El país requiere de una transformación urgente del sistema de salud porque lo que predomina actualmente es la comercialización de la medicina y la indolencia.
Manuel Díaz Aponte
Una tortura a la que diariamente son sometidos los pacientes en los centros de salud de la República Dominicana por el tema de los seguros médicos. En mi caso, pese a tener un buen seguro lo que se alegó en el Get Well es que los trámites por parte de la ARS Senasa para el pago de los servicios prestados “son muy lentos”.
Ahora bien, ¿Por qué cargar contra el paciente las diferencias de criterios y los inconvenientes burocráticos que se presentan entre los establecimientos médicos con las instituciones aseguradoras?
¿Qué culpa tiene el paciente que llega con una dolencia, accidente y emergencia a una clínica o centro de salud privado en busca de asistencia?
El país requiere de una transformación urgente del sistema de salud porque lo que predomina actualmente es la comercialización de la medicina y la indolencia.
En ese sentido, es un imperativo reducir al máximo los trámites burocráticos a la hora de atender una emergencia en los centros hospitalarios públicos y privados.
La confirmación de los datos requeridos por el establecimiento médico y la ARS es muy lenta y en ocasiones inhumana cuando se trata de un episodio de emergencia.
Aunque en el país hemos avanzado en cuanto a la construcción de edificaciones y centros de salud de primer nivel, en cambio, la parte humana en el tratamiento del paciente deja mucho que desear.
Medicina, ¿cuestión de resultado?
Un facultativo tiene como objetivo central curar la dolencia de su paciente aplicando para ello el protocolo medicinal y terapias que demandan las circunstancias.
Los fármacos, disciplina del enfermo, descanso y una efectiva alimentación son esenciales para alcanzar los objetivos.
En mi caso, admito que esa ha sido la clave y después de tres meses lidiando con la parálisis facial lado izquierdo que padecí ya estoy muy recuperado, recobrando las fuerzas y vitalidad del organismo.
Hago mis caminatas habituales de hasta 5 kilómetros de distancia y por el momento no estoy corriendo porque mi organismo está en el proceso de recuperación de sus fuerzas internas.
Ante cualquier dolencia, es esencial disponer de la información adecuada, necesaria y puntual para alcanzar el éxito. Las debidas orientaciones profesionales y diseños de estrategias a aplicar son fundamentales.
He tenido el privilegio de contar con un equipo de médicos de primer nivel sin cuyas orientaciones, indicaciones y sabios consejos profesionales mi recuperación no habría sido posible. Entre esos galenos menciono a los doctores José García Ramírez (cardiólogo); César Mella Mejías (psiquiatra); Osvaldo Domínguez (endocrinólogo), Noemi Pérez (anestesióloga); Juan Almánzar (neurólogo); Gladys Sabino (fisiatra); Johanny E. Crispín (diabetóloga y nutrióloga clínica); Marisol Ducoudray (psicóloga clínica); Rodolfo Ballenillas (cardiólogo); Ovidio A. Ávila Ramírez (médico familiar) y Paola García de Robles.
Cada uno de ellos, algunos oriundos y que ejercen sus profesiones en Macorís del Mar, fueron DETERMINANTE para mi cura.
Mi padecimiento demandó del concurso de cada uno de ellos porque se trató de la alteración del organismo particularmente del ritmo cardíaco y del nivel de la glucosa.
Emocionalmente sufrí un impacto que me “sacó” de mis habituales normativas de vida y por ello tuve que someterme a rigurosos análisis de sangre, cateterismo y monitoreo de la frecuencia cardíaca, así como del nivel de azúcar en la sangre.
Ciencia y Fe
Lógicamente, la contribución del paciente en ese proceso es clave, tal como lo advirtió la fisioterapista Gladys Sabino cuando sentenció en mi primera consulta que: ¿Usted está consciente de que el proceso a recorrer es bastante largo y debemos tener paciencia?
En efecto, ya en el primer mes de mis ciclos de terapias la movilidad del rostro lado izquierdo comenzaba a sentirse, rumbo a la recuperación definitiva.
Fueron tres sesiones de 15 terapias cada una asumiendo con mucha fe, valor y perseverancia.
En el Centro de Rehabilitación Macorís la música cristiana colocada en los audífonos, combinados con la destreza de las masajistas transmitía seguridad y paz en el tortuoso proceso.
Por supuesto, el apoyo familiar ha sido determinante comenzando con mi esposa doctora Teresa Pérez y mis hijos Tania, Román y Moisés.
Lluvias de oraciones colmaron mi hogar organizado por la Primera Iglesia Evangélica Dominicana de San Pedro de Macorís, grupos de amigos, compañeros de labores y familiares que se unieron para orar ante el Señor Jesucristo por mi recuperación. A todos(as)muchas gracias. Eternamente agradecido por esas plegarias expuestas ante Dios.
Los ejercicios físicos
El cuerpo médico que me asistió en esta difícil etapa de mi vida ya con 68 años a cuesta valora la importancia de los ejercicios físicos para la buena salud del individuo incluyendo en aquellos casos del padecimiento de alguna dolencia.
Coincidencia generalizada entre ellos es que los ejercicios físicos son “vitales” para la efectiva reanimación y vigorosidad del cuerpo humano.
Aquí, está la clave del porqué mi parálisis facial lado izquierdo no alcanzó mayores niveles de agravamiento. Tengo una tradición deportiva de más de 50 años combinado con prácticas de béisbol, softbol y atletismo.
