Descubren que el dióxido de carbono, y no el agua, es la que desencadena volcanes basálticos explosivos
Un equipo de geocientíficos de la Universidad Cornell ha desvelado un avance significativo en la comprensión de las erupciones volcánicas. A través de herramientas de investigación innovadoras, han revelado que el dióxido de carbono gaseoso podría ser un desencadenante de erupciones explosivas en los volcanes, lo que altera el paradigma tradicional que apuntaba al agua y al magma poco profundo.
La investigación, presentada en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences', propone un nuevo modelo que sugiere que los volcanes basálticos, ubicados generalmente en el interior de las placas tectónicas, se alimentan de magma profundo almacenado a unos 20 o 30 kilómetros bajo la superficie terrestre, recoge Europa Press.
Este estudio, que involucró a científicos como Juan Carlos Carracedo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, brinda una imagen más precisa de la dinámica y composición interna de la Tierra, con implicaciones cruciales para la gestión de riesgos volcánicos.
Hasta ahora, se creía que la acción volcánica se desarrollaba principalmente en la corteza, pero estos nuevos hallazgos apuntan a que el magma proviene directamente del manto terrestre, acelerado por la liberación de dióxido de carbono.
"Este descubrimiento cambia por completo la forma en que comprendemos estas erupciones", afirma Esteban Gazel, profesor en el Departamento de Ciencias de la Tierra y la Atmósfera de Cornell Engineering. La investigación sugiere que el dióxido de carbono, en lugar del agua, es el impulsor principal de estas erupciones.
Hasta ahora, se creía que la acción volcánica se desarrollaba principalmente en la corteza, pero estos nuevos hallazgos apuntan a que el magma proviene directamente del manto terrestre, acelerado por la liberación de dióxido de carbono.
El equipo desarrolló herramientas de alta precisión, como un densímetro de dióxido de carbono y espectroscopia Raman, para analizar burbujas microscópicas de dióxido de carbono en muestras volcánicas. Estas técnicas permiten estimar el almacenamiento de magma casi en tiempo real y se probaron durante la erupción de 2021 en Las Palmas.
Los científicos examinaron depósitos volcánicos del volcán Fogo en Cabo Verde y encontraron que el dióxido de carbono estaba atrapado en inclusiones de fundido dentro de cristales de silicato. Este descubrimiento sugiere que el magma se almacena en el manto terrestre, a decenas de kilómetros bajo la superficie.
Este nuevo enfoque, que desafía las nociones previas sobre la influencia del agua en las erupciones volcánicas, podría tener importantes implicaciones para la gestión de riesgos y la preparación ante futuras erupciones. Gazel destaca que comprender mejor dónde y cómo ocurren estas erupciones es crucial para desarrollar estrategias efectivas de prevención y respuesta.
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