El tema es que, en las propias tiendas, usted ve a personas -móvil en manos-, mostrando los artículos del supermercado a la ama de casa, para que sea esta la que decida lo que habrá de adquirirse.
Es tendencia el comercio digital o, mejor dicho, la realización de transacciones digitales de parte de los consumidores. Por ejemplo, el periodo del Covid 19 obligó a diversas familias a realizar compras online, incluso, en su supermercado favorito, en las farmacias, el asunto lleva todavía más tiempo. Pero a medida que las técnicas digitales avanzan, se observa que las tiendas tipo Amazon pueden estar en nuestro sector, en nuestro barrio, la moda empezó como servicios de “delivery”, ahora se ha generalizado de tal modo que, no faltan aquellos que dicen que el centro comercial o mall, tiene sus días contados porque las vitrinas tradicionales de las tiendas están muriendo a pantallazos de los móviles y de las PC.
El tema es que, en las propias tiendas, usted ve a personas -móvil en manos-, mostrando los artículos del supermercado a la ama de casa que quedó en su casa, para que sea esta la que decida lo que habrá de adquirirse. Es decir, la propia visita física al supermercado se ha digitalizado, la decisión de compra es ya remota. En todas las formas posibles de compras. El mundo ya no se concibe sin conexión a internet, a la red. Así como los comercios de hoy en día no pueden existir, ni ser competitivos sin poseer una página en la web, porque el consumidor ha hecho suyas las redes o comercio digital. En un mundo cada vez más inseguro, la gente prefiere quedarse en casa y los chicos milennials, no gustan de salir de paseo a ver monumentos, sitios, lugares de interés, si lo pueden hacer por la red. Se acabó el salir a ver vitrinas porque estas pueden verse en casa. El mundo se ha digitalizado para todos los bienes de consumos incluidos los servicios que se encuentran en el comercio.
Como se comprenderá, este mundo de compras digitales implica, por necesidad, una banca digitalizada, una banca que vaya a la vanguardia de la tecnología, o capaz de ofertar sus novedades al usuario por vía digital. Pues, la banca no escapa a la tendencia de la digitalización del comercio. Por el contrario, viene creciendo junto a este.
Pero este comercio digitalizado hace más vulnerable que nunca al consumidor porque no se trata solo de que puede ser estafado vía las redes. El mayor golpe lo recibe de los propios oferentes quienes no siempre actúan con ética. Es más, en el caso de las tarjetas de créditos o, mejor dicho, en todo el mundo de los servicios financieros el consumidor de servicios bancarios ha pasado a ser el más vulnerable de todos. Si bien comprar con tarjetas permite tener el control y saber en todo momento lo consumido, no menos cierto es el hecho de que la banca, al digitalizar sus servicios ha pasado a cobrar hasta por pestañar. Lejos han quedado los días en que la banca impulsaba al ciudadano de a pie a poseer una cuenta de ahorro, como clavo para una emergencia. Ahora el banquero se ha convertido en ratón de las cuentas de ahorros en lugar de depositar intereses se la come poco a poco hasta dejarla vacía.
Donde más irritantes es el asunto es en las deudas hipotecarias y en las cuentas a plazo fijo, en una y otra, la banca carga intereses al consumidor cuando la tasa sube pero olvidan reajustarla hacia abajo cuando esta tiene una bajada. Un buen ejemplo, es lo que ocurre aquí por esto días, recientemente, la Junta Monetaria decidió subir 0.50 a las tasas, de inmediato la banca reajusto los hipotecarios pero dejó inmovilizadas las cuentas a plazos. Luego la propia Junta Monetaria dejó sin efecto el aumento en su totalidad. Sin embargo, la banca ha dejado colgada hacia arriba la tasa. Es decir, no la ha reajustado hacia abajo, lo cual constituye una competencia desleal contra los ahorristas y los deudores de créditos hipotecarios. Las autorizadas de Pro Consumidor, de Prousuario, de la Superintendencia de Bancos, etc., nada hacen en favor de consumidor afectado; por el contrario, aplauden muchas de estas decisiones de la banca.
Más recientemente, el gobierno decidió inyectar alrededor de Cien Mil millones al mercado con el objeto de abrir el crédito a la pequeña y mediana empresas, sin embargo, antes de que estos fondos llegarán a la banca, ya los inversionistas de altos ingresos y la propia banca, se habían engullido dicha suma dejando a las Mipymes como perico en la estaca.
Como podrá notarse el país sigue bajo la estaca de un capitalismo salvaje inconstitucional, pues no guarda relación con los principios del Estado social y democrático de derecho que proclama la Constitución. Urge que, el denominado Estado regulador haga su impronta, pero mientras los órganos para la aplicabilidad de las políticas de equilibrio del Estado social estén en manos de sectores del empresariado bancario o de burócratas y políticos vendidos, esto no será posible. Por tanto, la noción de finanzas justas y de comercio digital en el país no son más que instrumentos al servicio de del capitalismo financiero y de los organismos internacionales que imponen políticas tributarias con el solo objeto de cobrar los intereses de préstamos internacionales leoninos.
Consumers International, en el plano internacional y, FUNDECOM, en el plano local, han declarado 2023 como el año de las finanzas justas y del comercio digital, precisamente, para llamar la atención de los abusos en que pueden incurrir los integrantes del mercado financiero solo porque tienen una posición dominante en el mercado gracias a burócratas vendidos e inconstitucionales que, para nada entienden ni aplican los principios del Estado social y de las leyes adjetivas que están, precisamente, para proteger al consumidor. DLH-4-7-2023