Esta actividad humana impacta las temperaturas oceánicas y fenómenos climáticos contribuyendo además con las precipitaciones en la región del Sahel de África occidental
Un reciente estudio liderado por científicos de la Escuela Rosenstiel de Ciencias Marinas, Atmosféricas y Terrestres de la Universidad de Miami, ha descubierto que las emisiones de aerosoles provocadas por actividades humanas tienen un impacto significativo en las fluctuaciones de temperatura en el Océano Atlántico tropical.
Indica, además, que las emisiones afectan las precipitaciones en la región del Sahel de África occidental y la formación de huracanes en el Atlántico.
Los resultados de este estudio, publicado en la revista Nature, han revelado que tanto el aumento como la disminución de las temperaturas del Atlántico, los patrones de huracanes y las precipitaciones en el Sahel están estrechamente relacionados con las emisiones de aerosoles generadas por la actividad humana, informa Europa Press.
El autor principal del estudio, Chengfei He, destacó que "los nuevos resultados han permanecido ocultos entre el ruido de datos y solo han sido revelados mediante nuevas técnicas de simulación". Para llevar a cabo la investigación, se utilizó una técnica de simulación de gran conjunto que promedió más de 400 simulaciones de modelos climáticos de diferentes centros climáticos en todo el mundo.
Anteriormente, se creía que estos cambios climáticos en África Occidental y los huracanes en el Atlántico eran impulsados principalmente por ciclos naturales en el sistema climático. Sin embargo, este estudio muestra que los cambios climáticos forzados por emisiones de aerosoles causadas por el ser humano son los responsables de gran parte de estas variaciones.
Para llevar a cabo la investigación, se utilizó una técnica de simulación de gran conjunto que promedió más de 400 simulaciones de modelos climáticos de diferentes centros climáticos en todo el mundo.
La investigación también señala que la disminución de las emisiones de aerosoles después de la década de 1980 resultó en más huracanes en el Atlántico y mayores precipitaciones en el Sahel. Esto puso fin a la sequía y la escasez de alimentos en la región, que provocaron la pérdida de cientos de miles de vidas en la década de 1980.
A pesar de estos hallazgos, los científicos enfatizan que la actividad de la temporada de huracanes está influenciada por múltiples factores, y las tormentas pueden ocurrir incluso si la actividad general de una temporada es baja.
Además, advierten que debido al continuo declive de las emisiones de aerosoles causadas por el ser humano y al aumento de los gases de efecto invernadero, es poco probable que se regrese a un período de baja actividad de huracanes en el Atlántico en las próximas décadas.