Investigadores de Stanford y UNAM advierten sobre las graves consecuencias para la humanidad
Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Stanford en Estados Unidos y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) arroja luz sobre la extinción masiva a nivel de género en animales vertebrados y sus posibles consecuencias para la sociedad humana.
Los resultados, publicados en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' y que recoge Europa Press, muestran una preocupante "mutilación del árbol de la vida" con implicaciones significativas.
Históricamente, especies como la paloma mensajera, el tigre de Tasmania y el Baiji, un delfín del río Yangtsé, han sido las caras más conocidas de la sexta extinción masiva, causada en gran medida por la actividad humana. Sin embargo, este nuevo análisis revela que la crisis es aún más profunda de lo que se pensaba. Estas especies no solo se han extinguido, sino que eran los últimos miembros de sus respectivos géneros.
Hasta ahora, la atención pública y científica se centraba en las extinciones de especies individuales. Sin embargo, el estudio dirigido por Gerardo Ceballos, del Instituto de Ecología de la UNAM, y Paul Ehrlich, de la Universidad de Stanford, indica que también se están perdiendo géneros enteros de animales vertebrados. Esto se denomina "mutilación del árbol de la vida".
Según Ceballos, esta situación tiene graves consecuencias a largo plazo para la evolución de la vida en la Tierra y puede causar un sufrimiento significativo a la humanidad en este siglo. Ehrlich añade que estamos perdiendo a nuestros únicos compañeros vivos conocidos en el universo.
Los investigadores evaluaron datos de conservación de especies de fuentes como la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y Birdlife International, examinando 5,400 géneros de animales vertebrados terrestres, que representan unas 34,600 especies. Descubrieron que desde el año 1500 d.C., se han extinguido 73 géneros de vertebrados terrestres, siendo las aves las más afectadas, con la pérdida de 44 géneros, seguidas por mamíferos, anfibios y reptiles.
Hasta ahora, la atención pública y científica se centraba en las extinciones de especies individuales, pero también se están perdiendo géneros enteros de animales vertebrados.
Lo más preocupante es que la tasa actual de extinción de géneros de vertebrados es 35 veces más rápida que la tasa histórica, lo que indica que, sin la influencia humana, la Tierra habría perdido solo dos géneros en ese mismo período de tiempo. En tan solo cinco siglos, la actividad humana ha acelerado la extinción de géneros, lo que los autores llaman una "aniquilación biológica".
Las extinciones de géneros son aún más impactantes que las de especies individuales, ya que otras especies del mismo género pueden desempeñar parte de su función en el ecosistema y conservar su potencial evolutivo. Sin embargo, cuando se extinguen géneros enteros, se crea un vacío en la biodiversidad que puede llevar millones de años en recuperarse a través del proceso evolutivo.
La pérdida de biodiversidad también puede tener consecuencias directas para la humanidad. Los investigadores citan el ejemplo de la enfermedad de Lyme, que se ha vuelto más prevalente debido a cambios en la población de ratones de patas blancas después de la extinción de palomas mensajeras y depredadores naturales.
Ante esta alarmante situación, Ceballos y Ehrlich hacen un llamado a una acción política, económica y social inmediata a gran escala para evitar nuevas extinciones y las consecuentes crisis sociales. Además, enfatizan la necesidad de aumentar la concienciación pública sobre esta crisis y su relación con la crisis climática, que se ha vuelto más evidente.
Los autores subrayan que el tamaño y el crecimiento de la población humana, el aumento en el consumo y la desigualdad son factores clave en esta problemática. Ignorar esta situación y continuar con las prácticas actuales podría resultar insostenible, advierten. Como concluye Ehrlich, es como sentarse en una rama y serrarla al mismo tiempo.