No se debe ignorar la creciente influencia china y rusa en el continente negro.
Los politólogos de la actualidad se han dejado seducir por la numerología o tendencia a ver politología en general y politología electoral en particular, solo en los sondeos o encuestas. Es decir, a despecho de, por ejemplo, la opinión contraria de Aristóteles, hoy en día existe una tendencia cuasi natural, a evaluar la acción política, la actividad política en general y la electoral en particular, en función de números de sondeos y de encuestas. Dicho de otro modo, las ideas políticas han sido sacadas del debate público y reemplazadas por la numerología. Un sector importante de la ciencia política estadounidense, a lo largo de todo el siglo XX, logró tal Azaña; luego en el actual siglo XXI, europeos y latinoamericanos, partiendo desde una perspectiva sociológica, han caído en el mismo trance.
De manera muy particular, esto es notorio en España, país donde los profesionales de la politología han visto siempre a América como la tierra de las oportunidades y, se han dado cuenta, además, de que la mayor rentabilidad en ciencia política, está en el asesoramiento de campañas electorales. Así, ante el poco tiempo que tienen para estudiar las especificidades de cada Estado nación de Latinoamerica, optan por basar sus asesorías en los resultados numéricos de sondeos y encuestas. Como existe cierto coloniaje intelectual, muchos politólogos de la región, han determinado seguir, a pie juntilla, la metodología trazada por los profesionales de la denominada “madre patria.”
Sin embargo, el asunto no es tan sencillo como parece, porque al mismo vienen anclados otros razonamientos sobre los cuales se debe reflexionar, por ejemplo, Europa y EEUU, ejercen una relación de dominio sobre el subcontinente Latinoamericano. De manera que no puede asumirse los dictados de ciertos “asesores” como posiciones neutras porque existe en ellos un fuerte componente que solo se explica en función de intereses creados al otro lado del Atlántico. Buen ejemplo de esto, lo estamos observando con lo que ocurre actualmente en África; este continente viene reflexionando sobre la muerte de Mohamed Kadhafi y, ha llegado a la conclusión de que Europa, por estar en alianza con Estados Unidos, ocasionó la caída del coronel libio perjudicándose y perjudicando a África. La conclusión es clara, los africanos ya no se fían de Europa, por tanto, las recetas políticas, ni las tesis políticas europeas son válidas allí. De ahí los golpes militares que vienen ocurriendo en cadena.
No se debe ignorar la creciente influencia china y rusa en el continente negro. Pero, queda claro que, ya no existe confianza en Europa porque el viejo continente roba los recursos naturales de África al tiempo que califica de indeseable la migración africana hacia Europa. Este doble rasero existe independientemente de lo que hagan rusos y chinos allí. Pero esta reflexión no se queda en el ámbito de los recursos, sino que, transversalmente, implica el rechazo a la adopción de ciertas recetas políticas donde la democracia pasa a ser una caricatura al servicio de Occidente. Teniendo por resultado el descredito de dicho modelo político. No se descarta tampoco la intromisión de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EEUU. Es decir, la doctrina injerencista de EEUU no respeta a sus aliados europeos.
En paralelo, la América viruta, observa lo mismo desde la perspectiva económica. Resulta que, solo son democráticos aquellos países que están al día con el pago de la deuda externa. Ese es el barómetro de medición, luego no importa la suerte de estos pueblos. Lo cual demuestra que filosofía política no es lo mismo que acción política. Así, en filosofía se dice una cosa, pero en la acción política otra. Me explico, desde la filosofía o mundo de las ideas se vende una teoría pero, esa misma teoría desde el punto de vista de la acción política es desmentida. Dicho de otro modo, la supuesta neutralidad conceptual de que habló Max Weber, es un mito porque la filosofía política ha de ser distinguida del pensamiento político, de la teoría política, de la teología política, como de la ciencia política. Esto es: la filosofía política busca estructura el mejor régimen político, por tanto es falso que sea una ciencia neutra; en cambio, el pensamiento político implica una diversidad conceptual de soluciones posibles de los problemas políticos; la teoría política busca encontrar la mejor propuesta dentro de la filosofía política que permita llegar al mejor régimen político. De su la do, la ciencia política se centra en la acción política a partir de la toma de partido por una filosofía política. De donde se deprende (nueva vez), la falsedad de la neutralidad sugerida por Weber pero que, en esencia, es un conservadurismo encubierto, una defensa del estatus quo inoperante cuando de cambio político se trata.
Debido a ello, tenemos a gobiernos de izquierda o supuestamente progresistas, que gobiernan como la derecha. A los cuales se les permite participar del saqueo de Latinoamerica, pero no se les permite servir a sus pueblos. Cuando intentan hacer lo último, son inmediatamente atacados por la máquina imperial europea en alianza con Estados Unidos. Así, el calentamiento global y la defensa por el medioambiente, solo son tales en la medida en que sirven de punta de lanza a intereses europeos o de EEUU. Desde el momento en que entran en conflicto con multinacionales del petróleo, del oro, de los diamantes, etc., el conflicto pasa a ser latente y la filosofía política se queda en simple teoría que nadie respeta porque los valores que le dan contenido solo operan cuando conviene a los intereses foráneos. Debido a este doble rasero es que la numerología pasa a ser el vehículo ideológico genial porque permite revivir las prácticas esotéricas de la antigüedad en la modernidad, en los términos en que lo entendió y practico Leo Strauss: como un mecanismo que conviene al estatus quo. Esto es: hay verdades que resultan convenientes y verdades que no resultan convenientes en función de los intereses en juego.
De modo que, mientras se esté contratando a politólogos del viejo continente tendremos estas disparidades, porque si el decir la verdad, desde Sócrates, es un problema en Occidente entonces estamos viviendo en la mentira y solo una filosofía política donde converjan ideas y acción puede traer el bienestar que busca el continente de la esperanza. Estos planteamientos, al ser acogidos sin critica, han permitido la desideologización de la política; la inutilidad de la política o, como se dice ahora, la inoperancia de los partidos políticos. Esto ha conducido a un conservadurismo que ha hecho retroceder a los partidos a su etapa primitiva de facciones sin ideas que, solo se guían por opiniones de sondeos y en cuestas que vienen incrustadas en números, reduciendo a la política a un juego de cartas de astrólogos y brujos que tratan de interpretarlas. DLH-3-9-2023