Máster de atletismo con diversas competencias, incluido el maratón de la prensa que por varios años organizó el Colegio Dominicano de Periodistas y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa.
Conservo en mi hogar trofeos y medallas de mi actividad deportiva que ha sido una base esencial en mi calidad de vida, siendo ahora la primera vez que soy medicado sistemática y rigurosamente por prescripción médica.
El cóctel de medicamentos sugeridos por mis médicos incluyó además de variedades de fármacos, algunas dosis inyectables de vitaminas.
Afortunadamente, nunca perdí el apetito y la alimentación que consumo incluye proteínas principalmente pescados; granos, pollos, legumbres y ensaladas verdes, así como variedades de viandas.
La Alimentación
Hace varios años que consumo alimentos balanceados cargados de vegetales, legumbres, viandas, frutas y ejercicios habituales.
Los excesos de sal, aceite y azúcar son tres ejes altamente perjudiciales para la salud humana y debemos evitarlos por encima de todas las cosas. Los hábitos sanos para alimentar nuestro organismo serán fundamentales en nuestra calidad de vida y por consiguiente alcanzar la deseada longevidad.
Agregar a esto, la parte espiritual que comenzó a ser fortalecida tras mi viaje a la República Popular de China, Vietnam y Corea del Norte en 2008.
Colaboración del paciente
Si el paciente no colabora con su médico y el tratamiento aplicado difícilmente pueda superar la enfermedad que lo aqueja. La voluntad y sacrificio para recuperar la salud se imponen.
He tenido que convivir y ser “aliado” de la jeringa. Por ejemplo, con la aplicación de insulina para reducir los niveles de azúcar en la sangre. La sustancia es colocada a través de una inyección en los bordes del ombligo y los resultados son excelentes a tal punto que después de un mes de usarla, el endocrinólogo Osvaldo Domínguez, la reemplazó y ahora el tratamiento es a base de pastillas. Mi glicemia ronda los 100 y 115.
Ha sido fundamental en la recuperación la alimentación a base de verduras y legumbres, proteínas como el pescado; pollo y res, así como el consumo de frutas verdes en forma moderada. Igualmente, víveres como el ñame; yautía, guineo verde y batata.
¿Por qué mi presión arterial y la glicemia se dispararon? El impacto emocional de la parálisis facial lado izquierdo fue un factor que incidió, según los médicos que me han asistido en este proceso.
La serenidad y paciencia por parte del enfermo es esencial para contrarrestar y curar la dolencia.
El miércoles 26 de abril mientras almorzaba en casa sentí una ligera “perturbación” que mis hijos Román y Moisés asociaron a un mareo, aunque en verdad, nunca perdí el conocimiento y rápidamente me llevaron al hospital oncológico de la UCE para proceder a la mi estabilización.
Román, en ausencia de su madre Teresa, quien estaba acompañando a nuestra hija Tania en Atlanta, Georgia, tras alumbrar a la hermosa nieta Salma, tomó la inteligente iniciativa de trasladarme al Centro Cardiovascular Santo Domingo (CCVSD), de la capital.
Rápidamente contrató un servicio de ambulancia privado para realizar el viaje. En el interior del vehículo estuve acompañado de la doctora Noemi Pérez.
Mientras que, por otro lado, Román iba conduciendo su vehículo junto a su hermano Moisés sin perder de vista la ambulancia en todo el trayecto desde San Pedro de Macorís hasta Santo Domingo.
Ya en la Unidad de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista del CCVSD, referido por el doctor Julio Acevedo, se procedió a aplicar un Cateterismo Cardíaco a cargo de un equipo profesional integrado por la doctora Paola García de Robles; los técnicos Nelson Cruz, Efraín Angulo y la enfermera Iris Beltré.
Sus conclusiones fueron las siguientes:
-Enfermedad arterial coronaria no significativa de dos vasos.
-Enfermedad arterial coronaria significativa de un vaso secundario no revascularizable.
En tanto, las recomendaciones son:
-Optimizar tratamiento médico
-Controlar factores de riesgos cardiovasculares.
En este centro de salud se me hizo el 28 de abril pasado un TAC de Cráneo, que no evidenció lesiones agudas. Se trata de un procedimiento o exploración de diagnóstico por imágenes que utiliza rayos X para crear imágenes detalladas de la cabeza, incluyendo el cráneo, el tejido cerebral y los vasos sanguíneos.
Recientemente, acudí a mi cardiólogo José García Ramírez en el Centro Médico UCE, en Santo Domingo, quien me practicó un ecocardiograma mostrando el mismo resultado positivo para mi salud. Incluso, recomendó mis ejercicios habituales comenzando con caminatas.
Se trata de una prueba diagnóstica fundamental porque ofrece una imagen en movimiento del corazón y a través de ultrasonidos, la ecocardiografía aporta información acerca de la forma, tamaño, función, fuerza del corazón, movimiento y grosor de sus paredes y el funcionamiento de sus válvulas.
En resumen, la experiencia sobre mi salud por la que he transitado en los últimos tres meses confirma la fragilidad humana ante las adversidades.
Y demuestra una vez más que con Dios y la ciencia podemos superar las crisis que eventualmente pueden impactar a nuestro organismo. No olvidemos que los ejercicios físicos y una sana alimentación son imprescindibles para alcanzar una salud estable, incluso, hasta para superar cualquier evento negativo en nuestro organismo.
Artículo de Manuel Diaz Aponte