Esa fusión de intereses comunes tendrá como punto de partida la sensibilidad y la visión que cada grupo generacional haya adquirido en estos primeros 23 años.
Aunque ya han transcurrido dos décadas y tres años de la primera mitad del siglo XXI, en los restantes 27 años hay muchas acciones pendientes que los integrantes de la Generación Dual pueden, y deben desarrollar para garantizar un siglo diferente a cada uno de los anteriores. Esa estructura de desarrollo que podría establecer niveles de crecimiento a los habitantes más jóvenes del planeta, estará sujeta al nivel de comprensión e interrelación que ambos grupos humanos puedan diseñar e implementar.
Esa fusión de intereses comunes tendrá como punto de partida la sensibilidad y la visión que cada grupo generacional haya adquirido en estos primeros 23 años, y aquellas experiencias de vida que los próximos 27 años puedan darle. De lo que se trata en este tránsito hacia la consolidación de su estatus ante los grupos hegemónicos del poder mundial, es el de diseñar y establecer un profundo y tórrido sistema de ideas sobre la importancia que reviste para el futuro del planeta, nuclear un conjunto de seres humanos capaces de enfrentar con inteligencia y astucia, sobre todo, con mucha astucia, aquel puñado de hombres y mujeres que lo posee todo, que lo ha tenido todo desde el nacimiento del mundo mismo, y no pretende durante siglos y siglos, ceder a las grandes concentraciones poblacionales, ni un centímetro de su poder y riqueza. La clave de ese poder que lo ha resistido todo ante el mundo, ha sido la inteligencia y la astucia para convencer a quienes desean llegar a su estatus, que la mejor manera de hacerlo es asociándose a ellos. Al hacerlo, miembros sobresalientes de cada siglo perdieron, y sobre todo, aquellos que ahora forman la Generación Dual de uno y otro lado, podrían perder su propia idiosincrasia, y de hecho, total posibilidad de actuar de manera independiente o de manera conjunta, contra quienes durante siglos se han impuesto como sus dueños y señores. Al asumir una conducta cómplice y sumisa, tampoco podrían alzar su voz para motivar la formación y proyección de grupos disidentes ante el tejido hegemónico sólidamente establecido.
Claro, resulta justo dejar sobreentendido que las posibilidades de formar alianzas estratégicas entre grupos que concluyen e inician un siglo, era algo impensable hasta llegada la transición generacional entre los habitantes del siglo XX y el siglo XXI. Esa realidad es posible hoy porque el nivel de información y comunicación es mundial, instantáneo y en cualquier idioma. A esa realidad trascendental se agrega el hecho de que los medios de producción han cambiado diametralmente. En estos tiempos cualquier ser humano con menos de cuarenta años posee niveles extraordinarios de riquezas, cuyo origen procede de actividades creativas, científicas, técnicas y atléticas que no eran valoradas en la dimensión en qué hoy cobran sentido.
La obtención de esos recursos no se fundamenta como en tiempos pretéritos, en la cantidad de tierra productiva que poseía una persona o familia, ni en los rubros agrícolas que ésta podían producir durante el año. Las riquezas de muchos jóvenes empresarios de hoy no viene dada por la cantidad de cabezas de ganado en su hacienda, ni por la cantidad de tiendas minoristas o mayoritasque posea en el mundo. La Generación Dual correspondiente al siglo XXI aprendió a obtener beneficios económicos de esfuerzos creativos, intelectuales, técnicos y físicos, entre los que destacan eventos artísticos, deportivos, inversiones estratégicas en las bolsas de valores, en infraestructuras tecnológicas, y de manera muy especial, emprendiendo ideas en áreas que jamás se imaginó la Generación Dual del siglo XX, podrían funcionar y dejar grandes beneficios a sus gestores fundamentales. Muchos de esos emprendimientos los ha iniciado la Generación Dual del siglo XXI, tomando como modelo exitosos negocios que muchos habitantes del siglo pasado implementaron ante las adversidades económicas y laborales de la vida. Muchas de esas estructuras de mercado existían en naciones de alto desarrollo económico pero eran desconocidas por millones de habitantes decididos de naciones subdesarrolladas o en vías de desarrollo.
