En sociedades como la nuestra ese segmento poblacional en ocasiones es determinante para elegir a las autoridades que deberán gobernar los destinos nacionales.
En cualquier esquina del territorio nacional se lo encuentra porque siempre se dejan sentir. Son los bolsones poblacionales que conforman aquellos núcleos sociales que culpan a otros de sus desgracias.
En estos momentos son buscados ansiosamente por la oposición y por el poder mediático amarillista que sobredimensiona los hechos para manipular y distorsionar.
¿Qué ha hecho usted por su vida, por superar los obstáculos que impactan el presente y futuro de su desgraciada vida?
Simplemente quejas, lloriqueos y muchas, muchas maldiciones que al final de cuentas enturbian aún más la nebulosa que rodea su estilo de vida.
En sociedades como la nuestra ese segmento poblacional en ocasiones es determinante para elegir a las autoridades que deberán gobernar los destinos nacionales.
Sus habituales quejas y denuncias contra las autoridades algunas veces se convierten en estandarte de consignas y propuestas de los candidatos opositores, al acecho de cualquier desliz para tratar de obtener ventajas electorales.
La democracia dominicana tiene un alto costo tanto por lo que implica pagar salarios al aparato burocrático civil y militar, así como también a los sectores que conforman la sociedad civil, entre ellos, asesores, ayudantes civiles entre otros.
La corrupción que caracterizó a gobiernos anteriores fue además otro componente de sacrificio para quienes pagan religiosamente sus contribuciones tributarias al fisco, ingresos esenciales para que el Estado pueda asumir sus respectivos y puntuales compromisos.
Casi siempre el tigueraje se beneficia exponencialmente de los programas sociales y ayudas que impulsan las autoridades sin tener que dar nada a cambio.
Y ahora, en las cercanías del proceso electoral con miras al 2024 se cotizan “muy caros”. Para ellos, cualquier tipo de ayuda y donación es útil porque nada tienen y todo lo consiguen gracias a un sistema clientelar.
Aquellos ciudadanos “indiferentes e irresponsables” que lanzan todo tipo de desperdicios a ríos y cañadas pagan ahora las consecuencias de brotes de dengue, leptospirosis y gripe.
¿Dónde están las juntas de vecinos?, efectivamente en años anteriores hacían una gran labor por la limpieza y organización de las zonas barriales.
Esas entidades eran el enlace directo entre la comunidad y las autoridades y tenían la potestad de organizar eventos, reuniones y campañas de limpieza en los barrios y comunidades.
La politización acabó con ellas a tal punto que actualmente es difícil encontrar un canal de intermediación entre las autoridades y sus representantes.
Si cada ciudadano pudiera velar por la limpieza de su sector la convivencia, armonía y tranquilidad reinará en esos lugares y se evitarían así infinidades de enfermedades y males sociales.
Oportuno sería que las empresas que promueven productos para la limpieza y que tienen un importante núcleo de consumidores reorienten sus mensajes publicitarios a crear conciencia ciudadana sobre el respeto a los espacios públicos velando por sus limpiezas.
¿Quién cuida la limpieza en mi sector?
Existe una falsa percepción de que los síndicos municipales son los únicos responsables de la higiene en cada comunidad.
Si cada ciudadano o ciudadana se involucra en preservar la limpieza en su sector la salubridad estaría garantizada. No hay que esperar que los síndicos lo hagan todo “porque para eso es que les pagamos”.
Lo extraño es que muchos dominicanos que tiran basuras a las vías públicas en cualquier rincón del país cuando viajan al exterior, especialmente a Estados Unidos no lo hacen. Allí, respetan, obedecen y cumplen con las disposiciones de las autoridades en cuanto al ornato.
Las organizaciones políticas que reciben cuantiosos recursos del erario deberían integrar a sus militantes a campañas de limpieza y reorganización ciudadana.
No deben esperar que el alcalde lo haga todo porque la limpieza es un deber ciudadano.
Los que más sufren de la insalubridad en los barrios son los propios ciudadanos por tanto deberían ser vanguardistas en los operativos de limpieza.
¿Por qué no barrer las calles y el frente de cada casa promoviendo operativos de higiene en los diferentes sectores?
Antes en ocasiones de las fiestas patronales los barrios de cada localidad eran higienizados involucrándose la propia comunidad. Hoy la indiferencia, desprecio y abandono es lo que predomina.
Nos hemos acostumbrado a convivir con el fango y los basureros por doquier como si se tratara de algo normal.
Dengue
Esta enfermedad se expande por diferentes sectores principalmente en el Gran Santo Domingo, cuyos centros hospitalarios pediátricos como el Robert Read Cabral han incrementado el internamiento de infantes, según las autoridades.
Hasta finales de agosto a nivel nacional se habían registrado 5,145 casos probables de dengue, representando un incremento de un 10% con relación al 2022.
Los especialistas de la salud advierten que la acumulación de aguas sucias en cañadas y ríos son factores de riesgos.
Si la comunidad no se integra activamente a limpiar cada sector barrial difícilmente habrá salud comunitaria en el país, cuya economía depende esencialmente del turismo.
Cada dominicano debe sentir amor por su país que al fin de cuentas es nuestra gran morada. No dejemos todo a las autoridades municipales porque también nosotros somos responsables de la acumulación de desperdicios esparcidos en los diferentes sectores.