La República Dominicana, para no ir más lejos, tiene alrededor de once millones de habitantes, de los cuales, más de 500 mil están en pobreza extrema.
La Democracia está en peligro en todos los países donde impera como forma de gobierno. A esa conclusión llegamos George Rodríguez y yo durante una conversación con el profesor, experto en geopolítica, Iván Ernesto Gaton, durante una entrevista en el programa de televisión “Nosotros a las 8” que se difunde por Teleradioamerica, después de analizar el declive estrepitoso, casi exponencial, tras un recuento de lo que está pasando en Estados Unidos, Francia, Italia, España, Alemania, México, Argentina y muchos otros países de la región y del mundo.
La “derecha” está ganando cada vez más terreno en América, Europa, Asía y África. Habría que preguntarse, ¿por qué? ¿Qué ha pasado que el sistema democrático impuesto por los países capitalistas desarrollados hace ya varios siglos se derrumba abriéndole paso a regímenes derechistas, monopolistas y conservadores?
La crisis está, desde mi punto de vista, en el capitalismo, que como bien dijera el Papa Benedicto, se torna “salvaje” a tal punto de poner en riesgo su propia existencia y la forma de gobernar en los países donde impera, con su economía abierta de mercado, donde el pez grande se come al pequeño, como hacen las ballenas con las sardinas, que engulle a cientos de ellas con un solo bocado.
El continente americano es el más desigual del mundo, incluso más que África, según revelan los organismos internacionales.
La República Dominicana, para no ir más lejos, tiene alrededor de once millones de habitantes, de los cuales, más de 500 mil están en pobreza extrema, en tanto que más de 4 millones se encuentran en pobreza. Un dato escalofriante: el uno por ciento más rico acumula el 77% de la riqueza, en tanto que el 50% más pobre tan solo posee el uno por ciento. Algo más: durante la pandemia del coronavirus, los ricos, lejos de empobrecerse, se hicieron más ricos y poderosos. Es decir, concentran la riqueza, pero también la pobreza. (Los ricos más ricos, los pobres más pobres. La desigualdad y la inequidad aumentaron)
El periodista de Santiago Esteban Rosario, uno de los mejores investigadores sociales con que cuenta la comunicación del país, ha escrito varios libros interesantes, como “Los Vicini, el verdadero poder”, pero, sobre todo, “Los dueños de la República Dominicana” donde revela que unas 30 familias poseen enormes fortunas que contrastan con la pobreza y la miseria imperante en nuestra nación. Esteban escribió también sobre los empresarios y el Estado. Casi todas las fortunas, de los dueños del país, han sido construidas teniendo al Estado como su principal aliado.
Y como si fuera poco, la evasión fiscal del país rondaba el 40% hasta la llegada del presidente Luis Abinader al poder. Quienes evaden son los mismos que en su mayoría no quieren una reforma fiscal que los obligue a pagar más tributo. El contrabando y la evasión impiden que el Estado reciba los recursos para satisfacer las necesidades de la población más vulnerable. A todo ello sumémosle la corrupción que, hasta antes de la llegada de Abinader, se llevaba entre un 4 y un 5% del PIB. (Así no hay Toro que llegue a Buey)
Es el capitalismo, con su democracia, la que genera tanta marginalidad y pobreza, pues, mientras unos pocos lo tienen todo, la mayoría no tiene nada o tiene muy poco, lo suficiente para una vida precaria, pues tampoco cuenta con un régimen que les permita poseer salud, educación, empleos dignos, viviendas dignas y un sistema de justicia que funcione para todos, no solo para “los dueños de la República Dominicana”.
En la República Dominicana, la democracia, como en la mayoría de los países donde existe, es un fraude, una mentira del tamaño de la Catedral, por la falta de igualdad y de oportunidades para todos, porque genera exclusión social y desamparo en buena parte de su población. En nombre de la libertad y la justicia, incluso de Dios, se han cometido los mayores crímenes en contra de la humanidad. A la gente no le importa si vive en el sistema socialista, comunista o en una dictadura de la naturaleza que sea, lo que la gente desea es que le resuelvan sus problemas existenciales.
La gente prefiere menos libertad y más justicia, menos libertad y mejor distribución de la riqueza, menos libertad y más educación, salud, empleo, vivienda y seguridad; menos libertad y una mejor distribución de las riquezas que ella misma produce. A los chinos no les importa si viven en socialismo o comunismo, el hecho cierto es que 800 millones de chinos han salido de la pobreza, que la pobreza extrema terminó en ese país, según las Naciones Unidas. ¡Eso es lo que en definitiva importa!
Doctrinalmente, la democracia es un sistema perfecto, pero solo en teoría, porque la realidad es otra. El que crea lo contrario que revise las cifras de pobreza, desigualdad, inseguridad, racismo, xenofobia y violencia del país más próspero del mundo: Estados Unidos, con más de 40 millones de pobres, es decir, más del once por ciento de su población. Estados Unidos, donde “los negros cantan para olvidarse que nacieron con luto”, como dijo el poeta Manuel del Cabral.