Esos emprendedores del siglo pasado y sus emprendimientos han sido dados a conocer al mundo en estos tiempos, a partir del advertimiento provocado por las nuevas tecnologías de información y comunicación en cada uno de nuestros países. Las historias exitosasde esos esforzados pioneros de la primera y segunda mitad del siglo XX ha inspirado a una parte significativa de hombres y mujeres del presente siglo, para que asuman sus propios retos, salgan a camino y creen su particular espacio de vida. Ni hablar de la gran acumulación de capital que han alcanzado.
Los habitantes aún con vida de la segunda mitad del siglo anterior deben impulsar ese esquema laboral cada vez más de manera independiente, de forma que la nueva generación de habitantes del planeta no se someta como los demás grupos humanos del pasado, a un estilo de vida previamente concebido por quienes desde su creación, han dirigido el universo.
La independencia financiera de la Generación Dual es vital para garantizar sus planes y proyectos, o lo que es lo mismo, sus metas y objetivos de vida en total plenitud de decisión.
Los dos grupos generacionales que han integrado la Generación Dual, cuya fusión corresponde a los siglos XX y XXI, deben trabajar bajo un estricto esquema de estabilidad y desarrollo a partir de su solidez monetaria. Alcanzada la meta económica, ambos grupos podrán llevar a cabo la más extraordinaria transformación social que jamás haya vivido el universo.
Ese paso debe darse de manera sostenida en los próximos 27 años que restan para completar los primeros cincuenta años del presente siglo. La primera de esa tarea no debe ser óbice para que ambos integrantes de la Generación Dual, en cada lugar del universo, trabaje pacientemente y de forma organizada para provocar un cambio trascendente en lo que hasta el momento ha sido nuestra forma de vida.
Hasta el momento, una parte significativa de la Generación Dual ha asumido con amplia voluntad la necesidad de abrazar una profesión que le provea recursos económicos para ellos y sus familiares. Ese segmento, constituido en su gran mayoría por jóvenes que iniciaron su ciclo de vida en la última década del siglo XX, recibieron como legado familiar de los integrantes de la generación de la segunda mitad de ese siglo, el derecho y acceso fluido a sus estudios básicos, técnicos y universitarios. Esa conquista debió pelearla en las calles y en múltiples organizaciones y mecanismos de decisión política durante toda su vida, el grupo de hombres y mujeres que en estos momentos finaliza su ciclo de vida ante el mundo, la Generación Dual del siglo pasado, nacida a partir de 1950.
En esencia, la Generación Dual de éste siglo en desarrollo, aquella que a lo sumo ronda o alcanza los 35 o 40 años, está preparada para asumir de manera individual los retos que a nivel global se avecinan para cambiar la manera vertical de la vida que por siglos les han impuesto.
Llegada la década del 2040 habría que ver y evaluar qué tan dispuesta está la Generación Dual del siglo XXI para actuar de manera colectiva en interés de concitar transformaciones extraordinarias en el estilo de vida que las élites mundiales han decidido siglos atrás para ellos y las generaciones siguientes.
En este punto del camino, considero prudente plantearnos ciertas inquietudes. Veamos:
1. ¿Quién, cómo y de dónde llegará esa idea, ese concepto global que hará reflexionar y actuar ese conjunto de seres humanos ante un objetivo común?
2. ¿Serán gerentes corporativos y no líderes políticos partidistas los que dirigirán las naciones grandes y pequeñas?
3. ¿Impondrán los diseñadores y propietarios de los actuales y futuros conceptos de las nuevas tecnologías de información y comunicación y las plataformas multimedia, la dinámica de la existencia humana en toda su extensión?
Son muchas conjeturas para una dispersa población joven de apenas unos cuarenta años. Independientemente de su juventud, posee altas calificaciones curriculares y extraordinarias de la vida misma como para asumir la conducción de un mundo multipolar, donde su voz cuente de manera decidida y contundente dentro de las élites globalistas.
Sin duda alguna, llegada la década del 2040, el último reducto humano del siglo XX tendrá la oportunidad de comprobar si los integrantes de la generación más joven han comprendido las complejidades de la existencia humana, y si con inteligencia y astucia, sobre todo con alta dosis de astucia, han decidido asumir la extraordinaria transformación de vida que no ha tenido la población mundial en más de cinco siglos de existencia.