Este texto interesa mostrar cómo la ciencia química se convierte en una herramienta auxiliar de la historia para comprobar la falsedad o veracidad de los hechos históricos.
Por Humberto Contreras Vidal
Conforme al diccionario de la lengua española, historia es la “narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados”. Asimismo, la química es definida como la “ciencia que estudia la estructura, propiedades y transformaciones de los cuerpos a partir de su composición”.
Desde siempre la historia ha sido escrita y divulgada por las personas que tienen el poder económico, político y militar. Es común escuchar que la historia la escriben los que ganan la guerra. Por tanto, es difícil saber si la historia que nos han contado sobre nosotros mismos se corresponde con los hechos que realmente ocurrieron.
Hay quienes dicen que la historia de todos los pueblos latinoamericanos debe ser escrita nuevamente. Quizás, habría que iniciar sustituyendo el encuentro de dos culturas por el sometimiento y exterminio de los nativos encontrados. Sin embargo, en este texto interesa mostrar cómo la ciencia química se convierte en una herramienta auxiliar de la historia para comprobar la falsedad o veracidad de los hechos históricos.
Supongamos que a algún historiador se le ocurre la idea de que a Cristóbal Colón lo envenenaron con arsénico (As), una sustancia química muy venenosa. Este supuesto hecho histórico implica que se resuelva un primer problema ¿Dónde están enterrados los restos de Cristóbal Colón?
Los historiadores han hecho uso de la composición química de algunos objetos de cerámica para determinar su origen, la forma en que lo fabricaban y utilizaban; y también, la pertenencia de ese objeto a una época.
Es posible que los restos de Cristóbal Colón estén en Génova, Italia donde nació. O en la Catedral de Sevilla, España. También se dice que están en Cuba. O mejor, nos conviene aceptar por razones turísticas que los restos de Cristóbal Colón reposan en el Faro A Colón construido en la República Dominicana.
Si aceptamos como verdaderos el supuesto envenenamiento de Colón con arsénico y que sus restos están en uno de los cuatro países mencionados. Bastaría con realizar un análisis químico a las cenizas de los restos en cada país. Aquellos restos que resulten contaminados con arsénico tendrán mayor probabilidad de ser los restos verdaderos de Cristóbal Colón. Así, con análisis químicos se puede demostrar la veracidad de algunos hechos históricos que pueden ser rastreados con materiales.
Una de las técnicas analíticas más utilizada para auxiliar a la historia, es la que permite determinar la edad de los materiales orgánicos, la famosa prueba del carbono 14.
Los historiadores han hecho uso de la composición química de algunos objetos de cerámica para determinar su origen, la forma en que lo fabricaban y utilizaban; y también, la pertenencia de ese objeto a una época. Asimismo, hay que destacar que una de las técnicas analíticas más utilizada para auxiliar a la historia, es la que permite determinar la edad de los materiales orgánicos, la famosa prueba del carbono 14.
Como se ha podido observar la química es una ciencia que sirve como soporte auxiliar para demostrar que los hechos históricos plasmados en los libros han sido o no han sido reales.
La composición química de algunos materiales, el tamaño y la forma en que están unidos grandes bloques sugieren la existencia de técnicas de construcción que no son entendidas por la inteligencia humana actual. Por eso, algunos historiadores y científicos sociales en general, se ven en la obligación de acudir a especulaciones que escapan a este planeta. La química estudia los materiales de este planeta y de todo el universo conocido. Lo que ocurre en el cosmos también influye en la historia de los seres humanos.
¡Qué emocionante es vivir con la conciencia que te dan los conocimientos básicos de la Química!
El autor es doctor en ciencias químicas, residente en Santiago de los Caballeros. [email protected]