Se ha levantado casi espontáneamente un sentimiento nacionalista en torno a la defensa de la soberanía nacional.
El vecino malcriado sigue desafiandonos y ya es hora de parar definitivamente los intentos de anarquistas haitianos de poner a prueba a la República Dominicana.
Por honor y seguridad nacional a esas bandas hay que hablarle con las fuerzas de los cañones porque no entienden otro lenguaje.
Ante el desafío que imponen las bandas y los incontrolables haitianos, lo que evidentemente, representa un serio desafío para la integridad de la República Dominicana, a nosotros no nos queda otra opción que mostrar valor, coherencia y firmeza en la defensa de nuestra soberanía.
De ahí, que la fuerza militar desplegada por instrucciones del presidente Luis Abinader en la zona fronteriza, haya recibido el respaldo de la mayoría de los dominicanos.
Es una medida que estipula la Constitución como resguardo a la territorialidad y soberanía nacional.
¡Llegaron los guardias!, esas imágenes de centenares de efectivos militares en los alrededores de la zona fronteriza para resguardar y hacer efectivo el cierre total de la frontera dispuesto por el mandatario, por la persistente acción de grupos anarquistas haitianos de construir un canal para desviar las aguas del río Dajabón, transmite seguridad y sosiego del lado dominicano.
El despliegue de fuerza militar por aire, mar y tierra en todo el litoral fronterizo ha sido impresionante y manda una clara señal de que las autoridades dominicanas están dispuestas a hacerse respetar y a adoptar el dispositivo necesario para resguardar nuestro territorio.
El ejército nacional está desplegado en todo el litoral fronterizo en un operativo conjunto a través del Ministerio de Defensa, que dirige el teniente general Carlos Luciano Diaz Morfa.
Nótese que miles de haitianos han optado por regresar a su país voluntariamente entendiendo que las autoridades dominicanas están decididas firmemente a enfrentar cualquier intento de violación a nuestro espacio soberano.
El liderazgo nacional entre políticos, empresarios, representantes de instituciones de la sociedad civil y comerciantes han apoyado las medidas dispuestas por las autoridades en todo el litoral fronterizo.
Se ha levantado casi espontáneamente un sentimiento nacionalista en torno a la defensa de la soberanía nacional y al resguardo de nuestra territorialidad. En los medios de comunicación, lugares públicos y en cualquier ángulo del país el tema obligado de conversación es el nuevo desafío ante Haití, uno de los territorios más singulares del universo.
La estrategia militar adoptado por el gobierno dominicano en la frontera además de correcta está funcionando porque ningún intruso de bandas criminales haitianas se ha atrevido a desafiar la autoridad nacional, y los moradores de Elías Piña, Dajabón, Montecristi, Jimaní y Pedernales ahora duermen tranquilos.
En Haití el drama humano y la miseria material y espiritual sobresalen, en medio del vudú y la hechicería que contrastan con el atraso, oscurantismo y la enajenación de esa sociedad.
¿Otro Dessalines?
Basta con revisar las tropelías del entonces autoproclamado emperador haitiano Jean-Jacques-Dessalines en su expedición de 1805 sobre la isla de Santo Domingo, administrada en ese momento por los franceses. El sanguinario Dessalines cortó el cuello a miles de franceses y españoles y causó destrozos en Moca y Santiago antes de su retirada hacia Haití.
La actitud temeraria haitiana hay que enfrentarla con energía y sin titubeo. Por eso, la presencia de miles de soldados sellando las puertas fronterizas del lado dominicano es táctica, oportuna y patriótica.
Del lado haitiano, prevalece la anarquía, el terror que imponen las bandas armadas y el descalabro político-institucional. No hay interlocutores válidos ante la fragilidad del primer ministro, Ariel Henry.
Paz garantizada
En su alocución del domingo en cadena nacional de radio, televisión y redes sociales previo a salir hacia Nueva York para participar en la Asamblea General de la ONU, el presidente Luis Abinader habló al país y afirmó que la seguridad en la frontera está garantizada.
Enfatizó que el despliegue militar es preventivo e indicó que “La situación en la frontera está controlada. La población puede estar tranquila, porque no existe ninguna amenaza para el desarrollo de sus actividades cotidianas en todo el país. La paz y la seguridad en la República Dominicana están garantizadas”.
Recordó que, en agosto de 2018, ciudadanos haitianos iniciaron la construcción unilateral de un sistema de riego, abastecido por las aguas del río Masacre, con el doble objetivo de irrigar grandes plantaciones y vender el agua a pequeños productores.
Abinader dijo que esa construcción inconsulta e ilegal del canal se aceleró a partir del mes de abril del 2021 y en mayo de ese mismo año, en una reunión de la Comisión Mixta Bilateral, el país exigió a través de la Cancillería la inmediata paralización de la construcción unilateral del canal.
Al respecto, puntualizó que las disposiciones adoptadas por el gobierno buscan garantizar la seguridad y el interés nacional, así como proteger los ríos, medio ambiente y producción agrícola de la República Dominicana, impedir que sequen nuestros ríos, que talen nuestros bosques o extingan nuestra fauna.
Comunidad Internacional
La voz del presidente volverá a recordar a la comunidad internacional cuando hable en la ONU de que “no hay solución dominicana al problema haitiano”.
Y al mismo tiempo, va a plantear que la solución a la crisis de Haití está en manos de los organismos internacionales.
Es de esperarse que la ONU adopte una posición firme con relación a Haití, que pasemos del discurso a los hechos desplegando allí una fuerza militar internacional que neutralice las bandas criminales y se retome el camino de la institucionalidad.
Ya es tiempo.
Artículo de Manuel Díaz Aponte