El primer poema, titulado "Toda forma, todo vértigo" sucumbe ante el poema: "la mano que tiembla, que se esconde".
Por Génesis Ramos
Acabo de sumergirme en las profundidades del libro "Selva de palabras cortadas" de Bileysi Reyes, y mi espíritu ha experimentado una transformación poética. Durante tres días, he permanecido en un estado de parálisis, tanto emocional como de inspiración propia, mientras reflexionaba y apreciaba cada uno de los poemas presentes en este libro. La poeta nos brinda una propuesta literaria que va más allá de un grito desesperado de pasiones; también nos introduce en una soledad amarga, llena de latidos y de una carrera tras la cordura, una experiencia que impacta profundamente en el alma.
El primer poema, titulado "Toda forma, todo vértigo sucumbe ante el poema: la mano que tiembla, que se esconde", es el reflejo de la autora al hablar sobre la carne, su propia carne, como una entidad separada de sí misma y, al mismo tiempo, un todo. En su pequeñez, quizás por sus complejos, por sus miedos, por la magnitud de los versos que la superan como si fuera un gigante mar, leemos que se proyecta como un narrador que observa todo desde fuera y se describe recorriendo todo su cuerpo y se encuentra con que "no puedo perpetuarme", "mi cabeza me hace esos jirones" y "la carne palpita siempre empleando palabras simultáneas".
La poeta pone de manifiesto nuestra insignificancia, nuestra pequeñez, hasta cierto punto, nuestra miseria, sin esta entidad divina que se encarna en la piel de todo escritor para narrar cómo nuestra carne mortal se pierde fácilmente en "un mar de versos que no desean ser" y que solo con la palabra no se abre el corazón, también "el cerebro y deja palpitar la llama de la vida", de la verdadera vida, de lo que en realidad somos. Para cualquier escritor, un pedazo de papel simboliza un portal hacia estos universos internos que quedan callados frente a la velocidad y compromiso que arrastra la cotidianidad.
A lo largo del libro, encontramos una recurrencia de conceptos que no son meras casualidades, como los tentáculos, el mar, el barco, el agua… El tentáculo se hace presente en los poemas "Escribo el poema y me perpetúo" y "Estoy afuera". En ambos, Reyes habla de la perpetuación, de la permanencia en el tiempo, y nos muestra el enorme compromiso que conlleva la eterna exposición de las vulnerabilidades, los deseos y las penas de un poeta. Sin embargo, ella no teme enfrentarse a esto ni a nada, y grita:
La corriente surca los cristales que brotan de los ojos
Abro las válvulas de esta esfera herida en los cañaverales
También deja ver la preocupación que acarrea el peso de la perpetuación y los factores que pueden limitar el querer hacerlo, como este tentáculo que representa la mente y con ésta los miedos y dice la poeta, "resuenan las campanas acordes a la misericordia del tentáculo" las campanas, pensamientos que rondan la mente, que envuelven todo el cuerpo.
Abro las válvulas
de esta esfera herida
en los cañaverales
de la piedra repetida
en la marea baja
convertida en sus perennes
rótulos blancos.
La poeta se hace llamar a ella misma una "esfera"; como lo es la tierra, algo que ni comienza ni termina, que simplemente es y existe y se impone y alberga muchas cosas. Dice que ella abre las "válvulas"; este corazón, de esta "esfera herida". Hace referencia a su dominicanidad, hacia los campos, hacia su ser raíz con la palabra "cañaverales"; a las "piedra repetidas", a estos sufrimientos presentes y constantes; "en la marea baja", en este mar que como es de bello es fluctuante y vive en constante movimiento, como la vida misma.
Para finalizar, nuestra poeta Bileysi Reyes ha logrado cautivarme con su libro "Selva de palabras cortadas". Su poesía trasciende los límites de la experiencia humana, llevándonos por un viaje introspectivo que nos sumerge en la grandeza y la fragilidad de nuestra existencia. Cada verso es un destello de luz en la oscuridad, una voz que se alza contra la indiferencia del mundo y nos invita a explorar los recovecos más profundos de nuestro ser. Reyes ha creado un excelente poemario que merece ser reconocido y celebrado.
- Génesis Ramos, autora de este artículo es educadora y poeta, egresada de la carrera de Educación orientada a la enseñanza de la Lengua y la Literatura por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. Tiene publicado el poemario “Alma sin título”. Es miembro del Taller Literario PUCMM.