociales y anti sistema. Ladran, pero no muerden. DLH-13-6-2023